lunes, 1 de julio de 2013

Virginia Woolf.- Flush



"Ni una sola de sus innumerables sensaciones se sometió nunca a la deformidad de las palabras."

"Es horrible figurarse cómo pueden los opresores de todas las clases manejar a su antojo a los débiles y tímidos, cuyos secretos han descubierto, tirándoles de las cuerdas del corazón."

"A Flush sólo le conmovía lo humano. Por lo visto, la belleza había de cristalizar – para que él la percibiese – en un polvillo verde o violeta que alguna jeringa sobrenatural le insuflase por los conductos nasales, y después, en vez de manifestar con palabras el efecto que le había producido, lo hacía en un éxtasis mudo. Lo que mistress Browning veía, él lo olía; ella escribía; él, en cambio, olfateaba."



"Los más grandes poetas del mundo no han olido más que rosas, por una parte, y estiércol por otra."


"Tenía ese matiz especial marrón oscuro que reluce al sol -como el oro-. Sus ojos eran unos ojos color avellana. Las largas orejas le enmarcaban la cabeza como una capota, sus piececitos estaban endoselados con mechones y la cola era ancha.”

“¿Qué es eso de uno mismo? ¿Lo que ve la gente? ¿Lo que uno es? Flush reflexionó también sobre esto, e incapaz de resolver el problema de la realidad, se estrecho más contra Mis Barret y la besó expresivamente. Aquello, por lo menos, sí era real”.

“…pudo deducir Flush, antes de terminar el verano, que no existe igualdad entre los perros: unos son de clase alta, y otros, de baja clase. ¿A cuál pertenecía él, pues? En cuanto llegó a casa, se examinó cuidadosamente en el espejo. ¡Gracias a Dios, era un perro de muy buena cuna! Su cabeza era de líneas suaves; sus ojos, prominentes pero no saltones, y sus patas, forradas de pelo largo y fino.”

“Flush no era un perro cualquiera: animoso y, al mismo tiempo, reflexivo; canino, sí, pero a la vez extremadamente sensible a las emociones humanas.”

“Conocía Florencia como jamás la conocó ningún ser humano, como no la conocieron ni Ruiskin ni George Eliot. La conocía como sólo la pueden conocer los mudos. Ni una sola palabra de sus innumerables sensaciones se sometió nunca a la deformidad de las palabras”.

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