AMANECE, QUE NO ES POCO (JOSÉ LUIS CUERDA, 1988)
Puede ser la primera gran intentona del cine español para lograr plasmar películas de humor absurdo como tal, pero con mucho más a su alrededor. La incesante inventiva de Cuerda a la hora de hacer chistes y comentarios jocosos de todas las índoles durante el film consiguen que la mezcla entre verdades como puños y realidad fuera de lo normal sea absolutamente atrayente y llena de hilaridad.
Uno tiene la sensación durante los primeros minutos de que se están burlando de él, que las cosas están puestas sin criterio, pero poco a poco, con la intencionalidad crítica desde la dirección, los sucesos y a las extrañas vivencias se van colocando en su lugar y aún logran mayor capacidad de risa. Otro capítulo son las interpretaciones, majestuosas, con un grupo de actores que se divierten y entienden a la perfección el tono de sus papeles dejando caer que se lo están pasando bomba en el rodaje.
En conjunto una joya rara de la filmografía española, recordada por todos, amada por muchos, y con un lugar en la esquina de las películas de casa, por u innegable capacidad de ser distinta, innovadora, divertida y muy especial. Un disfrute que arrasa con los corazones de los que se atreven a dejarse divertir por ella.
Antonio Resines y Luis Ciges son los principales protagonistas del film, en un elenco terrible de actores que todos hemos conocido en este país, José Sazatornill, Chus Lampreave, Manuel Alexandre, María Isbert, Miguel Rellán, Guillermo Montesinos, Gabino Diego y un largo etcétera.
Nominada en 1990 a tres premios Goya por mejor guión original, sonido y efectos especiales.
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