lunes, 23 de septiembre de 2013

Bob Dylan.- Joan Baez en concierto (notas de bolsillo) Fragmento



oh que débil necio mezquino y triste de mi parte
pensar que la belleza
estaba únicamente en lo feo y sucio
cuando es una varita mágica
que agita y atormenta mi mente
y que sabe que sólo ella puede sentir
y sabe que no tengo oportunidad
y me engaña haciéndome pensar cosas tales
como que mis manos son quienes comprenden
ja ja cómo debe reírse
de los lisiados como yo que intentan
dejar a un lado los sonidos de los ríos
y apartar la furia de las olas
ah pero no me engañarás nunca más
porque la brisa que percibí en el aliento de una muchachita
demostró ser tan real como el sexo o la femineidad
y tan profundo como los hondos abismos de la muerte
y tan fuerte como los más débiles vientos que soplan
y tan grande como el destino y la paternidad
y como tambores de gitanos
y gongs chinos
y campanas catedralicias
y tañidos de campanas
abarcó himnos de misterio
y el misterio es demasiado intrincado
y no puede ser entendido o resuelto
por manos y pies y yemas de los dedos
y no debe ser llamado por un hombre vergonzoso
por aquellos que buscan respuestas simples
en todos los libros menos en ellos mismos
sigue adelante ese relámpago ríete de mí
luce tus dientes
date palmadas en las rodillas
es tu broma estoy de acuerdo
incluso me acuso a mí mismo
pero es una lástima he tardado tanto

El Buscavidas (The Hustler, 1961)





"Tener talento no es suficiente, también es necesario tener carácter (...) Eddie, has nacido para perder. Claro, te emborrachaste, tenías el mejor pretexto del mundo para perder, no importa perder con una buena excusa. Pero ganar, resulta a veces como una carga, pesa mucho, es un fardo del que puedes deshacerte con una excusa, lo único que puedes hacer es compadecerte a ti mismo, es uno de los mejores deportes, sentir compasión de uno mismo, un deporte que gusta a todos, especialmente a los fracasados".

“Dime Bert, cómo puedo perder? Tenías razón, no es suficiente con tener talento, es necesario tener carácter también. Ahora sé que tengo carácter, lo encontré en un hotel en Louisville"

"El Gordo de Minnesota tiene más temperamento en un dedo que tú en todo tu cuerpo"

“Mira, será mejor que les digas a tus hombres que me maten, porque si me dejan con vida, reuniré los pedazos que queden de mi y por mi madre, juro que volveré aquí para matarte”

“No estoy borracha, soy coja”,

“Dos barcos que se cruzan en la noche han de invitarse a desayunar”

El Buscavidas, de Robert Rossen (1961)

Conde de Lautreamont.- Tu amigo el vampiro



Sí, os supero a todos en mi innata crueldad, que no estuvo en mi mano reprimir. ¿Es esta la razón por la que estáis todos postrados frente a mí? ¿O bien el estupor de verme, fenómeno inaudito, recorrer como horrible cometa el espacio ensangrentado?.

Una lluvia de sangre brota de mi cuerpo inmenso, semejante a una nube negra que empuje ante sí el huracán. No temáis nada, hijos míos. No quiero maldeciros. El mal que me habéis ocasionado es demasiado grande; demasiado grande el mal que yo os he ocasionado, para que sea intencional. Vosotros habéis recorrido vuestro camino y yo el mío, ambos semejantes, ambos perversos. Era natural encontrarnos, dada nuestra afinidad. El choque que ha seguido al encuentro nos ha resultado recíprocamente fatal”.

Al llegar a este punto, los hombres empezarán a levantar las cabezas, adquiriendo de nuevo valor, y, para ver quién esta hablando, alargarán el cuello igual que caracoles. De repente, su rostro alterado, descompuesto, se deformará en una mueca tan monstruoso que incluso los lobos quedarán aterrorizados. Todos a la vez, los hombres se enderezarán de golpe, como un muelle gigantesco. ¡Cuántas imprecaciones!¡Qué clamor de voces! Me han reconocido. Y he ahí que los animales terrestres se unen a los hombres y hacen oír sus extraños alborotos. Ningún odio divide ya a ambas razas. El odio de cada uno está dirigido contra el enemigo común: yo. El consentimiento universal les une. Vientos que me estáis transportando, levantadme todavía más alto: temo la perfidia. Sí, desaparezcamos, poco a poco de su vista... Adiós, viejo, y piensa en mí, si me has leído...; y tú, joven, no desesperes. En efecto, tienes en el vampiro a un amigo, aunque seas de otra opinión. Si además, tienes en cuenta el ácaro sarcopto que te pega la roña, ¡tendrás dos amigos!

Conde de Lautréamont (1846-1870)

Imagen: Nosferatu, de Herzog, con Klaus Kinski e Isabelle Adjani

Carta de Leopoldo María Panero a Mercedes Blanco




<<Querida Mercedes: quisiera que las palabras de esta carta sonaran con la misma tensa gravedad de una cantata de Bach, como dolor depurado, como la esencia del dolor. Vine dispuesto a cambiar el mundo, a cambiar al menos mi vida y por tanto mis relaciones con los otros: y ahora todo es mucho peor. Peor sí, peor -ofrezco un título: El peor sentido- y quisiera sólo tenderme a dormir sobre las ruinas de mí mismo. Comprendo sin embargo que ellos me miraran y no vieran nada, porque yo no estoy allí con ellos [...].

>>Te amo, y temo que tu recuerdo se equivoque y olvide. No sé si podré soportar tanto tiempo sin verte. Me decías que tenías miedo de que yo hablara a los petits rien de ti: poco se me ha escapado de un secreto que, aunque yo quisiera divulgarlo, sólo es decible entre nosotros dos.

>>Te amaré siempre, y mi amor no puede ser más absoluto, porque incluye en sí la muerte. Pensar en ti es ya tan doloroso como la misma muerte.

>>Para mí tampoco ¿sabes? el Otro existe: cómo podría curarte de ello, si esa era mi única enfermedad -Nietzsche dijo "la más sola de las soledades", y un esquizofrénico citado por Laing se refirió a ello afirmando is different to be alone than to be lonely. Pero al menos yo a ti -casi me ha costado la locura- te he conocido en la sombra, te he visto, he visto a mi hermana de pie en la sombra. Y si es verdad que estamos solos, podemos aún estarlo más, en un lugar que no existe y donde la soledad no asusta.




>>Pienso en la paz que no nos saben dar las lágrimas.

>>En aquella de la que ni siquiera la desesperación es capaz.

>>En sellar de una vez por todas nuestro secreto.

>>En ti, y en nada más.

>>Te ama en los límites de lo posible, hace tiempo sobrepasados




>>Leopoldo