viernes, 12 de octubre de 2012

Carta de Luis II de Baviera a Richard Wagner




15 de mayo 1865

Estimado amigo,
veo claramente que sus sufrimientos están profundamente arraigados! Tú me dices, querido amigo, que has penetrado profundamente en los corazones de los hombres, y visto  la maldad y la corrupción que habitan en su interior. Sí, te creo, y puedo entender perfectamente  los momentos de repugnancia hacia la raza humana, pero siempre vamos a recordar (¿Lo haremos amado?) que hay gente noble y buena, pero muchos, para quienes es un verdadero placer vivir y trabajar. Y, sin embargo, usted dice que no sirven para este mundo! - Te ruego, no te desesperes, tu verdadero amigo te  evoca tener  coraje: "El amor nos ayuda a soportar y sufrir todas las cosas, el amor lleva por fin la corona del vencedor!" El amor reconoce, incluso en el más corrupto, el germen de bien, sólo él lo supera todo! - En vivo, cariño de mi alma. Recuerdo sus propias palabras para ti. Aprender a olvidar es una obra tan noble! - Vamos a tener cuidado  en ocultar las faltas de los demás, pues  era para todos los hombres en efecto, que el Salvador murió y sufrió. Y ahora, qué lástima que "Tristán" no se puede presentar hoy en día, lo hará tal vez mañana? ¿Hay alguna posibilidad?


Hasta la muerte, su fiel amigo,
Ludwig


(Y refiriéndose a Luis II, una carta de Richard Wagner a su amiga, Madame Eliza Wille)


04 de mayo 1864

Él, el rey, me ama, y con la sensación de profundidad y el brillo de un primer amor, percibe él y sabe todo sobre mí, y me comprende como mi propia alma. Él quiere que me quede con él para siempre. . . . Voy a ser libre y dueño de mí mismo, no su música-conductor - sólo mi propio ser y su amigo. RICHARD WAGNES A la señora Eliza WILLE
09 de septiembre 1864
Es cierto que tengo mi joven rey que realmente me adora. Usted no se puede formar una idea de nuestras relaciones. Recuerdo uno de los sueños de mi juventud. Una vez soñé que Shakespeare estaba vivo: que realmente vio y que yo hablaba con él. No puedo olvidar la impresión de que ese sueño me produjo. Entonces me habría gustado ver a Beethoven, a pesar de que ya estaba muerto. Algo de la parecido debe pasar en la mente de este hombre digno de ser amado por mí. Él dice que él no puede creer que él realmente me posee. Nadie puede leer sin asombro, sin encanto, las cartas que me escribe.

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