La serie televisiva «Hijos del Tercer Reich« («Unsere Mütter, unsere Väter», «Nuestras madres, nuestros padres» en su título original en alemán), llegó a las pequeñas pantallas de Alemania a mediados del pasado marzo de la mano del canal público de televisión ZDF. Esta serie, que está haciendo historia en Alemania, aborda el nazismo desde las vivencias personales de cinco amigos en distintas circunstancias aunque todos ellos profundamente marcados -y transformados- por la guerra y el nazismo. Se trata de una miniserie de tres capítulos (de más de una hora y media cada uno) que ha supuesto un importante punto de inflexión a nivel televisivo y se ha convertido en una de la mejores series europeas de los últimos años.
'Hijos del Tercer Reich' ('Unsere Mütter, unsere Väter') está situada en el Berlín de 1941 y sigue las trayectorias de los cinco entusiastas amigos partiendo de una noche de verano en la que se reúnen para despedirse antes de marcharse a sus respectivos destinos, con la promesa de volver a reencontrarse después de la guerra. Sin embargo, ignoran lo que ésta supondrá a nivel mundial y, sobre todo, a nivel personal. Un viaje en el que los principios, los valores humanos y la amistad se vuelven difusos hasta límites a los que ninguno esperaba llegar.
Debido a la dura historia moderna de Alemania, todavía fresca en la política, la memoria y la intelectualidad del país, cualquier intento de abordar aquella oscura fase desde una perspectiva que vaya más allá de la pura condena moral suele se recibida con críticas bien desiguales. Así ocurrió con la película «El hundimiento», en la que el actor Bruno Ganz encarnó brillantemente a Adolf Hitler en sus últimos días, antes de la caída de Berlín en manos de las tropas aliadas y soviéticas.
No pocos criticaron que el director del filme, Oliver Hirschbiegel, mostrase el lado humano de Hitler: el genocida aparecía en situaciones de lo más cotidianas e incluso podía mostrar ternura para con sus allegados. El estreno de «Hijos del Tercer Reich» provocó reacciones similares. No en vano, la serie presenta el nacionalsocialismo desde las perspectivas personales de cinco protagonistas (uno de ellos judío), lo que no deja de tener un componente humano similar al argumento de «El hundimiento».
Las críticas a la serie destacaron, por tanto, por su disparidad: Frank Schirrmachen, del diario conservador «Frankfurter Allgemeine Zeitung», escribió: «Pocas veces antes se había entendido tan bien el funcionamiento de la maquinaria adoctrinadora del nacionalsocialismo. Y nunca antes se había podido ver tan claramente que los enemigos de los nazis no tenían por qué ser precisamente amigos de sus víctimas». Schimmachen hace así referencia al antisemitismo mostrado por la miniserie entre, por ejemplo, los partisanos polacos que combatieron la invasión alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
El historiador Ullrich Herbert, por contra, criticó duramente la serie en un artículo publicado por el diario berlinés «Taz»: «La película es un fracaso, no sólo por su falta de precisión o porque disimule los crímenes del nacionalsocialismo. El problema es su perspectiva histórica, tanto general como individual». Para Herbert, la serie no es capaz de recrear la esencia de la generación de jóvenes que le tocó vivir la dictadura de Hitler: «Una generación fuertemente ideologizada y politizada que quería la victoria de la Alemania nacionalsocialista por considerarla lo correcto».