Julio César por Nicolás Coustou - Museo del Louvre (Paris) |
Julio Cesar es sin duda uno de los grandes talentos militares de la historia universal, a la altura de Alejandro Magno o Napoleón, pero sus conquistas no se limitaban solo a territorios, resultando un amante siempre ávido de nuevas parejas, ya fueran hombres o mujeres, de las que bien pudiera haber dicho, parafraseandose a sí mismo aquello de: "Llegué, la/lo ví y venci" dado el interés y determinación que mostraba para conseguir llevar a su lecho a quien le entraba por el ojo.
Se cuenta que cuando Julio César contaba con tan solo 20 años de edad, fue enviado como embajador a la corte de Nicomedes IV, el Rey de Bitinia, con quien se rumoreó insistentemente que había mantenido relaciones. Tanto es así que César fue conocido durante largo tiempo como "La reina de Bitinia" o "El establo de Nicomedes". Las críticas le llegaban a diestro y a siniestro y un día que en el Senado defendió a la hija de Nicomedes y recordó los favores que se le debían a este rey como aliado de Roma, Cicerón le dijo:
"Omite, te lo suplico, todo eso, porque demasiado sabido es lo que has recibido y lo que has dado"
Ni siquiera sus propias legiones se privaban de ello y el día de su triunfo sobre las Galias, le cantaron entre otras cosas: "Cesar sometió a las Galias y Nicomedes a César. He aquí a César que triunfa porque sometió a las Galias y Nicomedes, que sometió a César, no triunfa"
Tambien es cierto que sus legiones sabían de sobra de la hipersexualidad de César y su pasión por las mujeres asi durante la celebración del mismo triunfo añadían:
"Ciudadanos, esconded a vuestras esposas, aquí traemos al adultero calvo"
Suetonio, el escritor de "La vida de los doce Césares", escribió de su evidente compulsión sexual:
"Tiénese por cierto que fue muy dado a la incontinencia y que no reparaba en gastos para conseguir tales placeres, habiendo corrompido a un considerable número de mujeres honradas"
Su bisexualidad era de dominio público y el mismo Suetonio añadiría:
"Tan desarregladas eran sus costumbres y tan infames sus aventuras que se le conoció como marido de todas las mujeres y mujer de todos los maridos"
No se comprende, con esta vida tan desordenada en el plano sexual, que fuera tan duro con su esposa Pompeya cuando se enteró de que un hombre llamado Publio Clodio Pulcro, enamorado de ella, se había colado disfrazado en su casa, en una fiesta que se hacia en honor de la Buena Diosa y en la que solo podían asistir mujeres. A pesar de estar seguro de que Pompeya no había tenido relación alguna con Clodio, que fue evidentemente al ser sorprendido fue apresado, juzgado y condenado por la doble acusación de engaño y sacrilegio, procedió a repudiarla -muy posiblemente por motivos de oportunidad política- pronunciando aquella famosa frase: "No basta que la mujer del César sea honrada; si no que también tiene que parecerlo"... evidentemente la cosa de las apariencias no iba con él mismo.
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