miércoles, 12 de diciembre de 2012

Cartas de Sigmund Freud a Martha Bernays (Fragmentos)




“Antes de conocerte ignoraba la alegría de vivir, y ahora que eres mía “en principio”, la única condición que pongo a la existencia es que me permita tenerte conmigo del todo”.
“Me hace muy feliz saber que alguien me ama y que ese alguien eres tú”.

“Créeme: es natural que yo ponga más objeciones que tú a nuestra prolongada espera. Sucede únicamente que yo la soporto con más esfuerzo, lo cual no es extraño, pues por regla general, las novias son más resignadas que los novios”.


 “Aunque durante todos estos años he sido pobre, he conseguido lograr aquellas cosas que significaban algo para mí y, por otra parte, me siento a salvo del más desolador de los destinos: la soledad”.
“Por lo demás, no pido ni espero demasiado de la existencia. Soy muy obstinado y temerario y necesito grandes estímulos, habiendo hecho muchas cosas que cualquier persona sensata consideraría osadas. Una de ellas fue la de emprender la senda médica siendo pobre. Otra, la de, siendo pobre, capturar el corazón de una pobre chica… Pero así ha de continuar siendo mi vida: mucho riesgo, mucha esperanza, mucho trabajo. Para la sensatez de la burguesía media me he perdido hace mucho tiempo”.

 “…leo mucho y pierdo una gran parte del día. Por ejemplo, tengo actualmente Don Quijote, con grandes ilustraciones de Doré, y me concentro más en este libro que en la anatomía del cerebro (…) Hoy hojeando las páginas centrales del libro, casi me parto de risa. Hacia mucho tiempo que no me reía tanto, y no cabe duda de que está maravillosamente escrito.”

 "He estado leyendo cosas acerca de la cocaína, ingrediente que contienen las hojas de coca y que mascan algunas tribus indias para hacerse resistentes y soportar privaciones y fatigas (…) he encargado cocaína, y por razones evidentes voy a intentar aplicarla en el tratamiento de las enfermedades cardiacas y más tarde en la fatiga nerviosa”.
“La pizca de cocaína que acabo de tomar me desata la lengua, mujercita, así que seguiré escribiendo y comentando las críticas que me dedicas (…) Aquí me tienes, mi dulce amada, haciéndote tontas confesiones y sin razón alguna, a no ser la cocaína”.

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