«Pánfilo de mi corazón, rabio también por echarte encima la vista y los brazos y el cuerpote todo. Te aplastaré. Después hablaremos tan dulcemente de literatura y de Academia y de tonterías. ¡Pero antes te morderé un carrillito!».
Son palabras que dedicaba Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdos en una de sus cartas. Es curioso observar como personas que un día se quisieron apasionadamente, con el tiempo pueden llegar a profesarse el odio más rotundo. Y es que Galdós y la Bazán tuvieron una pública relación amorosa de la que nos quedan numerosas cartas y testimonios, pero también es verdad que cuando se les agotó el amor hizo acto de presencia una solida enemistad. Buena muestra de ello es la anécdota que nos muestra a un Galdós ya mayor que mientras subía una escalera, se encuentra de manera inesperada con la escritora y al mostrarse este jadeante en su "escalada", Pardo Bazán que la bajaba, le dijo al cruzarse con él:
"Adiós, viejo chocho"
Son palabras que dedicaba Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdos en una de sus cartas. Es curioso observar como personas que un día se quisieron apasionadamente, con el tiempo pueden llegar a profesarse el odio más rotundo. Y es que Galdós y la Bazán tuvieron una pública relación amorosa de la que nos quedan numerosas cartas y testimonios, pero también es verdad que cuando se les agotó el amor hizo acto de presencia una solida enemistad. Buena muestra de ello es la anécdota que nos muestra a un Galdós ya mayor que mientras subía una escalera, se encuentra de manera inesperada con la escritora y al mostrarse este jadeante en su "escalada", Pardo Bazán que la bajaba, le dijo al cruzarse con él:
"Adiós, viejo chocho"
Ella misma se dio cuenta de que le había regalado munición de primera a Galdós, alguien que sin duda no desperdiciaría la andanada que le brindaba su antigua pareja en ese inesperado encuentro, y como era de esperar y a pesar de que apretó el paso mientras bajaba para intentar librarse de lo inevitable, no pudo evitar oír la replica:
-"Adiós, chocho viejo"