"Si dejo de escandalizar, dejo de existir"
Son palabras del pintor francés Gustave Courbert (1819-1877), el autor del intrigante cuadro que hoy nos acompaña y que muchos han utilizado alguna vez como avatar.
"El hombre desesperado" fue pintado entre 1843 y 1845 y es considerado un autorretrato del pintor. Supongo que al verlo, todos nos hemos preguntado qué será aquello que mira Courbert en ese mismo instante y que le produce tanto miedo como para hacerle llevar las manos a la cabeza y que sus ojos se muestren abiertos de par en par, sin poder dar crédito a lo que ven... seguramente nunca lo sepamos, pudiera ser que se estuviera mirando en un espejo y no le gustara el reflejo que veía o quizá se asuste de los propios espectadores del cuadro a quienes miraría horrorizado.
Aunque Courbert fue el fundador y máximo representante del realismo este cuadro todavía pertenece a su primera época, en la que aun estaba impregnado de los modos del romanticismo y dedicaba sus pinturas a paisajes de líneas suaves y a autorretratos, aunque a través de estos -era un provocador nato- se sirvió para llamar la atención sobre su persona y autopromocionarse, buscando imágenes impactantes como la que ilustra esta obra. Con el tiempo llevaría su pintura mucho más allá, a base de un naturalismo combativo como el que se observa en alguno de sus desnudos femeninos, en los que evita las formas nacaradas e irreales de la escultura neoclásica e incluso se atreve a mostrar el vello de la zona genital, algo normalmente prohibido en los desnudos académicos, máxime cuando se hace con la abundancia y de forma descaradamente provocativa en la que aparece en "El origen del mundo".
El cuadro es de pequeñas dimensiones, un óleo de 45x54 cm que pertenece a una colección privada.
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