domingo, 4 de noviembre de 2012
Ludwig van Beethoven.- Testamento de Heiligenstadt
"A mis hermanos Carl y Johann, para ser leído y cumplido después de mi muerte.
Oh, seres que me miran y me juzgan huraño, loco o misántropo, ¡cuan injustos han sido conmigo! ¡Ignoran la oculta razón de queme aparezca así!... ¡Hablen más alto, griten porque soy sordo! ¿Cómo me iba a ser posible ir revelando la debilidad de un sentido que debería ser en mí más perfecto que en los demás?, un sentido que en otro tiempo he poseído con la más grande perfección, con una perfección tal que indudablemente pocas personas de mi oficio han tenido nunca. ¡Oh,esto no puedo hacerlo!...qué gran humillación experimentaba cuando alguien estaba a mi lado oyendo desde lejos la flauta mientras yo,por el contrario, no podía oír nada…tales situaciones me llevaron al borde de la desesperación y faltó muy poco para que acabara con mi vida. Sólo la fuerza del arte me retuvo… Perdonen pues si me ven vivir separado cuando debería estar en compañía. Mi desdicha es doblemente dolorosa...Me está prohibido encontrar un descanso en la sociedad de los hombres, en las conversaciones delicadas, en los mutuos esparcimientos, solo, siempre solo. No puedo aventurarme en sociedad si no es impulsado por una necesidad imperiosa; soy presa de una angustia devoradora, de miedo de estar expuesto a que se den cuenta de mi estado. Hago votos porque tengan una vida feliz, más exenta de cuidados que la mía. Recomienden a sus hijos la virtud, porque sólo ella puede dar la felicidad que no da el dinero. Hablo por experiencia. Ella me ha sostenido a mí mismo en mi miseria, y a ella debo, tanto como a mi arte,no haber puesto fin a mi vida por el suicidio¡Adiós y ámense! Doy gracias a todos mis amigos… Deseo que los instrumentos puedan ser conservados en la casa de alguno, pero que esto no provoque entre ustedes ninguna discusión. Si no pueden ser útiles para algo mejor, véndanlos inmediatamente. ¡Cuán feliz seré si todavía puedo servirles desde la tumba! Si fuera así,con qué alegría volaría hacia la muerte. Pero si ésta llega antes de que haya tenido la ocasión de desarrollar todas mis facultades artísticas, a pesar de mi duro destino, llegará demasiado temprano para mí y desearía aplazarla. Mas aún así, estoy contento. ¿No va a librarme de un estado de sufrimiento sin término? Venga cuando viniere, yo voy valerosa-mente hacia ella. Adiós y no me olviden enteramente en la muerte; merezco que piensen en mí, porque a menudo he pensado en ustedes durante mi vida para hacerlos felices.
Ludwig van Beethoven, 6 de octubre de 1802 "
(del llamado Testamento de Heiligenstadt)
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