"Qué paz, qué paz celestial, era la suntuosidad y la untuosidad hechas carne, como un pájaro de un raro metal celeste o como un vino de plata fluyendo en una nave espacial. La ley de la gravedad ya no cuenta para nada, mientras escuchaba, vi imágenes maravillosas"
Esas eran las palabras de Alex, el controvertido personaje al que daba vida Malcolm McDowell en "La naranja mecánica" (Kubrick - 1971), mientras escuchaba en su cuarto la novena sinfonía de Beethoven, La audición de esa pieza era para el personaje un placer absoluto, pero cuando sus desmanes le llevan a tener que ser sometido al experimental "Tratamiento Ludovico" este logra hacerle dejar atrás su exacerbada violencia, de forma tan radical que ni tan siquiera es capaz de usarla para defenderse; por supuesto tampoco es capaz de tocar a una mujer desnuda, pero también le procura un indeseable efecto secundario para él, a raíz del tratamiento es incapaz de disfrutar de su sinfonía predilecta sin sentir arcadas.
"Me desperté... los dolores y las náuseas volvieron a mí como una fiera... entonces comprendí lo que pasaba, la música que sonaba abajo era la de mi viejo amigo Ludwig Van y su terrible Novena Sinfonía... de pronto videé lo que tenía que hacer, lo que quería de verdad hacer, evaporarme de una vez, largarme para siempre de este mundo cruel y sin piedad, un instante de dolor una vez y después el suelo para siempre por los siglos de los siglos"