miércoles, 6 de marzo de 2013

Charles Baudelaire.- Embriáguense




Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión.
Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad
huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan
pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que
gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el
viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:

“¡Es hora de embriagarse!

Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,

¡embriáguense, embriáguense sin cesar!

De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.


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