"¿Sabes que me hace más feliz que nada? Dame seis cuerdas y seré feliz"
Son palabras del grandioso B.B. King, uno de los pilares fundamentales del blues, estilo del que fue uno de sus fundadores y del que hasta ayer, con sus 89 años, era testigo de todo su devenir. Su verdadero nombre era Riley B. King y su apodo de B. B. King deriva de un apodo anterior: "The Street Blues Boy King".
El caso es que de todos son conocidas sus guitarras, todas llamadas Lucille, pero no la razón de tal fijación y fidelidad a tal nombre. Un posible amor???? Siempre hay sorpresas, con estas cosas... El nombre les viene de un incendio que hubo en un local del poblado de Twist (Arkansas) sobre 1949, donde tocaba en sus inicios. El fuego se produjo al prenderse unos bidones de queroseno con los que se acostumbraba a calentar estos garitos. Todo el mundo salió huyendo ante el fuego y B.B. King también, pero cuando se dió cuenta de que había olvidado su preciosa guitarra en el local, volvió a recuperarla jugándose el pellejo por ella. Dos personas murieron en ese incendio, que no fue moco de pavo y cuando supo que el incidente fue provocado por una muchachita llamada Lucille, y tuvo el tiempo de meditar sobre el peligro que habia corrido su vida, decidio darle el nombre de aquella chica, Lucille, a esa guitarra por la que se lo jugó todo y se lo mantendría a las que vendrían, para no olvidar que no hay que arriesgar la vida tan alegremente.
B. B. King solía decir: "Lo maravilloso de aprender es que nadie puede arrebatárnoslo", lo mismo que nos ocurre a todos los que le admiramos con su música, que seguirá por siempre con nosotros. Descanse en paz.