viernes, 27 de febrero de 2015

Hemingway y las palabras.--

Ernest Hemingway con su hijo Patrick


No es extraño que los hijos quieran parecerse a sus padres, máxime cuando estos tienen una personalidad arrolladora y son bendecidos por el éxito; precisamente fue eso lo que parece que le ocurrió a Patrick Hemingway (1928), el segundo hijo del escritor de "El viejo y el mar", que además de convertirse en un solvente cazador y regentar durante más de diez años un negocio de safaris en África, también intentó hacer sus pinitos como escritor. 

Cierto día entregó a su padre un escrito con la intención de que lo corrigiese y le aconsejase sobre el mismo. Ernest, solícito, se dedicó a la lectura del manuscrito de su hijo y cuando lo terminó solo había encontrado la necesidad de cambiar una sola palabra. Su hijo no se tomó la rectificación muy bien y reprochó a su padre el cambio achacándolo a una falta de atención por su parte a su trabajo: "¡Sólo me has cambiado una palabra!" le dijo un tanto ofuscado, a lo que el gran Ernest Hemingway le contestó: "¡Si, pero una sola palabra es más que suficiente para dar sentido a todo un texto!"