domingo, 21 de abril de 2013

Sémele y Dioniso




 "Dicho esto, se levanta de su trono y oculta por una dorada nube llega al umbral de Sémele; y no alejó la nube hasta que tomó la apariencia de una vieja. Se puso canas en las sienes, surcó de arrugas su piel, arrastró su encorvado cuerpo con tambaleantes pasos, puso también voz cascada, y era Béroe en persona, la nodriza epidaura de Sémele." (Ovidio, Metamorfosis)

Sémele recibía a Zeus secretamente en sus habitaciones. Recelosa Hera, esposa de Zeus, tomó forma de la vieja Béroe, nodriza de Sémele y acudió junto a ella. Intentó convencerla de que abandonara su relación con Zeus, pero al no conseguirlo decidió castigar a la atrevida amante de su esposo. Para ello empezó a decirle que su amante no era Zeus, sino un hombre corriente que se aprovechaba de su ingenuidad, que le pidiera alguna prueba de su divinidad.


Convencida por fin, Sémele pidió a Zeus que le demostrara su poder, y éste, encantado porque Sémele iba a darle un hijo, le prometió concederle cuanto le pidiera; ella, aleccionada por Hera, le pidió que se le apareciera con todo su esplendor. Aunque Zeus intentó convencerla de que pidiera otra cosa, ella no quiso y Zeus tuvo que cumplir. Al aparecer en todo su esplendor de dios, los rayos que despedía abrasaron a Sémele.
Hermes arrancó del vientre de Sémele al hijo nonato y lo cosió al muslo de Zeus. Varios meses después nació el niño, llamado Dioniso (‘dos veces nacido’).
Se dice que más tarde, Dioniso logró rescatarla del Hades, y la hizo inmortal dándole el nombre de Tione (en griego, Θυωνη: ‘la ardiente’), hoy adorada como diosa del matrimonio, y la ubicó entre las estrellas.

 Para ello descendió por Lerna al Tártaro, donde sobornó a Perséfone con el regalo de un mirto para que dejase en libertad a su madre difunta, quien ascendió con él al templo de Artemisa en Trecén. El nombre lo acordó Dioniso con Zeus para evitar el enojo de Hera y los celos de otras almas. Una parte de la constelación llamada Corona Austral o Carcaj de Sagitario tiene el nombre de Trenza de Tione, en honor a la nueva diosa.

Como Dioniso no  conocía el camino hacia el  Hades ,  tuvo que preguntar a Prosimno y solicitar su guía. Hizo el descenso desde un pozo del que se decía que no tenía fondo, ubicado en la costa de la Argólide, cerca del yacimiento prehistórico de Lerna. Pero Prosimno (o Polimno) pidió como recompensa ser su amante. Sin embargo, Prosimno murió antes de que Dioniso pudiese acceder a esta petición, pero tuvo que satisfacer  a su fantasma  fabricando un falo con una rama de olivo y clavándolo  en su tumba  Esta historia se narra completa sólo en fuentes cristianas (cuya intención era desacreditar la mitología pagana y, por ello, pueden no ser de confianza). Parece haber servido como explicación de los objetos secretos que eran revelados en los misterios dionisíacos.

Imagen: Sebastiano Ricci.- Sémele y Júpiter

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