sábado, 10 de febrero de 2018

Lavoisier o como perder la cabeza de forma científica



Jean-Paul Marat, ese señor que después de ser apuñalado por Charlotte de Corday se nos muestra, gracias a la maestría del gran Jacques-Louis David, tan bellamente muerto en su bañera y casi beatificado, era un personaje que también tenía sus sombras. No es de extrañar que un personaje como él, que afirmaba:  «Quinientas o seiscientas cabezas cortadas habrían asegurado tu descanso, libertad y felicidad. Una humanidad falsa ha sostenido tus brazos y ha suspendido tus soplos; debido a esto, millones de tus hermanos perderán sus vidas», fuera conocido como "La ira del pueblo". Y desgraciadamente parece que no solo le movía la justicia, si no que a veces también lo hacía el rencor. 

El gran científico Antoine-Laurent de Lavoisier, fue acusado directamente, junto a otros científicos, por el Señor Marat, parece que con cargos ciertamente ridículos (asuntos de recaudación de impuestos) y que difícilmente podían ocultar el rencor que Marat, científico también, guardaba hacia Lavoisier por haberle desaprobado una de sus invenciones, que además fue tachada como ridícula. No le costó mucho al Sr. Marat  que Lavoisier fuera condenado a la guillotina y a ser enterrado en una fosa común. De poco sirvió que se alegaran sus méritos científicos y los proyectos en los que se encontraba aun inmerso. Uno de sus jueces sentenció:

“La República no necesita ni científicos ni químicos, el curso de la justicia no puede ser detenido”

De forma que aproximadamente a las cinco de la tarde del jueves 8 de mayo de 1794 el bueno de Lavoisier fue ejecutado y decapitado. El matemático Lagrange, amigo de Lavoisier sentenció: 

“Un segundo bastó para separar su cabeza del cuerpo, pasarán siglos para que una cabeza como aquella vuelva a ser llevada sobre los hombros de un hombre de ciencias”

Para entender la infinita curiosidad de personas como Lavoisier por el avance del conocimiento es ciertamente ilustrativa la forma en la que Lavoisier se enfrentó a su muerte. Supongo que ante tanta actividad de la guillotina se hablaría mucho en el Paris de entonces de hasta cuanto tiempo después de ser cortada la cabeza de una persona esta mantenía la consciencia, por ello Lavoisier acordó con un amigo que tan pronto le fuera cortada cogiera su cabeza y le mirara fijamente a los ojos. Si el continuaba todavía con un hálito de vida en aquel cerebro separado de su cuerpo intentaría parpadearle todo el tiempo que pudiera para demostrárselo. Su amigo contaba que Lavoisier consiguió parpadear alrededor de 15 veces.

Hay cosas que no se pueden arreglar con un poquito de "loctite" y por supuesto, después vendrían los arrepentimientos y las esculturas, como la de la derecha, en el Hotel Ville de París. 

Se habla de otros casos en los que se intentó repetir el experimento de Lavoisier sin obtener resultados positivos. Sin embargo según el testimonio del médico francés Dr. Gabriel Beaurieux que recogió por escrito lo presenciado por él durante la decapitación de Henri Languille en Junio de 1905, si que sería posible aquellos parpadeos de Lavoisier, y según figura en los Archivos de Antropología criminal de aquel año contaba:  

"He aquí lo que pude apreciar inmediatamente después de la decapitación: los párpados y los labios del guillotinado se movieron en contracciones irregularmente rítmicas durante unos cinco o seis segundos… Yo esperé varios segundos más. Los movimientos espasmódicos cesaron. La cara se relajó, los párpados se cerraron a medias sobre los globos oculares, no dejando visible más que el blanco de la conjuntiva, exactamente como en los moribundos a los que tengo ocasión de ver todos los días en el ejercicio de nuestra profesión, o como en aquellos que acaban de morirse. Fue entonces cuando llamé con voz fuerte y aguda: “¡Languille!” Y vi que los párpados se alzaban lentamente, sin ninguna contracción espasmódica… Luego los ojos de Languille se fijaron en los míos con toda claridad y centrando las pupilas… Varios segundos después los párpados volvieron a cerrarse, de un forma lenta y tranquila, y la cabeza volvió a adquirir la misma apariencia que tenía antes de que la hubiese llamado. 
Y entonces le llamé de nuevo y, una vez más, sin ningún espasmo, despacio, levantó los párpados y unos ojos indiscutiblemente vivos quizá más penetrantes aún que la primera vez se fijaron en los míos. Luego los párpados volvieron a cerrarse, pero de un modo menos completo ya. Probé a realizar una tercera llamada; ya no hubo movimiento y los ojos adquirieron el tono vidrioso que tienen los muertos.Acabo de relataros con rigurosa exactitud lo que pude observar. Todo el proceso había durado de 25 a 30 segundos." La fotografía pertenece a la ficción de una película no identificada.

Estudios posteriores como el de la Universidad de Raboud en Nijmegen (Holanda) realizado con ratas indican que en su cerebro hay actividad cerebral hasta 17 segundos después de la decapitación y que estarían conscientes durante los primeros cuatro segundos. Un minuto más tarde, una onda eléctrica, lenta pero de gran tamaño, terminaba por enturbiaba sus mentes. Una onda que se conocía como "La ola de la muerte". Aún así las neuronas podrían llegar a ser reactivadas con el estímulo adecuado.

Fuentes: 
1.- Historia del Mundo sin los trozos aburridos - Fernando García Blazquez (Ariel)
2.- http://togiveinformation.blogspot.com.es/2011/11/el-cerebro-puede-vivir-cerca-de-un.html
3.- http://la-ciencibilidad.blogs.quo.es/2011/05/11/como-sabemos-si-una-decapitacion-duele/

Las imágenes han sido tomadas de las siguientes páginas:
01.- http://tonywarne.blogspot.com.es/2016/07/taking-deep-breath-and-dipping-my-toe.html
02.- https://www.pinterest.es/pin/305611524707304797/
03.- https://www.pinterest.es/pin/384494886914041098/
04.- http://la-ciencibilidad.blogs.quo.es/2011/05/11/como-sabemos-si-una-decapitacion-duele/