sábado, 13 de abril de 2013

Cartas de J.R.R. Tolkien a su hijo Christopher (fragmentos)



(1944-1945)
...He decidido mandarte otra carta aérea, no un airgraph, en la esperanza de poder animarte un poco más. [...] Te extraño mucho, y todo esto me es muy duro de soportar, por mí y por ti. El estúpido desperdicio de la guerra es tan enorme, no sólo material, sino también moral y espiritual, que desconcierta a quienes tienen que soportarlo. Y siempre lo hubo (a pesar de los poetas) y siempre lo habrá (a pesar de los propagandistas); por supuesto, no es que no fue, es y será necesario enfrentarlo en un mundo maligno. Pero tan corta es la memoria humana y tan efímeras son sus generaciones, que en sólo unos 30 años habrá poca o ninguna gente con la experiencia directa de ella, que es la única que llega realmente al corazón. La mano quemada es la que más enseña del fuego.
A veces me siento aterrado al pensar en la suma total de miseria humana que hay en este momento en el mundo entero: los millones separados los unos de los otros, estremecidos, prodigándose en días sin provecho... aparte de la tortura, el dolor, la muerte, la desgracia, la injusticia. Si la angustia fuera visible, casi la totalidad de este planeta anochecido estaría envuelto en una oscura nube de vapor, oculto de la mirada asombrada de los cielos.
Y las consecuencias de ella serán en lo fundamental malas, históricamente consideradas. Pero el plano histórico no es por supuesto el único. Todas las cosas y los hechos tienen un valor por sí mismos, aparte de sus «causas» y «efectos». Ningún hombre puede apreciar lo que está realmente acaeciendo sub specie aeternitatis.
Todo lo que sabemos, y en gran medida por experiencia directa, es que el mal se afana con amplio poder y perpetuo éxito... en vano: siempre preparando tan sólo el terreno para que el bien brote de él. Así es en general, y así es también en nuestras propias vidas ....
Pero aún hay alguna esperanza de que las cosas mejoren para nosotros, incluso en el plano temporal, por la clemencia de Dios. Y aunque necesitamos todo nuestro coraje y nuestras agallas (la vastedad del coraje y la resistencia humanos es estupenda, ¿no te parece?) y toda nuestra fe religiosa para enfrentar el mal que pueda acontecernos (como les acaece a otros si Dios lo quiere), aún podemos rezar y tener esperanzas. Yo lo hago.
Y tú fuiste para mí un don muy especial en un momento de dolor y sufrimiento mental; y tu amor, que floreció casi en el momento en que naciste, me fue predicho, casi como si las palabras hubieran sido pronunciadas, al punto que me siento consolado, aun cuando esto fuera por siempre así. Probablemente nos volveremos a encontrar bajo la mirada de Dios «en entereza y unidad» antes de no mucho, mi muy querido, y es seguro que tenemos un vínculo que perdurará más allá de esta vida, sometido, claro está, al misterio del libre albedrío, por el cual cualquiera de nosotros podría rechazar la «salvación». ¡En ese caso, Dios dispondría las cosas de manera diferente! ....
El jueves di dos conferencias y tuve algunas dificultades para llevar a cabo ciertos trámites en la ciudad, de modo que me sentí demasiado cansado como para asistir a la reunión de Lewis. Espero verlo mañana y leer algo más del «Anillo». Está creciendo y brotando otra vez (ayer trabajé el día entero en él, descuidando otras muchas tareas) y expandiéndose de modos inesperados. Hasta ahora en los nuevos capítulos Frodo y Sam han atravesado Sarn Gebir, han descendido del acantilado, y han encontrado y temporariamente domesticado a Gollum. Con su guía han cruzado las Ciénagas de los Muertos y los montones de escoria de Mordor; se han escondido fuera de las puertas principales y las han encontrado impenetrables, por lo que se pusieron a la busca de una entrada más secreta cerca de Minas Morghul (ex M. Ithil). Resultará ser la mortal Kirith Ungol, y Gollum actuará con engaño. Pero por el momento se encuentran en Ithilien (que, según parece, es una tierra adorable); ha habido allí un montón de molestias por un conejo guisado; y han sido capturados por los Gondorianos [...]
No nos importa en absoluto que te quejes; no tienes a nadie más con quien hacerlo y supongo que ello te alivia la tensión. Yo solía escribir del mismo modo o aun peor al pobre viejo Fr. Vincent Reade, lo recuerdo. La vida en el campamento militar no parece haber cambiado en absoluto, y lo que la hace tan exasperante es el hecho de que todos sus peores rasgos son innecesarios y consecuencia de la estupidez humana, la cual (como los «planificadores» se niegan a admitir) es siempre indefinidamente magnificada por la «organización». Pero la Inglaterra de 1917-1918 no estaba en buena situación, y es algo más intragable que en una tierra de relativa abundancia tengas que sufrir semejantes condiciones. Y a los que pagan impuestos les gustaría saber adónde van a parar todos los millones, si la crema de sus hijos son tratados de ese modo.
Sin embargo, dado como son los seres humanos, es inevitable; y el único remedio (a no ser la Conversión universal) sería no tener ya guerras, ni planificación, organización o regimentación.
El servicio al que perteneces, por supuesto, como lo percibe cualquiera que tenga alguna inteligencia, ojos y oídos, es muy malo, pues vive de la reputación de unos pocos hombres galantes, y tú probablemente te encuentras en uno de sus rincones en particular malos. Pero todas las Grandes Cosas planificadas en grande le dan esa sensación a la persona en el potro del tormento, aunque en general funcionan y cumplen su cometido. Un cometido en definitiva malo. Porque estamos intentando conquistar a Sauron con el Anillo. Y (según parece) lo lograremos. Pero el precio es, como lo sabrás, criar nuevos Saurons y lentamente ir convirtiendo a Hombres y Elfos en Orcos. Esto no quiere decir que en la vida real las cosas resulten tan claras como en una historia, y empezamos con un vasto número de Orcos de nuestro lado .... Bueno, ahí tienes: un hobbit entre Urukhai. Mantén el hobbitismo en el corazón, y piensa que ésa es la sensación que producen todas las historias cuando se está en ellas. ...
... fui a una reunión de los «Inklings» el jueves por la noche, y me trasladé con una iluminación casi de tiempos de paz hasta el Magdalen por primera vez en 5 años. Los dos Lewis estaban allí, y también C. Williams; y además de una agradable conversación como no había disfrutado durante meses, escuchamos el último capítulo del libro de Warnie, un artículo de CSL y un largo fragmento de su traducción de Virgilio. No inicié el camino de regreso a casa hasta medianoche, e hice parte del camino con C.W.; la conversación derivó a las dificultades de descubrir qué factores en común existían, si los había, en las ideas asociadas con "libertad", tal como la palabra se emplea en la actualidad. Yo no creo que las haya, pues la propaganda ha abusado tanto de la palabra que ha dejado de tener valor alguno para la razón y se ha convertido en una mera dosis emocional para generar calor. En el mejor de los casos, parecería implicar que los que lo dominan a uno deberían hablar (como lengua nativa) el mismo idioma; que es en última instancia a todo lo que se reducen las oscuras ideas acerca de la raza o la nación; o de clase, en lo que a Inglaterra se refiere ....
Las noticias de guerra occidentales, por supuesto, ocupan gran parte de nuestro pensamiento, pero tú sabes sobre la cuestión tanto como nosotros. Tiempos angustiosos, a pesar de un griterío más bien prematuro. [...]
No puedo advertir mucha diferencia entre nuestro tono popular y los celebrados «idiotas militares». Sabíamos que Hitler era un pillo vulgar e ignorante, además de tener otros defectos (o la fuente de ellos); pero parece haber muchos p. v. e i. que no hablan alemán que, si tuvieran la oportunidad, manifestarían la mayor parte de las otras características hitlerianas. Había un solemne artículo en el periódico local que abogaba seriamente por el sistemático exterminio de la entera nación alemana como única medida adecuada después de la victoria militar: pues ¡no son más que víboras de cascabel y no conocen la diferencia entre el bien y el mal! (¿Y el autor del artículo qué?) Los alemanes tienen igual derecho a declarar a los polacos y a los judíos alimañas exterminables y subhumanas como nosotros a los alemanes; en otras palabras, no tienen ninguno, no importa lo que hayan hecho.
Por supuesto, aún hay aquí una diferencia. El artículo tuvo respuesta, y la respuesta fue publicada. El Pillo Vulgar e Ignorante no es todavía un patrón dotado de poder; pero,en esta isla verde y placentera, está mucho más cerca de convertirse en uno de ellos que lo estuvo antes.
Y todo eso lo sabes. Sin embargo, no eres el único que necesita dejar escapar vapor o reventar a veces; y yo podría dejar escapar un vapor si abriera la válvula, comparada con el cual (como la Reina le dijo a Alicia) esto sería sólo aire perfumado.
No se puede luchar con el Enemigo con su propio Anillo, sin convertirse uno a su vez en Enemigo; pero desdichadamente la sabiduría de Gandalf parece haber desaparecido con él hace mucho en el Verdadero Oeste ....
... No me sería fácil expresarte la medida en que detesto el Tercer Servicio, que puede, no obstante, como en mi caso, combinarse con admiración, gratitud y sobre todo lástima por los jóvenes atrapados en él. Pero el verdadero villano es el avión de guerra. Y nada puede amainar la pena que me produce el hecho de que tú, mi muy querido, tengas alguna relación con él. Mis sentimientos son más o menos los que habría experimentado Frodo si hubiera descubierto que algunos Hobbits aprenden a cabalgar las aves de los Nazgúl «para la liberación de la Comarca».
Aunque en este caso, como no conozco nada sobre el imperialismo británico o americano en el Lejano Oriente que no me llene de dolor y repugnancia, me temo que no tengo el apoyo de un chispazo de patriotismo en lo que resta de esta guerra. Si fuera un hombre libre, no daría ni un penique para ella, figúrate si daría un hijo. Sólo puede beneficiar a América o a Rusia: probablemente a esta última. Pero al menos la guerra entre Rusia y América no estallará todavía por un año....
La noticia de hoy acerca de las «bombas Atómicas» es tan aterradora que uno queda aturdido. La completa locura de esos físicos lunáticos al consentir llevar a cabo trabajo semejante con fines belicistas: ¡planear con calma la destrucción del mundo! Semejantes explosivos en manos de los hombres, mientras su condición moral e intelectual declina, es poco más o menos tan seguro como dar armas de fuego a los internos de una cárcel diciendo que se espera que «eso asegure la paz». Pero algo bueno puede surgir de ello, supongo, si las evaluaciones críticas no resultan exageradas: el Japón tendrá que darse por vencido.
Bueno, estamos en manos de Dios. Pero él no mira con buenos ojos a los constructores de Babel.

Wittgenstein y el tren




Se conocen muchas anécdotas sobre  el filósofo Ludwig Wittgenstein. Según una de ellas, éste se encontraba en la estación de Cambridge esperando el tren con una colega. Mientras esperaban se enfrascaron en una discusión de tal manera que no se dieron cuenta de la salida del tren. Al ver que el tren comenzaba a alejarse Wittgenstein echó a correr en su persecución y su colega detrás de él. Wittgenstein consiguió subirse al tren pero no así su colega.

Al ver su cara de desconsuelo, un mozo que estaba en el andén le dijo:

- No se preocupe, dentro de diez minutos sale otro.

- Ud. no lo entiende- le contestó ella -él había venido a despedirme.-

Fragmento de "Cartas a un joven poeta" - Rainer María Rilke

 
 
RAINER MARÍA RILKE
CARTAS A UN JOVEN POETA (Fragmento)

"Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está u...sted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehuya, al principio, formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Pues se necesita una fuerza muy grande y muy madura para poder dar de sí algo propio ahí donde existe ya multitud de buenos y, en parte, brillantes legados. Por esto, líbrese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo.

Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. Y aun cuando usted se hallara en una cárcel, cuyas paredes no dejasen trascender hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no le quedaría todavía su infancia, esa riqueza preciosa y regia, ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo? Vuelva su atención hacia ella. Intente hacer resurgir las inmersas sensaciones de ese vasto pasado. Así verá cómo su personalidad se afirma, cómo se ensancha su soledad convirtiéndose en penumbrosa morada, mientras discurre muy lejos el estrépito de los demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este sumergirse en su propio mundo, brotan luego unos versos, entonces ya no se le ocurrirá preguntar a nadie si son buenos. Tampoco procurará que las revistas se interesen por sus trabajos. Pues verá en ellos su más preciada y natural riqueza: trozo y voz de su propia vida."

Fragmento de la carta escrita por Rilke el 17 de febrero de 1903 y dirigida al joven poeta Franz Xaver Kappus.

En la foto aparece Rilke retratado por un pintor desconocido por mi.
 
Esta entrada está tomada de la página del escritor José Manuel Pérez Padilla, que os recomiendo sin reservas que visitéis. Os dejo el enlace: http://www.facebook.com/PerezPadilla.Novelas?ref=ts&fref=ts