Cuando la escritora inglesa Mary Shelley murió en 1851, sus deudos encontraron en su archivo personal una misteriosa carta que le fue enviada el 26 de enero de 1822 por un oscuro personaje que vivió en algún país del Este de Europa. El contenido de la epístola ha despertado sospechas entre sus biógrafos en el sentido de que quizás Shelley se inspiró en una historia personal, un amor perdido, para escribir el clásico de la literatura "Frankenstein".
Se cree que quizás Frankenstein en realidad existió y que fue alguien que amaba a Mary Shelley y a quien ella despreció basándose en el aspecto físico que éste tenía. La carta dice lo siguiente:
"Mary:
Sobre lo que siento quiero decirte que todo lo que me pasa es resultado de mis errores y también de cosas que pasan y que escapan al control de uno. Y esto, sin quererlo, cambió mi carácter. Y me volvió una persona que no es positiva para los demás. Y no sé cuándo mi corazón se quedará limpio de tanta malas vibras que tiene ahora. Es cierto lo que dices Mary, yo no soy el único que sufre en el mundo. Y sé que parece que soy un egoísta. Pero la razón de mi forma de ser es que no tengo fuerzas para ver un mundo mejor. En algún momento de mi vida extravié al niño que se supone debe estar dentro, en algún lugar de mi espíritu... de mis sueños.
Y esta es la razón de mi amargura reciente. Y por eso Mary, si creyera en Dios, o en la virgen María, les pediría que me ayudaran a encontrar ese niño y así convertirme en una persona mejor. Y que eso también ayudara a hacer invisible mi cuerpo, las marcas en mi rostro, y dejara al descubierto, para ti y para todos mi corazón…
Con amor, F."
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