viernes, 6 de marzo de 2015

Palabra de Cine: "El séptimo sello" (Ingmar Bergman - 1957)



Diálogo entre Antonius Block y La Muerte en el confesionario

— Quiero confesarme y no sé qué decir. Mi corazón está vacío. El vacío es como un espejo puesto delante de mi rostro. Me veo a mí mismo y, al contemplarlo, siento un profundo desprecio de mi ser. Por mi indiferencia hacia los hombres y las cosas me he alejado de la sociedad en que viví. Ahora habito un mundo de fantasmas. Prisionero de fantasías y ensueños.

— Y, a pesar de todo, no quieres morir.
— Sí, quiero.
— Entonces, ¿qué esperas?
— Deseo saber qué hay después.
— Buscas garantías.
— Llámalo como quieras. ¿Por qué la cruel imposibilidad de alcanzar a Dios con nuestros sentidos? ¿Por qué se nos esconde en una oscura nebulosa de promesas que no hemos oído y milagros que no hemos visto? Si desconfiamos una y otra vez de nosotros mismos, ¿Cómo vamos a fiarnos de los creyentes? ¿Qué va a ser de nosotros, los que queremos creer y no podemos? ¿Por qué no logro matar a Dios en mí? ¿Por qué sigue habitando en mi ser? ¿Por qué me acompaña humilde y sufrido, a pesar de mis maldiciones que pretenden eliminarlo de mi corazón? ¿Por qué sigue siendo a pesar de todo una realidad, que se burla de mí y de la que no me puedo liberar? ¿Me oyes?
— Te oigo.
— Yo quiero entender, no creer. No debemos afirmar lo que no se logra demostrar. Quiero que Dios me tienda su mano, vuelva su rostro hacia mi y me hable.
— Pero continúa en silencio.
— Clamo a él en las tinieblas y desde las tinieblas nadie contesta a mis clamores.
— Tal vez no haya nadie.
— Pero entonces la vida perdería su sentido. Nadie puede vivir mirando a la muerte y sabiendo que camina hacia la nada.
— La mayoría de los hombres no piensan en la muerte ni en la nada.
— Pero un día, llegan al borde de la vida y tienen que enfrentarse a las tinieblas.
— Sí. Y cuando llegan...
— Calla. Sé lo que vas a decir. Que el miedo nos hace crear una imagen salvadora. Y esa imagen es lo que llamamos Dios.
— Te estás preocupando.

Mejor en el vídeo donde se ve la escena completa:





Diálogo entre Jöns y Plog, el herrero

— ¡Vaya, lloriquea de nuevo!
— Tal vez la ame.
— ¿Tal vez la ames? Escucha idiota. Amor es otra palabra para lujuria; más lujuria, más lujuria, más mucha decepción, falsedad y artilugios.
— Pero de todas maneras duele.
— El amor es la más negra de todas las pestes. Si se muriera de amor, habría alegría. Pero casi siempre pasa.
— No, el mío no pasará.
— ¡Ah, sí! ¡El tuyo también! Sólo unos cuantos estúpidos mueren de amor. Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo, precisamente por su perfecta imperfección.
— Tienes suerte de tener una lengua tan fluida como para creer tus propias habladurías.
— ¿Quién dijo que las creía? Pero adoro dar buenos consejos. Pide uno, tendrás dos. Soy versado.


Bergman decía sobre el origen de la película: 

“La idea de El Séptimo Sello me vino contemplando los motivos de pinturas medievales: los juglares, la peste, los flagelantes, la muerte que juega ajedrez, las hogueras para quemar a las brujas y las Cruzadas.(...) Es un intento de poesía moderna, que traduce las experiencias vitales de un hombre moderno en una forma que trata muy libremente los hechos medievales.(...) En el Medievo los hombres vivían en el temor de la peste. Hoy viven en el temor de la bomba atómica. El Séptimo Sello es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única seguridad.”