"Comamos y bebamos que mañana moriremos".
"¿Quieres ser rico? Pues no te afanes por aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia."
"Retírate dentro de ti mismo, sobre todo cuando necesites compañía."
"Todo el mundo se va de la vida como si acabara de nacer".
"También en la moderación hay un término medio, y quien no da con él es víctima de un error parecido al de quien se excede por desenfreno".
"Una ira desmesurada enjendra la locura."
"Acostúmbrate a pensar que la muerte para nosotros no es nada, porque todo el bien y todo el mal residen en las sensaciones, y precisamente la muerte consiste en estar privado de sensación. Por tanto, la recta convicción de que la muerte no es nada para nosotros nos hace agradable la mortalidad de la vida; no porque le añada un tiempo indefinido, sino porque nos priva de un afán desmesurado de inmortalidad."
"Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla."
"El cuerpo, en lances de amor, es parte indispensable del alma."
"El futuro no es nuestro, pero tampoco puede decirse que no nos pertenezca del todo."
"El hombre es rico desde que se ha familiarizado con la escasez."
"El hombre que no sea virtuoso no puedes ser feliz."
"El más grande fruto de la justicia es la serenidad del alma."
"El que menos necesita del mañana es el que avanza con más gusto hacia él".
"El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo."
"El placer es el principio y el fin de una vida feliz."
"El sabio no se esforzará en dominar el arte de la retórica y no intervendrá en política ni querrá ser rey."
"Has de mirar con quién comes y bebes antes que lo que comes y bebes; porque comida sin amigo es comida de leones y lobos."
"Lo insaciable no es la panza, como el vulgo afirma, sino la falsa creencia de que la panza necesita hartura infinita".
"Llegará un momento en que creas que todo ha terminado. Ese será el principio."
"Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco."
"Nadie, al ver el mal, lo elige, sino que se deja engañar por él, como si fuera un bien respecto a un mal peor".
"Para muchos, haber ganado riquezas no fue acabamiento de sus miserias, sino cambio de unas miserias por otras."
"Quien un día se olvida de lo bien que lo ha pasado se ha hecho viejo ese mismo día".
"Así pues, la muerte no es real ni para los vivos ni para los muertos, ya que está lejos de los primeros y, cuando se acerca a los segundos, éstos han desaparecido ya."
"Así pues, practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo; uno, para que aún envejeciendo, pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el otro, para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al porvenir."
" ¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad, aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si es así, ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿No será que no está dispuesto a prevenirla ni tampoco puede hacerlo? Entonces, ¿para qué lo llamamos Dios?".
" ¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se preocupan de nosotros."
"El que exhorta al joven a una buena vida y al viejo a una buena muerte es un insensato, no sólo por las cosas agradables que la vida comporta, sino porque la meditación y el arte de vivir y de morir bien son una misma cosa. Y aún es peor quien dice: 'Bello es no haber nacido pero, puesto que nacimos, cruzar cuanto antes las puertas del Hades'."
"Es estúpido quien confiese temer la muerte no por el dolor que pueda causarle en el momento en que se presente, sino porque, pensando en ella, siente dolor: porque aquello cuya presencia no nos perturba, no es sensato que nos angustie durante su espera."
"La libertad y la anarquía, los mayores frutos de la autarquía".
"La muerte es una quimera, pues cuando yo estoy, ella no está; y cuando ella está, yo no."
"La necesidad esta dentro del mal, pero no hay causa, dianoética, alguna de vivir con necesidad."
"Las enfermedades duraderas proporcionan a la carne más placer que dolor."
"Límite de la grandeza de los placeres es la eliminación de todo dolor. Donde exista placer, por el tiempo que dure, no hay ni dolor ni pena ni la mezcla de ambos".
"No es verdaderamente impío el hombre que niega los dioses que la multitud venera, sino aquél que afirma de los dioses lo que la multitud cree de ellos".
"Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven."
"Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás."
"Si buscas la fama, más fama te darán mis cartas que todas esas cosas que festejas y por las cuales eres festejado."
Epicuro de Samos (aprox. 341 a. C. - 270 a. C.) fue un filósofo griego, fundador de la escuela que lleva su nombre (epicureísmo). Los aspectos más destacados de su doctrina son el hedonismo racional y el atomismo.
Defendió una doctrina basada en la búsqueda del placer, la cual debería ser dirigida por la prudencia. Se manifestó en contra del destino, de la necesidad y del recurrente sentido griego de fatalidad. La naturaleza, según Epicuro, está regida por el azar, entendido como ausencia de causalidad. Sólo así es posible la libertad, sin la cual el hedonismo no tiene motivo de ser. Criticó los mitos religiosos, los cuales, según él, no hacían sino amargar la vida de los hombres. El fin de la vida humana es procurar el placer y evadir el dolor, pero siempre de una manera racional, evitando los excesos, pues estos provocan un posterior sufrimiento. Los placeres del espíritu son superiores a los del cuerpo, y ambos deben satisfacerse con inteligencia, procurando llegar a un estado de bienestar corporal y espiritual al que llamaba ataraxia. Criticaba tanto el desenfreno como la renuncia a los placeres de la carne, arguyendo que debería buscarse un término medio, y que los goces carnales deberían satisfacerse siempre y cuando no conllevaran un dolor en el futuro. La filosofía epicureísta afirma que la filosofía debe ser un instrumento al servicio de la vida de los hombres, y que el conocimiento por sí mismo no tiene ninguna utilidad si no se emplea en la búsqueda de la felicidad.
Aunque la mayor parte de su obra se ha perdido, conocemos bien sus enseñanzas a través de la obra De rerum natura del poeta latino Lucrecio (un homenaje a Epicuro y una exposición amplia de sus ideas), así como a través de algunas cartas y fragmentos rescatados.