viernes, 13 de septiembre de 2013
Gabriel García Márquez y Vargas Llosa.- dos amigos a puñetazos
Mucho se ha hablado acerca de la enemistad de los dos más grandes exponentes del boom literario latinoamericano. Generalmente se la asociaba a sus diferencias ideológicas políticamente hablando, a que la estrecha cercanía de García Márquez con el dictador cubano Fidel Castro era incompatible con el liberalismo de Vargas Llosa, y así un sinfín de elucubraciones.
Lo que todos sabían, era que los dos escritores habían sido íntimos amigos hace ya mucho tiempo y que había sido tan fuerte dicha amistad que incluso Vargas Llosa publicó a manera de tesis doctoral en España su "Historia de un deicidio", documento de casi 700 páginas donde cataloga a García Márquez como un dios que crea su universo propio, le da vida y lo maneja magistralmente a su antojo en su libro Cien años de soledad.
Esta amistad había empezado en 1966 cuando ambos escritores -ya con algún prestigio- habían intercambiado algunas cartas contemplando la idea de escribir una novela juntos acerca de la guerra que sus dos países mantuvieron en 1932. La cordial relación que había comenzado por cartas y telefónicamente durante largos meses (el uno en México y el otro en Barcelona) se afianzó cuando pudieron encontrarse por primera vez el 1 de agosto de 1967 en Caracas, pocas semanas después de la aparición de Cien años de soledad y con ocasión del Premio Rómulo Gallegos para Vargas Llosa.
Durante los nueve años siguientes compartieron Barcelona, viajaron, hablaron, comieron, apadrinaron a sus hijos (Mario fue el padrino de uno) y compartieron amigos comunes. Se apoyaron y se animaron, asistieron a las crisis suscitadas por la Revolución Cubana y fueron felices a tal punto que para García Márquez, el peruano era “el último caballero andante de la literatura”, y para Vargas Llosa, el colombiano era el “Amadís de América”.
Se deshacían en elogios mutuos.Bonita amistad
Pero inexplicablemente el 12 de febrero de 1976, Mario Vargas Llosa noqueó de un tremendo puñetazo a Gabriel García Márquez dentro de las instalaciones de un cine mexicano. Enseguida la prensa se hizo eco y buscaba explicaciones ante la brutal reacción de Vargas Llosa en contra de su "amigo del alma", pero ninguno de los dos ofreció explicaciones y el incidente -salvo la inicial publicidad- fue quedando en el olvido.
Pasaron más de 30 años y nadie entendió por qué de un momento a otro este par de escritores se convirtieron en enemigos. ¿Que podría haber motivado la ruptura de tan estrecha amistad?
Pues la respuesta a esa interrogante la dio hace unos tres años el fotógrafo personal de García Márquez, Rodrigo Moya, y es una historia bastante curiosa.
Era de noche y varios intelectuales se habían congregado en un cine de ciudad de México para asistir a la proyección de La odisea de los Andes, un filme que narra la aventura del grupo de uruguayos que pasó 72 días entre las nieves de la cordillera de los Andes y que practicó el canibalismo para sobrevivir, y cuyo guión había sido escrito por Mario Vargas Llosa.
Al terminar la película hubo un momento de distensión con bebidas y bocadillos. García Márquez, que estaba acompañado por su esposa, divisó de lejos al amigo Vargas Llosa. Se dirigió a abrazarlo. Alcanzó a decirle sonriendo: "Mario..." y recibió el tremendo puñetazo, un derechazo entre el ojo izquierdo y la nariz. Vargas Llosa le gritó "¡Cómo te atreves a venir a saludarme después de lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!"
Con una abundante hemorragia, entre los gritos y algunos sollozos de las damas presentes, sentado en el suelo, perplejo por lo que había ocurrido y no terminaba de entender, Gabo fue socorrido de inmediato.
Un escritor mexicano corrió a buscar un trozo de carne que le fue aplicado en el ojo golpeado al glorioso escritor colombiano para absorber la hinchazón. Mientras tanto, Vargas Llosa se retiró tras el incidente. Los dos ex amigos nunca más volvieron a hablarse.
Pero ¿cómo sabía tanto calles el fotógrafo? Pues Moya cuenta en su relato que Gabo y su mujer fueron a su domicilio a los dos días de la agresión, para que le tomase algunas fotos con el ojo morado con el fin de presentar una denuncia en contra del escritor peruano. Parece ser que esta denuncia no se concretó.
Sobre el incidente del puñetazo, el escritor colombiano Juan Gossaín también ha dado su versión:
Sucede que mientras vivían en Barcelona, Mario Vargas Llosa se voló para Estocolmo con una azafata sueca, por la que incluso abandonó su hogar. Ante esa situación, García Márquez, aconsejado por su propia esposa, habló con la de Vargas Llosa sugiriéndole que le pidiera el divorcio.
Y como suele suceder, después del pequeño affaire Mario volvió a su hogar y se reconcilió con su sufrida esposa, quien luego le contaría sobre la recomendación de su amigo Gabo, el que a su vez por entrometido quedó con un ojo morado.
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