Hoy día puede ocurrir que lleguemos a ser esclavos del monitor de nuestro ordenador o incluso del monitor del gimnasio, pero en los tiempos del imperio romano la cosa era muy distinta; entonces se llamaba monitor al esclavo que acompañaba a su señor por la calle o a los actos públicos para recordarle los nombres de las personas con las que se iba encontrando y de las que en teoría debía recordar su filiación y puesto que ocupaba; también tenía como misión acompañar a los oradores al foro donde se encargaban de recordarle o presentarle documentos y objetos que habían de servirle para su exposición. En cierto modo este tipo de ayudante sigue existiendo en reuniones de determinado nivel, aunque desconozco si se le puede aplicar el nombre de monitor, resultándome más propio el de asesor.
El cuadro que acompaña el texto es obra del pintor holandés de Sir Lawrence Alma Tadema (1836-1912) y tiene por título "Entrada en un teatro romano" (1866) y bien podemos imaginar que uno de los personajes hace las veces de monitor.
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