Ava Gardner se había venido a España buscando zafarse un poco de la presión de Hollywood y desde que llegó, su entorno se convirtió en una fiesta; hubo quien dijo de ella y de su desenfrenado ritmo de vida que "era una vela ardiendo por los dos lados", rebosante de luz, pero sometida a un desgaste vertiginoso.
Se dice que en aquellos años en que se hospedaba en el Hotel Hilton de Madrid, en una de las tantos saraos que montó en su habitación, un ejecutivo americano que tenía su habitación contigua a la de la Gardner empezó a quejarse a recepción por el ruido de la fiesta que le impedía dormir. El encargado de la recepción ya sabía de las juergas de su distinguida cliente y que desde la dirección del Hotel se le daba carta blanca, así que inteligentemente se limitó a responderle:
"No voy a ser yo quien cambie las costumbres de Miss Gardner".
El ejecutivo se marchó directamente a la puerta de la habitación donde la Gardner tenía montado su tablao flamenco particular y empezó a aporrear la puerta al más puro estilo Sheldon, en grupitos de tres golpes. Dada la insistencia, Ava, como Penny, terminó por abrir la puerta, tras la cual se encontró al insomne ejecutivo con pijama y bata. Tenía fama Ava de dominar todos los insultos castellanos con una envidiable soltura, pero en vez de entrar en barrena con él, le dijo suavemente:
"¿What's up honey? "
A lo que el americano, sorprendido ante la brutal belleza y desparpajo de la Gardner empezó a tartamudear:
"Verá Miss Gardner.... es que yo he de levantarme pronto y con este ruido..."
Ava en un tono ciertamente seductor le contestó:
"Cuanto lo siento, honey, pero yo no puedo parar la fiesta, vea lo bien que se lo están pasando todos. Créame, lo mejor que puede hacer esta noche es unirse a nosotros. Ya que no va a dormir, por lo menos se divertirá"
Y por supuesto, fue listo, y aceptó la invitación. Según cuenta Perico Vidal, que es quien contaba esta anécdota, el americano no tardó en coger el ritmo, bailando sin parar en pijama, tras los buenos lingotazos que se pego. El día le pilló allí, aún de juerga.
Bebida y hombres son dos palabras que siempre sobresalen cuando se habla de Ava, temas sobre los que ella decía:
"Nunca fui uno de aquellos bebedores silenciosos, que beben día y noche sin parar. Me encantaban las fiestas y trasnochar. Cuando bebía, era sólo por el efecto. Con todas las copas que he tomado, no recuerdo haber disfrutado de ninguna. El único motivo por el que bebía era para superar mi timidez.. Si quieres que el matrimonio funcione, necesitas tener algo más en común. Me casé con tres hombres atractivos, de mucho talento, que sabían fascinar a las damas. Supongo que ellos podrían decir lo mismo de mí. Pero teniendo en cuenta que entre mis tres maridos han reunido una colección de veinte esposas, no creo todo fuera culpa mía, todo lo que saqué de mis matrimonios fueron dos años de psicoanálisis, pagados por Artie Shaw".
"No hay que buscar explicación a una aventura amorosa. En aquellos tiempos yo estaba constantemente cerca de algunas de las figuras más apuestas del cine y no me impresionaron lo más mínimo. No es que no adorase a los hombres, sí me gustaban. Admiraba su fuerza, sus cuerpos, sus risas, su vulnerabilidad, ¡y los adoraba en la cama!. Pero nunca fuí mujer de un solo hombre, tampoco quería una sarta de amantes., pero tenía que gustarme muy endiabladamente un hombre para que le dejase interrumpir mi sueño."
Os dejo un vídeo con escenas de sus películas:
Muy interesante, gracias
ResponderEliminar