Es conocida la meticulosidad con la que Robert de Niro prepara sus personajes y buena prueba de ello es que cuando se decidió a dar vida al vengativo Max Cady en "El cabo del miedo" (1991 - Martin Scorsese), tuvo la impresión que su dentadura no podía ser la que correspondería a una persona que había pasado años en la cárcel y le restaría credibilidad a su personaje lleno de torpes tatuajes carcelarios. Ni corto ni perezoso pagó 5.000 dólares a su dentista para que le estropeara su dentadura y la hiciera acorde a su personaje. Evidentemente tras el rodaje fue necesario pasar de nuevo por la consulta, aunque restaurar todo el destrozo le salió un poco más caro, esta vez la factura subió a 20.000 dólares.
La famosa escena en la que llama al "abogaaaadooo"
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