No son pocos los que mantienen que el mejor pianista del pasado siglo era el ruso Vladimir Horowitz, pero siempre hay alguien más, ese alguien bien podría ser el genial pianista polaco Arthur Rubinstein que era diametralmente opuesto en su forma de entender todo a Horowitz. Este último era una verdadera máquina tocando, era impensable que fallara una nota, le faltaban horas para practicar, era más bien depresivo y sus actuaciones perfectas pero sin alma; en cambio Rubinstein era vital, despreocupado, amante de la vida y sus placeres (Thomas Mann le calificó como "virtuoso feliz") y sus ejecuciones podían no ser tan exactas como las de Horowitz, pero estaban rebosantes de energía y de eso que llaman alma. Evidentemente la música que se ejecuta sin alma es menos música. El mismo Rubinstein decía:
"Hay algo que sale, que emana de mí. De mi emoción, no de mí, del sentimiento. Si le gusta puede llamarlo alma. No sé qué es el alma, pero es una palabra que se usa muchísimo sin saber lo que representa realmente. Este algo, déjeme llamarlo alma de momento si le parece bien. Proyecta algo que yo siento. Siento que está haciéndolo. De repente pone al público en mis manos. Hay un momento en que los siento a todos aquí. Puedo hacer cualquier cosa. Puedo retenerlos como una notita en el aire. Y no respirarán porque van a esperar a ver qué es lo que pasa después. Eso es un gran momento. No siempre sucede. Pero cuando sucede es un gran momento de nuestras vidas."
Otras frases suyas:
"Hacer música es como hacer el amor; el acto es siempre el mismo, pero en cada ocasión es diferente."
"En mi opinión, la mayoría de las personas tienen un concepto poco realista de la felicidad, pues invariablemente emplean la fatal conjunción condicional "si". Les oímos decir: Yo sería feliz si fuera rico; o si esa mujer me amara; o bien: si tuviera yo talento o si tuviera buena salud. A menudo, tales personas alcanzan su objetivo, pero entonces descubren otras circunstancias condicionales. Por mi parte, yo amo la vida, para bien o para mal, incondicionalmente."
"Por supuesto no hay una fórmula para el éxito excepto, tal vez, aceptar incondicionalmente la vida y todo lo que trae consigo".
"Soy un hombre feliz por tener una profesión que me permite viajar tanto. Y también puedo hablar de fortuna al decir que soy pianista. Un gran instrumento el piano, lo suficientemente grande para no poder llevárselo. En lugar de practicar puedo leer, comer, beber y dedicarme a otras actividades. ¿No soy un hombre afortunado?"
Sabía reírse de sí mismo, no cabe duda |
"No tenemos derecho a juzgar lo que no somos capaces de entender"
"Una mujer es como un puro: hay que encenderla a menudo."
"Un hombre no está alegre si antes no ha sentido el dolor."
"He descubierto que si amas la vida, ésta te amará a ti".
"Estaba en un hotel en Berlín en el que ya no podía pagar mi habitación. La mujer a la que amaba muchísimo estaba casada y me prometió divorciarse. No lo hizo y rompió conmigo. No me atrevía a hablarles de esto a mis padres. Estaba completamente aislado de ellos, nadie sabía dónde estaba. Intenté suicidarme y sigo estando vivo; vamos, que no funcionó. Intenté ahorcarme y me caí al suelo. Era infeliz y toqué un poco el piano y luego tenía mucha hambre. Cuando salía a la calle, había vuelto a nacer de alguna manera. Estaba renunciando a mi vida y luego la recuperé. Pero esa recuperación fue muy extraña. Me di cuenta de lo tonto que era antes, de que la vida no depende en absoluto de cosas como no pagar un hotel, o como que una mujer te deje o que la carrera se interrumpa. La vida es lo que te da. Está delante de ti."
Y ahora seguiré disfrutando de su interpretación de los nocturnos de su paisano Chopin, que es lo que me llevó a dedicarle esta entrada -quería compartir el placer-. A vosotros os dejo con esta interpretación suya de una de las Polonesas de Don Federico: