Sin duda uno de los directores más prolíficos en cuanto a anécdotas se refiere es Alfred Hitchcock. Se cuenta que la nombradísima escena de la ducha de Psicosis en la que Janet Leigh lanza uno de los gritos más famosos de la historia del cine, en dura competencia con el grito Wilhelm y con el de Tarzán, provocó tal impresión en una jovencita británica que no había manera de acercarla a una ducha, tal era el terror que esta le causaba a causa de la escenita. Al persistir el problema, su preocupado padre se dirigió al mismísimo Don Alfredo para pedirle una solución para este problema de higiene que la película había provocado en su hija. No sabemos si la solución pasaba por una determinada cantidad de dólares, pero no sería de extrañar. Hitchcock, al que en la foto inferior vemos en un momento del rodaje, dando instrucciones a Janet Leigh, no se lo pensó dos veces y ante la imposibilidad de que aquella chica siguiera tomando normalmente sus duchas diarias, le dijo: