Cada época ha tenido su canon de belleza, de modo que muy posiblemente no hubiese sido Marilyn Monroe el modelo que hubiese elegido Rubens para las excesivas protagonistas de sus cuadros.
De la misma época de Rubens fue Pierre de Brantôme (1540-1614) un historiador francés que entre otros títulos nos dejo su "Vida de las damas galantes", obra en la que nos detalló su canon particular de belleza, a través de treinta aspectos que una dama debía reunir para considerarse una mujer perfecta, o lo que es lo mismo una diosa de aquella época. Cito:
"Para que una mujer sea hermosa y perfecta debe tener treinta bellezas.
Tres cosas blancas: la piel, los dientes y las manos;
tres negras: los ojos, las cejas y las pestañas;
tres rojas: los labios, las mejillas y las uñas;
tres largas: el cuerpo, los cabellos y las manos;
tres cortas: los dientes, las orejas y los pies;
tres anchas: el pecho, la frente y el entrecejo;
tres estrechas: la boca, la cintura y los tobillos;
tres gruesas: el brazo, los muslos y las pantorrillas;
tres sutiles: los dedos, los cabellos y los labios;
y tres pequeñas: los pezones, la nariz y la cabeza"
Nada habla de la buena conversación, del intelecto, de la sonrisa, de la elegancia, de los modales, del buen gusto, del saber estar.... y otras tantas cualidades inmateriales que tan deseables y admiradas son en una bella mujer.
"Le chapeau de paille" - Rubens |