domingo, 4 de mayo de 2014

MAHMUD DARWISH: A mi madre






Añoro el pan de mi madre,

El café de mi madre,

Las caricias de mi madre...

Día a día,

La infancia crece en mí

Y deseo vivir porque

Si muero, sentiré

Vergüenza de las lágrimas de mi madre.



Si algún día regreso, tórname en

Adorno de tus pestañas,

Cubre mis huesos con hierba

Purificada con el agua bendita de tus tobillos

Y átame con un mechón de tu cabello

O con un hilo del borde de tu vestido...

Tal vez me convierta en un dios,

Sí, en un dios,

Si logro tocar el fondo de tu corazón.



Si regreso. Tórname en

Leña de tu fuego encendido

O en cuerda de tender en la azotea de tu casa

Porque no puedo sostenerme

Sin tu oración cotidiana.

He envejecido. Devuélveme las estrellas de la infancia

Para que pueda emprender

Con los pájaros pequeños

El camino de regreso

Al nido donde tú aguardas.





Traducido del árabe por: María Luisa Prieto



Imagen: Gustav Klimt.- Las tres edades de la mujer (Detalle)

Fragmento de "El desencantado" - Budd Schulberg



¿Cuál es la palabra adecuada para esa sonrisa falsa que se enseñan el uno a la otra?, se preguntó Halliday. (...) Casi toda su vida había podido ser grosero con la gente que le era indiferente; la obligación de ser educado con todo el mundo por si acaso, porque, quién sabía, tarde o temprano alguien podía serle útil, suponía una grave violación de la libertad, pensó Halliday. Solo los aristócratas y los vagabundos se permitían el lujo de ser groseros"

"El desencantado" (1950) es un sensacional libro del neoyorkino Budd Schulberg (1914-2009), famoso escritor norteamericano que creció en el mundillo del cine y en el que también hizo sus pinitos como guionista; suyos son los guiones de películas como "La ley del silencio", "Más dura será la caida" o "Un rostro entre la multitud".

En el libro se recoge con fina maestría una imagen muy real de los años dorados del cine y de las peripecias que vivió cuando le encargaron escribir un guión mano a mano con Francis Scott Fitzgerald, del que realiza un interesantísimo retrato de sus años de decadencia a través del personaje basado en él, Manley Halliday. 


La fotografía es obra del gran Arthur H. Fellig, más conocido como Weegee y tiene por título "La crítica" (1943)