Ella tenía catorce abriles en canal
sobre la rodilla rebeca para disimular.
Aquel sabor a chocolatina, a piel, saliva y sudor
la carne de gallina me pone en el corazón.
En pantalla Dalila cortaba el pelo al cero a Sansón
y en la última fila del cine, con calcetines aprendimos tú y yo.
Juegos de manos, a la sombra de un cine de verano.
Juegos de manos, siempre daban una de romanos.
Era condición esencial organizar bien el modo
de entrar en la semi oscuridad blanca y negra del No-do.
Y mientras en el circo un león se merendaba a un cristiano
la nena se dejaba besar que no la pille su hermano.
Como siempre una canción como excusa para mostrar una imagen, de la que hoy no os puedo ofrecer el título, pero si que es obra de la fotógrafa de la agencia Magnum Wayne Miller - 1947.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.