"... Mi gran placer sensual ha derivado siempre - aún hoy persiste esa jerarquía- de la felicidad de los ojos. Ni el orden melódico más exquisito, ni el aroma más raro, ni el contacto de la piel humana más dorada y suave, ni el vino, ni el beso, pueden procurarme el goce que los ojos me brindan. Tampoco, como para ciertas mentes superiores, el juego filosófico con cuanto implica de estímulo trascendente, suple para mí lo que los ojos me regalan. Ni siquiera el juego poético que tanto amo. Los ojos son para mí las compuertas por las cuales penetra en mi interior el río rumoroso y tornasolado del mundo".
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El texto es un fragmento del libro "Bomarzo", obra de Manuel Mújica Láinez, y no hemos podido resistir la tentación de acompañarlo de nuestra imagen de cabecera, en la que los ojos, ansiosos no pueden evitar ir repasando cada foto; un texto al fin, que igual que la fotografía, define la inacabable curiosidad de esta página por todo lo bello.