viernes, 26 de octubre de 2012
Paul Ricoeur.- El tiempo relatado
“Se presentan ante nosotros dos perspectivas opuestas sobre el tiempo, entre las cuales buscamos mediaciones.
Por una parte, se impone la experiencia angustiosa de la brevedad de la vida, con la muerte en el horizonte. Ahora bien, esa experiencia elemental no es una experiencia muda. Los gemidos y las quejas se convierten en el lenguaje bajo el modo lírico de la lamentación, que moviliza todos los recursos de la composición poética. La lamentación se nutre de toda una sabiduría popular que expresa el paso del tiempo por medio de metáforas que ofrecen infinitas posibilidades de desarrollo filosófico.
Así decimos que el tiempo corre, huye, sugiriendo que su paso, en cierto modo furtivo, impide al presente permanecer para siempre. Decimos también que las experiencias que acabamos de vivir se hunden en el pasado y que en ese receptáculo ya no es posible modificarlas, aunque el recuerdo que de ellas tenemos y que las conserva esté amenazado de destrucción por el olvido [...]
A esta simbolización elemental de la experiencia del tiempo que transcurre en una existencia demasiado breve se opone la simbolización inversa de la inmensidad del tiempo cósmico, que infatigable vuelve en los grandes ciclos de los años, las estaciones y los días. De este tiempo decimos que lo envuelve todo y lo representamos simbólicamente como un gran receptáculo inmóvil: así decimos que nuestra existencia transcurre “en” el tiempo, indicando, por medio de esta metáfora espacial, la prelación del tiempo con respecto al pensamiento que aspira a circunscribir su sentido y, en consecuencia, abarcarlo.”
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