martes, 27 de febrero de 2018

Milton, su paraíso perdido y una canción de Sabina



“Hijos míos, el Hombre es ya como uno de nosotros; conoce a la vez el Bien y el Mal desde que ha gustado el fruto prohibido; pero sólo puede vanagloriarse de conocer el Bien perdido y el Mal ganado: mucho más feliz sería si le hubiera bastado conocer el Bien por sí mismo, y de ningún modo el Mal"

Eso escribía John Milton en su obra "El paraíso perdido", una obra ciertamente famosa y que muchos citan pero que me da la impresión ha sido leída por muy pocos, incluyéndome yo mismo por supuesto, lo que no quita para que sienta una pizca de curiosidad por la vida de este escritor y contar alguna anécdota. 

Milton era ciego como Homero, aunque no de nacimiento; la ceguera le llegó con 46 años, y escribió un poema abrumadoramente largo, más de diez mil versos recogidos en 12  libros, comparable a las épicas narraciones griegas de Ovidio, Virgilio o del citado Homero; aunque aquí, más que de batallas y odiseas se habla del bien, pero sobre todo del mal y del sufrimiento humano y del porqué un Dios todopoderoso y lleno de bondad los consiente cuando de forma tan fácil podría acabar con ellos. Un tema que la mayoría de las personas, ya sean creyentes o no, nos preguntamos de continuo al ver el caos e injusticia que campa a nuestro alrededor.   Para divagar sobre este tema tan profundo se ayuda de la historia de Adán y Eva y su expulsión del Paraíso, lo cual podría parecer un terreno demasiado trillado y abonado para el fracaso pero que a decir de quien lo ha leído resulta un texto realmente joven y atrayente incluso hoy. 

John Milton
John Milton se caso tres veces. De la primera esposa, Mary Power, enviudó dos años antes de quedarse ciego y quedó al cuidado de sus tres hijas, que llegada su ceguera llegaron a leerle en griego con perfecta pronunciación sin saber nada de lo que leían (una verdadera tortura). Su segunda esposa, Catalina Woodcook, falleció también poco tiempo después de la boda y ya con 52 años, un Milton ya pobre y envejecido se casó en una tercera ocasión, con Isabel Minshull, una mujer realmente bonita y mucho más joven que el escritor y que le ayudó enormemente a terminar "El paraíso perdido". Se cuenta que esta tercera esposa tenía un carácter ciertamente difícil, al estilo de la correosa Jantipa de Sócrates y aunque le suponía una ayuda insustituible al escritor en la vida diaria y en su obra, era a veces también un verdadero castigo divino que supongo le hacía meditar si el verdadero paraíso perdido no era sino la tranquilidad del hogar de otro tiempo pasado y mejor.

Un amigo después de conocer a su esposa le dijo: "Vuestra esposa es digna de un poeta y bella como una rosa", a lo que Milton solo pudo contestarle: "Sin duda; lo malo es que yo de las rosas ya no puedo ver los colores y me toca, lo mismo que antes, sufrir las espinas" 

Cuatro años después de la publicación de "El paraíso perdido" (1667) publicó "El paraíso recobrado", obra que espero fuera también la sensación vivida dentro de su hogar. Milton murió con 65 años en 1674.

Joaquín Sabina, un poeta más terrenal que Milton, supo  hacer una deliciosa canción sobre Adán y Eva y la expulsión de su particular Paraíso en este inmisericorde tiempo presente. ¿Una relectura musicada de Milton? La canción es "Eva tomando el sol" del álbum "El hombre del traje gris" (1988). Ya sé que algunos estaréis diciendo que como me atrevo a mezclar a Sabina con Milton, pero... a mi me gusta la idea:




El amor de Adán y Eva - William Blake
Todo empezó cuando aquella serpiente 
Me trajo una manzana y dijo prueba
Yo me llamaba Adán
Seguramente tú te llamabas Eva
Vivíamos de scuoters en un piso 
Abandonado de Moratalaz 
Si no has estado allí 
No has visto el paraíso terrenal
(...)
Un juez que se creía Dios dispuso 
Que precintara un guardia nuestro piso
No quedan plazas para dos intrusos en el paraíso
Estábamos sobre el colchón desnudos 
Jugando a nuestro juego favorito
Al ver entrar la pasma 
Eva no pudo sofocar un grito
A golpes la bajó por la escalera 
Un ángel disfrazado de alguacil 
Sin importarle un pijo 
Que estuviera encinta de Caín
Hoy Eva vende en un supermercado 
Manzanas del pecado original
Yo canto en la calle Preciados
Todos me llaman Adán

Por supuesto en "El paraíso perdido" de Milton, Satanás tiene un papel principal y por eso hemos puesto en la cabecera del artículo "El ángel caído" (1885) de Ricardo Bellver, una maravillosa escultura con ecos del Laocoonte que se encuentra inspirada en unos versos del libro Milton: 

"Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado"

Fuentes: A partir de:
Antología de Anécdotas de Noel Clarasó

Las imagenes han sido tomadas de las siguientes páginas:
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viernes, 23 de febrero de 2018

Las manías de Duke Ellington y "Satin Doll"



Duke Ellington es unánimemente reconocido como el "súmmum" del jazz, pero más allá de la música él mismo era un personaje harto curioso. Se apellidaba Kennedy -Edward Kennedy Ellington-, su madre era una Kennedy -Daisy Kennedy- y su padre trabajó en la Casa Blanca, con esos datos ya casi lo teníamos gobernando los EEUU, lástima que su padre fuera solo el mayordomo que le llevaba el café caliente al Presidente. Era la suya, en cualquier caso, una familia acomodada en la que Ellington, al contrario que la inmensa mayoría de las estrellas del jazz, nunca pasó fatigas y recibió una educación esmerada; de hecho fue de los pocos jazzistas de aquella época inicial que sabían leer música.

Curiosamente su mote no procede del mundo de la música. En la adolescencia tenía un amigo que era todo glamour y sofisticación, vestía como un Brummel y siempre iba a las mejores fiestas; Ellington era como un complemento que iba a su lado y como su amigo siempre debía llevar lo mejor empezó a llamarle "Duke" (Duque), "Para resaltar mi compañía y amistad me dio ese título" decía el músico. Le quedó de lujo el mote en esa aristocracia del jazz de la que ya hemos hablado otras veces.

La buena educación que le dieron sus padres lo convirtieron en un ser refinado, un poquito vanidoso, rebosante de ingenio y un puntito zalamero y embaucador lo que le ayudó sobremanera con las mujeres y con el tiempo a mantener unida su maravillosa Big Band. Pero si había algo que le caracterizaba por encima de todas las cosas era el sin fin de supersticiones y manías que pululaban por su cabeza y regían su comportamiento. El mismo decía:

"Hay dos tipos de preocupaciones: las que usted puede hacer algo al respecto y las que no. No hay que perder tiempo con las segundas"

Y Duke sabía que contra sus manías no podía luchar. Su madre le contó mil veces que estuvo a punto de morir en el hundimiento de un ferry cuando ya estaba embarazada de él, motivo por el cual le tenía verdadero pavor a los viajes en barco y solo tomaba un avión si no había otra opción. Si había que moverse nada mejor que el tren, tan clara tenía su forma de desplazarse que llegó a tener tres vagones en propiedad para moverse con su orquesta por todo el país. Como a los actores de teatro no le gustaba nada el color amarillo y en cambio adoraba el azul. No era amigo de recibir como regalo zapatos pero mucho menos regalarlos el, pues pensaba que con ellos podía irse y no volver un amigo. Las ventiscas le producían terror y mantenía las ventanas cerradas a cal y canto por miedo a que algún rayo se metiera en su casa llevado por las corrientes de aire.

No usaba nuevamente un traje si se le caía un botón, ni podías entrar en su camerino comiendo cacahuetes o algo parecido y por supuesto pobre de aquel al que encontrara silbando entre bambalinas. Nunca usaba reloj pero estaba cada dos por tres preguntando la hora. Por supuesto había personas a las que consideraba verdaderos gafes, a los que rehuía y rogaba que, como un gato negro, nos e cruzaran en su camino. Una de sus supersticiones más curiosas y mas difícil de llevar en una orquesta como la suya era su total incapacidad para despedir a alguien de la banda. No le quedaba otra que buscar la forma de que músico se fuera por propia iniciativa, decisión que sin duda Duke le ayudada a tomar por que desde el mismo momento en el que decidía que era un músico prescindible le hacía la vida imposible o contrataba a alguien que tocara el mismo instrumento mejor que aquel y se lo colocaba al lado para oscurecerlo. Y para redondear su rareza resulta que tenía a los viernes 13 como un día de buena suerte, pues había estrenado varios shows exitosos en ese día y los tenía como una buena señal.

Pero más allá de todas estas zarandajas, en lo que de verdad importa, Duke era una maravilla, ya fuera como músico, como pianista, como líder de una orquesta siempre perfectamente conjuntada y como compositor de  muchas de las mejores piezas de la historia del jazz. Sus temas (compuso más de mil) rebosan ese duende misterioso que te hace mover los pies, ese swing que solo tienen algunas piezas, a pesar de lo cual, Ellington solía decir:

"Ningún texto musical es swing.  No se puede escribir el swing, ya que el swing es lo que sacude al auditor y no hay swing en tanto que la nota no ha sonado. El swing es un fluido y aunque una orquesta haya tocado un trozo catorce veces, puede ocurrir que sólo le salga con swing a la décimoquinta vez."

Para conseguirlo se aseguró de tener en su banda a los mejores músicos y cantantes de la historia del jazz desde sus tiempos del "Cotton Club" en los años 20 hasta el mismo año de su muerte en 1974 en el que seguía al frente de su orquesta. Tenía 75 años.

Y para cerrar esta entrada, lo haremos con el tema con el que el Duque del Jazz cerraba normalmente sus conciertos: "Muñeca de Satén" (Satin Doll), escrita en 1953 por Duke -que en el vídeo aparece al piano- junto a Billy Strayhorn y que hoy es todo un clásico del jazz:




Fuente: A partir de una entrada de 
"Jazz Anecdotes" - Bill Crow

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jueves, 22 de febrero de 2018

Ava Gardner, su pasión española y una canción



Dicen que los ascensoristas de Nueva York, que no deben ser pocos y de seguro conocían verticalmente a todo el mundo, eligieron de forma unánime a Ava Gardner como "la chica con la que nos gustaría quedarnos atascados en lo alto del Empire State Building". ¡Benditas averías!

Después de rodar "Pandora y el Holandés errante" (1951) en Tossa de Mar (Costa Brava) donde ahora luce una escultura suya, Ava Gardner se quedó encandilada con España y su forma de vida y decidió pasar cada vez más tiempo en nuestro país. En sus palabras:  “De todas las condenadas películas que hice, "Pandora" sea quizás la menos famosa y sin embargo casi nada me ha influido tanto. Esa película cambió mi vida“.

La Gardner era una verdadera provocación para las costumbres españolas de aquella época. Tal y como ella decía: "Representaba todo lo que ellos censuraban, una mujer, que vivía sola, que estaba divorciada, que no era católica y, además, era actriz". Y por si fuera poco, era una mujer bellísima, deshinbida, liberada, dueña de su sexualidad y que no tenía reparos en decir en público: "Joder es un buen deporte". Y por supuesto, que no os quepa duda, ella se mantenía siempre en buena forma. No es de extrañar que con el tiempo empezara a ser considerada "una amenaza para la sociedad biempensante" y que terminase por marchar a Londres. Evidentemente siempre hemos sido unos pacatos.

No se sabe bien donde se conocieron Ava Gardner y el torero Luis Miguel Dominguín; unos dicen que en la Feria de Sevilla, otros que en Chicote.... El caso es que en 1953, cuando Ava era esposa de Frank Sinatra, comenzó un tórrido romance entre los dos que terminaría por dinamitar el matrimonio de Ava con "La voz".

Se cuenta muchas veces la anécdota de la primera noche que Ava y Dominguín, (se les puede ver juntos en la foto de la derecha) pasaron juntos en la intimidad de una habitación del Hotel Castellana Hilton de Madrid en la que después de hacer el amor, Dominguín se levantó apresuradamente y empezó a ponerse la ropa; la leyenda cuenta que ella le preguntó "¿Adónde vas?" y que él le respondió "A contarlo". Es una historia que ha servido en multitud de ocasiones para ilustrar lo bocazas que somos los españolitos en materia de amores, pero la realidad parece ser otra. Cuando pasó el tiempo, Carlos Abella le preguntó a Luis Miguel por ese lance y el torero le respondió: “¿Tú crees que yo hice eso? No, hombre, no. Me quedé en la habitación con ella, pero luego, cuando estuve con los amigos, me pareció ingenioso contarlo de esa manera”. Hay incluso quien mantiene que aquellas palabras fueron inventadas por la propia Ava Gardner.

Pero no fue la única anécdota de estos dos personajes en un hotel. Se cuenta que en 1954, en un Hotel de Roma, Ava quería irse de marcha y el torero prefería quedarse en la habitación. La discusión estaba servida. Los dos tenían un carácter volcánico, eran capaces de ser tiernos como corderitos por las buenas, pero verdaderas alimañanas cuando se desmelenaban. La cosa terminó con Ava Gardner intentando escaparse por la ventana del Hotel a altas horas de la madrugada. La mala suerte quiso que su vestido se quedara enganchado en algún punto de la fachada y que tuviera que ser rescatada por los bomberos.

Luis Miguel se sentía ufano de tener a una mujer como Ava a su lado: "Era la más guapa y la más fiera. Tenía yo una loba muy feroz en una jaula" decía el torero, al que le agradaba la idea arrebatarle un tesoro como aquel a Sinatra. De hecho Humphrey Bogart, buen amigo de Sinatra y verdadero muñidor del famoso Rat Pack, llegó a decirle a Ava: “la mayoría de mujeres estarían dispuestas a arrastrarse (ante Sinatra) y tú, sin embargo, andas por ahí con un tipo que se disfraza con un capote y unas bailarinas”

Con el tiempo todos estos disgustos, con Dominguín pero también con Mario Cabré, otro torero de buenas maneras que le escribía tiernas poesías y que la acompañó en el rodaje de "Pandora y el holandés errante",  terminarían con el matrimonio de Ava con Sinatra y darían como resultado el maravilloso disco "In the Wee Small Hours" (1955) al que seguiría en la misma linea otro aun mejor "Songs for Swingin' Lovers!" (1956) sin duda de los mejores discos de Sinatra. Y es que nadie duda de que el desamor es una gran musa.

Supongo que a Dominguín y Ava el amor se les acabó de tanto usarlo y en 1954 se terminó su relación sentimental, aunque con ella en Madrid seguirían viéndose como buenos amigos. 

En el libro "Beberse la vida" de Marcos Ordoñez se citan estas palabras que Dominguín diría de ella a Carlos Abellá:

"Ava era una persona de una extraordinaria calidad humana. Hablar de su belleza no tiene sentido, porque era perfecta. Le perjudicó ser tan guapa, aunque no le daba la menor importancia a eso. no era presumida, no se maquillaba, no necesitaba nada. Siempre iba al natural. Tenía una inmensa capacidad de recuperación física: le bastaba una hora de sueño para trabajar luego diez horas seguidas. Lo que mucha gente ignora es que tenía tanta belleza moral como física. Era una mujer para la que no existían las leyes, solo sus propios impulsos. No pensaba con la cabeza, sino con el corazón. Era puro instinto. No tenía frenos ni trabas. 

El dinero no era importante para ella. Era desprendida y generosa; muy amiga de sus amigos, con una lealtad inmensa, y se daba integra. Ese darse, esa sensibilidad constante y excesiva fue lo que le impidió ser plenamente feliz y encontrar el amor. Sus relaciones no podían durar porque exigía una absoluta reciprocidad. Era una mujer de extremos, lo que la llevaba a ser irritable y caprichosa. Tenía que conseguir lo que quería en el momento en que lo quería, y cuando se le llevaba la contraria era imposible. Estallaba en ataques de furia, pero a los cinco minutos se le había olvidado el motivo. Fue una mujer constantemente incomprendida, a la que quise mucho. Muchísimo"

Del mentado disco de Sinatra "Songs for Swingin' Lovers!"es la maravillosa canción: "I've got you under my skin", que aunque compuesta por Cole Porter, suena tanto a Ava:



Dice algo así como: 

"Te llevo bajo mi piel, Te llevo en lo más profundo de mi corazón, tan profundo en mi corazón que realmente eres una parte de mí.

Te llevo bajo mi piel, lo he intentado, no rendirme. Me dije a mí mismo: "Esta aventura nunca saldrá bien" ¿Pero por qué debería resisitirme? cuando tengo condenadamente claro que te llevo bajo mi piel.

Sacrificaría cualquier cosa, sea lo que sea, por tenerte cerca. A pesar de la voz de alarma que aparece por la noche y repite, repite en mi oído: "¿No te das cuenta idiota que nunca podrás ganar? Usa la cabeza, vuelve a la realidad" Pero cada vez que lo hago, solo pensar en ti, hace que me detenga antes de empezar, porque te llevo bajo mi piel. 

Sacrificaría cualquier cosa, sea lo que sea, por tenerte cerca. A pesar de la voz de alarma que aparece por la noche y repite, cómo grita en mi oído: "¿No te das cuenta idiota que no tienes posibilidades de ganar?"


Fuentes: A partir de:
1.- Libro "Beberse la vida" - Marcos Ordoñez
3.- Link: https://elpais.com/elpais/2018/01/26/

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martes, 20 de febrero de 2018

Edgar Degas, Leonardo y el valor del arte




En cierta ocasión el pintor francés Edgar Degas (1834-1917) fue invitado a la boda de una de sus modelos. Cuando llegó el momento de felicitar al marido, no se le ocurrió otra cosa que decirle:

"Es la primera vez que veo a su mujer vestida, y casi le diré que me gusta más así. Le felicito"

No sé si la chica sería la modelo del famoso cuadro "El barreño" que abre esta anécdota, ni si realmente las palabras de Degas eran un cumplido y menos como se lo tomaría el marido... En cualquier caso la anécdota solo servía de aperitivo para hablar de la manera harto curiosa en la que Edgar Degas valoraba su obra. 

"Danseuse au repos"
Actualmente Degas es uno de lo artistas más cotizados en el mercado del arte y el cuadro de una de sus famosas bailarinas: "Danseuse au repos" ( a la izq.) fue subastado en Sotheby's en 1999 por aproximadamente 28 millones de dólares, lo que para seguir con el artículo más adelante y poder comparar equivaldría (sin actualización inflacionaria) a unos 150 millones de marcos franceses. 

El caso es que encontrándose Degas aun con vida supo que su famoso cuadro "Danseuses à la barre" se había vendido por 500.000 francos de la época. El pintor al enterarse dijo: "El que pintó este cuadro no es necesariamente un imbécil; pero el que ha pagado ahora quinientos mil francos por el cuadro es, necesariamente, un idiota"

En 2008 se vendió un cuadro del mismo nombre y autor por 26'5 millones de dólares o aprox. 146 millones de francos. Uno no sabría muy bien como valorar las palabras del pintor si no fuera por otra anécdota que deja muy claro cual era el fiel con el que valoraba sus propias obras. 

Edgar Degas
Degas siempre despreció el dinero y sus cuadros los vendía ciertamente baratos. De hecho se enfadaba notablemente si llegaba a saber que uno de sus cuadros había sido revendido por un valor superior. Es lo que sucedió con un amigo suyo que le había comprado un cuadro por 3000 francos y que tiempo después lo vendió por 30.000. Un negocio redondo para el vendedor y una verdadera traición para el pintor que le dijo a su amigo: ¿Es que no te gusta mi pintura?. El amigo que no se atrevía a confesarle que había aprovechado la ocasión para hacer negocio, balbuceo: "Me lo han pagado bien y....". Degas no lo dejó terminar y sentenció:

- Y como a ti ya no te gusta, lo has vendido. Desengáñate, pagaste tres mil francos porque te gustaba; y el que ha pagado ahora treinta mil , no lo ha hecho porque le guste el cuadro, sino porque lleva mi firma, Es triste para un pintor que se pague más por su firma que por su pintura.

Y en realidad viendo lo que se paga por determinadas obras uno no puede dejar de estar de acuerdo con Degas. A veces vale más la firma que la pintura. Hay quien quiere presumir de que tiene "Un Picasso" o "Un Van Gogh" dando igual si es una obra principal o secundaria. 

"Salvator Mundi" - Leonardo da Vinci
Un cuadro sombrío al que nadie mira, colgado en un rincón de un antiguo palacete, si un día se llega a saber que fue pintado por Leonardo da Vinci pasará de inmediato a ser la admiración de todos y a cotizarse por las nubes. Era más importante quien lo hizo, que el cuadro en si, al que antes nadie prestaba antención.

Es lo que ocurrió con el cuadro por el que se ha pagado más dinero hasta la fecha. Una obra de Leonardo da Vinci, titulado "Salvator Mundi" por el que se pagó la friolera de 450 millones de dólares en 2017 y eso que no existe una certeza absoluta de que sea obra de Leonardo y que con tanta restauración esta repintado en un 90%. Su propietario anterior había pagado por él en 1958 tan solo 45 libras. Sin duda el negocio del siglo.

Y al final de todo se me viene a la memoria lo que se paga por el traspaso de un jugador de fútbol de un equipo a otro, en la efímera carrera de estos astros del balón, en lo poco que significa un gol... y ya no sabe uno que pensar. 




Fuentes:
A partir de una entrada de: Antologia de Anécdotas - Noel Clarasó 
Artelista - Los cuadros más caros del mundo

ABC - El cuadro más caro del mundo puede no ser un Leonardo

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lunes, 19 de febrero de 2018

Las imposibles barbas de Amundsen



"La victoria espera al que tiene todo en orden, es lo que llaman suerte. La derrota es cierta para el que falló en tomar las debidas precauciones, es lo que llaman mala suerte"

Son palabras del noruego Roald Amundsen (1872-1928) sin duda uno de los grandes exploradores de inicios del siglo pasado y que nos recuerdan inevitablemente el desgraciado episodio vivido por este con el heroico y fracasado Robert Falcon Scott en la conquista del Polo Sur. Eran tiempos en los que todavía existían regiones vírgenes en nuestro planeta que atraían como un imán a esas personas ávidas de poner el pie donde nunca otro lo hizo antes y ver lo que nadie había visto y de camino llevarse la gloria de esa hazaña. Así, Amundsen dirigió la expedición a la Antártida que por primera vez alcanzó el Polo Sur, también fue el primero en surcar el Paso del Noroeste, que unía el Atlántico con el Pacífico, y formó parte de la primera expedición aérea que sobrevoló el Polo Norte. 

En cierta ocasión se encontraba Amundsen en una de esas elitistas de sociedad en la que era agasajado por sus conquistas y una señora de la alta sociedad lo tenía bombardeado a preguntas de todo tipo sobre sus viajes, no encontrando la manera, el indómito aventurero, de sortear este enjoyado peligro en forma de cotorra infatigable, que amenazaba con hacer insufrible la velada. La conversación llegó a un punto en el que la señora de marras le rogó al explorador, que por favor les contara a los allí presentes el suceso más extraño que le hubiera sucedido durante sus viajes. Amundsen se quedó pensativo durante unos momentos, tras los cuales exclamo:

- Ya sé, !En una sola noche me creció la barba quince centímetros!

Todos los que escuchaban se miraron con mirada perpleja y en el rostro de la señora se dibujo un expresión de verdadero asombro y dijo:

- Pero ¿qué dice usted? ¡Eso es imposible! ¿En una sola noche…?

El explorador, riéndose en voz baja le respondió:

-Pues será extraño, pero así fue. Es algo que si resulta posible en el Polo Norte, un lugar en el que la noche dura seis meses.

No sabemos si la anécdota sirvió para calmar a la inquieta y curiosa señora o le dio alas para preguntar todavía más…. A veces no conviene ser tan ingenioso.

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domingo, 18 de febrero de 2018

"El cuerpo y el cerebro" - Marilyn Moroe y Arthur Miller




"La acompañaba la muerte. Bajo su belleza y su glamour uno tenía la sensación de que la muerte la acompañaba en todo momento"

Son palabras de Arthur Miller, el tercer y último marido de Marilyn Monroe del que se divorció en 1961 y al que solo sobrevivió un año. Cuando se casaron, la prensa siempre buscando un titular fácil habló de que el "Cuerpo" y "el Cerebro" pasaban por el altar, pero aunque pusieran en sus alianzas "Now is forever" (Ahora es para siempre), nada es en realidad para siempre y cuando se conocieron de verdad se dieron cuenta de que la convivencia era de todo menos soportable. Alguna vez pensando en esta pareja, se me ha venido la idea a la mente de que en la separación del dramaturgo Arthur Miller de la actriz Mariyn Monroe, tras 5 años de matrimonio, tuvo mucho que ver la envidia del intelectual Miller al que le costaba aceptar que la supuestamente "rubia tonta" que tenía por esposa y que en la intimidad le mostraba descarnadamente sus dudas e inseguridades. recibiese muchísima más atención que él mismo por su magnífica obra literaria, de la que el mismo decía: "Sé que mis obras son un valor para esta nación y me atrevo a decir que van a perdurar más tiempo que la Ley McCarran". Supongo que para alguien de su talento era difícil aceptar ser solo el marido de Marilyn. Eran sin duda la pareja de moda y siempre estaban rodeados de gente, fotógrafos y periodistas. En cierta ocasión un admirador del escritor le dijo:

- ¡ Cuánto entusiasta de lo que usted escribe hay aquí, maestro!

- Es posible, pero yo dudo algunas veces si acuden aquí porque admiran las líneas que yo escribo o las líneas que presenta mi mujer.

Aunque como vemos en la foto de cabecera él también intentaba leer entre las lineas de Marilyn. En una entrevista realizada tiempo después del fallecimiento de Marilyn decía, con un poco de pelusilla o rencor, respecto de la que fue su esposa:

"Uno de los vicios de los malos periodistas (y de los malos periódicos) es reducir la noticia a su mínima expresión. Olvidan los argumentos de fondo, hacen triviales las ideas, omiten detalles, todo en su afán por exhibir el costado sensacionalista (y vendedor) de la historia. Son los periodistas que cada vez que oyen el nombre de Arthur Miller corren al archivo a buscar la foto de Marilyn. Reaccionan así porque son haraganes y no tienen ideas. No hay manera más trivial de tratar un hecho que publicar fotos viejas con comentarios agregados a último momento. Es lo que hacen a menudo con ella. Honestamente, no creo que alguien pueda explicar por qué el recuerdo de Marilyn sigue tan vivo en la memoria de los Estados Unidos y de tanta otra gente. Es un romance misterioso que yo -especialmente yo- no puedo aclarar. Fue una gran comediante, no hay duda de eso; pero lo curioso es que rara vez reponen sus películas. Hasta los jóvenes hablan de ella con una familiaridad asombrosa. Es probable que todavía siga ejerciendo alguna influencia en mi obra, no estoy seguro. 

Escribí un sólo guión para Marilyn, Vidas rebeldes, y cuando ya había muerto estrené en teatro "Después de la caída". La obra no es sobre ella en realidad, sino que es una reflexión sobre lo que su carrera y su catástrofe personal significan en el contexto de la sociedad en que vivió. Alguna vez escribí que Marilyn fue más allá de lo que la psique colectiva de los norteamericanos estaba dispuesta a tolerar en aquellos años. Marilyn fue la prueba de que la sexualidad y la seriedad no podían convivir en la misma persona." (Diario "La Nacion" - 23 de julio de 1989)

Ya captaba Miller, el autor de "Muerte de un viajante" o "Las brujas de Salem" y figura principal de la dramaturgia norteamericana junto a Tennessee Williams, que aquella mujer más que un complemento de su propia persona era un gigante mediático a cuya sombra quedaba sumido en un doloroso segundo plano. No es de extrañar que hoy, entre los no muy avezados lectores, Arthur Miller sea conocido más como aquel que fue marido de Marilyn que como el notable escritor que era en realidad.

Fuente: A partir de:  Diario la Nación - Arthur Miller y Marilyn Monroe

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jueves, 15 de febrero de 2018

Balzac y la Venus de Milo



Si Dante nos habló del cielo y el infierno en "La divina comedia", Balzac se propuso bajar a la tierra y hablarnos directamente del día a día en la calle en su obra "La comedia humana". Era tal su afán por describir con realismo todo lo que le rodeaba que el proyecto constaba de 137 novelas, de las que llegó a completar 87 a base de una dedicación absoluta y a la ayuda de litros y litros de café. Le gustaba decir que con los 2500 personajes que desfilarían por sus obras estaba dispuesto a hacerle la competencia al Registro Civil.

Honoré de Balzac (1799 - 1850)
Pero para que aquella visión del mundo fuera consistente había que ser muy observador, por ello Balzac gustaba de dar largos paseos por París buscando inspiración en todo lo que le rodeaba y durante una época tomó la costumbre de visitar frecuentemente el Museo del Louvre. Las piedras, las esculturas y las pinturas no eran especialmente atrayentes para él, eran las personas que por allí se movían mirando las obras de arte y sus reacciones ante ellas, el foco primordial de su atención. 

De entre todas las maravillas que muestra el Louvre, Balzac tenía predilección por colocarse cerca de la Venus de Milo, una obra que aunaba la perfección artística con la desnudez de un cuerpo de mujer en una época en la que no era fácil ver a una fémina desnuda que no fuera la propia esposa. El domingo, era el día preferido por el escritor para observar las reacciones de los hombres y las mujeres, sus rostros, sus gestos... y escogía ese día por ser cuando más personas de fuera de la ciudad, forasteros que no frecuentaban el Museo, iban a visitarlo y se enfrentaban por primera vez a la perfecta desnudez de la Venus. En cierta ocasión se acercó Balzac a un campesino que se encontraba totalmente absorto ante la estatua, paralizado y con la boca abierta como un buzón de correos; quien sabe que pasaría por la mente de aquel hombre, que ensoñaciones había provocado la Venus en él, o tal vez simplemente había descubierto la misteriosa posición que debían tener sus inexistentes brazos; el caso es que según contaba Balzac a un amigo llegó a meterle el dedo en la boca abierta sin que el campesino se diera cuenta. Desde ese momento el campesino se convirtió, estoy seguro, en un candidato perfecto para aparecer en  "La comedia humana".

Y en esa manía nuestra de mezclar todo lo que nos gusta, para terminar os dejo con el precioso tema de Stacey Kent titulado "Venus de Melo":



Fuente: A partir de una entrada de "Antología de Anécdotas" de Noel Clarassó (1971)

Desconozco el autor de la imagen de cabecera. Las imágenes han sido tomadas de las siguientes páginas - 
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martes, 13 de febrero de 2018

El día que Freddie Mercury dominó a Darth Vader



"Siempre supe que era una estrella, ahora parece que el mundo está de acuerdo conmigo".

Son palabras de Freddie Mercury, un personaje que a día de hoy es ya un mito, un icono de toda una época, como bien lo pueden ser Superman o Darth Vader a los que gustaba poner a su servicio y que lo llevaran a hombros. 

Y es que los conciertos de Queen eran todo un espectáculo en los que Freddie Mercury cuidaba hasta el más pequeño detalle de sus puestas en escena para que sus fans disfrutaran de cada segundo; así en los últimos años 70 y principios de los años 80 el vocalista de Queen tenía la costumbre de finalizar sus conciertos subido a hombros de algún personaje de ciencia ficción mientras cantaba el "We will rock you"; un giro glam de lo que en España hacían los toreros en las plazas de toros al final de una tarde triunfal mientras sonaba un pasodoble. 

Freddie Mercury empezó a montarse primero sobre los hombros de Santa Claus, continuó sobre los fornidos hombros de Superman, pero como buen friki de la recién estrenada por entonces "Star Wars" no tardó en ser atraído por el lado oscuro de la fuerza y decidió asentar sus "reales" posaderas sobre el mítico Darth Vader

La cosa quedaba de lujo mientras el entonaba el "We will rock you", pero a George Lucas, el director de "La guerra de las galaxias" no le hizo gracia el asunto, máxime cuando se encontraba defendiendo a capa y espada los derechos de merchandising de la saga que tantos beneficios le estaban reportando, así que ni corto ni perezoso denunció Queen por el uso sin autorización de Darth Vader. El malo más malo de la galaxia no podía estar al sumiso servicio de una estrella de rock en la que parecía que "la fuerza" era más poderosa que en él mismo.

La cosas no llegó a juicio. Bastó que se pusieran de acuerdo, que Freddie se comprometiera a que Darth Vader no lo llevara más sobres sus hombros "en papahuevos" como decimos por aquí y seguramente con alguna compensación económica por los daños a la imagen del temible Darth Vader con el que no era de recibo que se jugara asi. Freddie Mercury y Queen siguieron en cualquier caso llevando su música hasta el último rincón de la galaxia, desde Endor, a Geonosis, pasando por Naboo Tatooine camino de Coruscant. 

De hecho, cuentan las malas lenguas que Chewbacca y Han Solo no podían pilotar el Halcon Milenario si no sonaban a toda pastilla las canciones de Queen en la cabina.  Algo como lo que me pasa a mi con el blog... así que os dejo con el "We will rock you":





Amigo, eres un hombre viejo, pobre hombre 
Suplicando con tus ojos, 
lograrás algo de paz algún día 
Estás cubierto de mierda
Gran desgracia
Mejor que alguien te ponga en tu lugar

Te vamos a hacer temblar 
Cántalo 
Te vamos a hacer temblar 
Todo el mundo 
Te vamos a hacer temblar 
Te vamos a hacer temblar


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sábado, 10 de febrero de 2018

Lavoisier o como perder la cabeza de forma científica



Jean-Paul Marat, ese señor que después de ser apuñalado por Charlotte de Corday se nos muestra, gracias a la maestría del gran Jacques-Louis David, tan bellamente muerto en su bañera y casi beatificado, era un personaje que también tenía sus sombras. No es de extrañar que un personaje como él, que afirmaba:  «Quinientas o seiscientas cabezas cortadas habrían asegurado tu descanso, libertad y felicidad. Una humanidad falsa ha sostenido tus brazos y ha suspendido tus soplos; debido a esto, millones de tus hermanos perderán sus vidas», fuera conocido como "La ira del pueblo". Y desgraciadamente parece que no solo le movía la justicia, si no que a veces también lo hacía el rencor. 

El gran científico Antoine-Laurent de Lavoisier, fue acusado directamente, junto a otros científicos, por el Señor Marat, parece que con cargos ciertamente ridículos (asuntos de recaudación de impuestos) y que difícilmente podían ocultar el rencor que Marat, científico también, guardaba hacia Lavoisier por haberle desaprobado una de sus invenciones, que además fue tachada como ridícula. No le costó mucho al Sr. Marat  que Lavoisier fuera condenado a la guillotina y a ser enterrado en una fosa común. De poco sirvió que se alegaran sus méritos científicos y los proyectos en los que se encontraba aun inmerso. Uno de sus jueces sentenció:

“La República no necesita ni científicos ni químicos, el curso de la justicia no puede ser detenido”

De forma que aproximadamente a las cinco de la tarde del jueves 8 de mayo de 1794 el bueno de Lavoisier fue ejecutado y decapitado. El matemático Lagrange, amigo de Lavoisier sentenció: 

“Un segundo bastó para separar su cabeza del cuerpo, pasarán siglos para que una cabeza como aquella vuelva a ser llevada sobre los hombros de un hombre de ciencias”

Para entender la infinita curiosidad de personas como Lavoisier por el avance del conocimiento es ciertamente ilustrativa la forma en la que Lavoisier se enfrentó a su muerte. Supongo que ante tanta actividad de la guillotina se hablaría mucho en el Paris de entonces de hasta cuanto tiempo después de ser cortada la cabeza de una persona esta mantenía la consciencia, por ello Lavoisier acordó con un amigo que tan pronto le fuera cortada cogiera su cabeza y le mirara fijamente a los ojos. Si el continuaba todavía con un hálito de vida en aquel cerebro separado de su cuerpo intentaría parpadearle todo el tiempo que pudiera para demostrárselo. Su amigo contaba que Lavoisier consiguió parpadear alrededor de 15 veces.

Hay cosas que no se pueden arreglar con un poquito de "loctite" y por supuesto, después vendrían los arrepentimientos y las esculturas, como la de la derecha, en el Hotel Ville de París. 

Se habla de otros casos en los que se intentó repetir el experimento de Lavoisier sin obtener resultados positivos. Sin embargo según el testimonio del médico francés Dr. Gabriel Beaurieux que recogió por escrito lo presenciado por él durante la decapitación de Henri Languille en Junio de 1905, si que sería posible aquellos parpadeos de Lavoisier, y según figura en los Archivos de Antropología criminal de aquel año contaba:  

"He aquí lo que pude apreciar inmediatamente después de la decapitación: los párpados y los labios del guillotinado se movieron en contracciones irregularmente rítmicas durante unos cinco o seis segundos… Yo esperé varios segundos más. Los movimientos espasmódicos cesaron. La cara se relajó, los párpados se cerraron a medias sobre los globos oculares, no dejando visible más que el blanco de la conjuntiva, exactamente como en los moribundos a los que tengo ocasión de ver todos los días en el ejercicio de nuestra profesión, o como en aquellos que acaban de morirse. Fue entonces cuando llamé con voz fuerte y aguda: “¡Languille!” Y vi que los párpados se alzaban lentamente, sin ninguna contracción espasmódica… Luego los ojos de Languille se fijaron en los míos con toda claridad y centrando las pupilas… Varios segundos después los párpados volvieron a cerrarse, de un forma lenta y tranquila, y la cabeza volvió a adquirir la misma apariencia que tenía antes de que la hubiese llamado. 
Y entonces le llamé de nuevo y, una vez más, sin ningún espasmo, despacio, levantó los párpados y unos ojos indiscutiblemente vivos quizá más penetrantes aún que la primera vez se fijaron en los míos. Luego los párpados volvieron a cerrarse, pero de un modo menos completo ya. Probé a realizar una tercera llamada; ya no hubo movimiento y los ojos adquirieron el tono vidrioso que tienen los muertos.Acabo de relataros con rigurosa exactitud lo que pude observar. Todo el proceso había durado de 25 a 30 segundos." La fotografía pertenece a la ficción de una película no identificada.

Estudios posteriores como el de la Universidad de Raboud en Nijmegen (Holanda) realizado con ratas indican que en su cerebro hay actividad cerebral hasta 17 segundos después de la decapitación y que estarían conscientes durante los primeros cuatro segundos. Un minuto más tarde, una onda eléctrica, lenta pero de gran tamaño, terminaba por enturbiaba sus mentes. Una onda que se conocía como "La ola de la muerte". Aún así las neuronas podrían llegar a ser reactivadas con el estímulo adecuado.

Fuentes: 
1.- Historia del Mundo sin los trozos aburridos - Fernando García Blazquez (Ariel)
2.- http://togiveinformation.blogspot.com.es/2011/11/el-cerebro-puede-vivir-cerca-de-un.html
3.- http://la-ciencibilidad.blogs.quo.es/2011/05/11/como-sabemos-si-una-decapitacion-duele/

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04.- http://la-ciencibilidad.blogs.quo.es/2011/05/11/como-sabemos-si-una-decapitacion-duele/

jueves, 8 de febrero de 2018

Nina Simone: Del fracaso a la gloria



“El jazz es una palabra blanca para definir a la gente negra. Mi música es música clásica negra”

Y es que Nina Simone, además de una gran cantante - sin duda, una de las interpretes con más personalidad de la historia del jazz-, había recibido en su juventud una solida formación pianística fundamentalmente clásica, que hicieron de ella una portentosa interprete del instrumento. Con cuatro añitos ya tocaba el piano en la iglesia donde su madre predicaba y fue allí donde una profesora de piano llamada Muriel Mazzanovich la vio tocar y se le ocurrió la idea de convertirla en una verdadera pianista clásica, olvidando que aquella chiquita era mujer y a la vez negra, lo que hacía de aquel reto y en aquella época y país, un verdadero imposible. En cualquier caso aquella profesora machacó a la niña (Nina viene de ahí, de niña, y "Simone" de su admiración por el papel que Simone Signoret hizo en la película "Paris, bajos fondos". Nina Simone se llamaba en realidad Eunice Kathleen Waymon) con interminables horas de práctica al teclado, metiendo en su cabeza las intrincadas partituras de J.S. Bach o los dificilísimos ejercicios de Carl Czerny

En 1951 llegó el momento de la verdad. Ya era una consumada concertista, que por su color tenía que ponerse firme para que sus padres no tuvieran que escucharla desde la última fila -siempre fue una chica de armas tomar- cuando se presentó a las pruebas de acceso para el afamado Conservatorio Instituto Curtis de Filadelfia, siendo la primera chica afroamericana que lo intentaba, lo que no dejaba de ser un verdadero lastre. Interpretó obras de gran calado de Rachmaninov, Liszt, Czerny y por supuesto Bach, pero no fue suficiente y puede que por fortuna para la historia de música le dijeron que no era admitida. Sin duda perdimos una gran pianista clásica pero ganamos una diosa del jazz y el soul, con lo que creo que salimos ganando. Hay que decir que, por el reducido número de plazas que ofertan, es el centro de estudios de más difícil acceso del mundo, solo detrás de la Escuela Julliard de Nueva York, donde curiosamente si pudo estudiar previamente Nina Simone, estudios que hubo de interrumpir por trasladarse su familia a Filadelfia. Por el Conservatorio de Filadelfia pasaron artistas de la talla de Leonard Berstein, Samuel Barber, Jorge Bolet, Lang Lang, Hilary Hahn, Nino Rota.... Ahora supongo que se sentirán un tanto jodidos de no poder poner el nombre de Nina Simone, tan grande como el de aquellos, en la lustrosa lista de antiguos alumnos.

El caso es que había que ganarse el sustento y aquello de tocar una polonesa de Chopin estaba muy bien, pero siendo negra daba poco para llenar la despensa familiar, asi que no tuvo otra que empezar a tocar el piano en un antro de Atlantic City durante toda la noche por 90 dólares al día. No era el lugar para una chica de su formación pero daba de comer y fue el lugar en el que empezó a nacer, a formarse, una de las verdaderas estrellas del soul y el jazz, hasta llegar a ser conocida como "High Priestess of Soul", o lo que es lo mismo la "Alta Sacerdotisa del soul". Pero no crean que olvidó del todo aquellas influencias clásicas; si escuchan su gran tema "Love me or leave me" notarán en su parte central un maravilloso solo de piano, en el que es perfectamente reconocible el estilo barroco de las obras para teclado del gran Johann Sebastian Bach; es verdadera música clásica pasada ligeramente por el tamiz del jazz. La fusión algunas veces nos regala maravillas como esta. Si pudiera hacer el emoticono de la reverencia lo dejaría por aquí. 

Os dejo el vídeo de "Love me or leave me". Espero que os guste tanto como a mi:




Fuente: A partir de:  http://www.jotdown.es/2017/09/desafio-perdicion-nina-simone/

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miércoles, 7 de febrero de 2018

Buñuel y Dali contra Juan Ramón Jiménez



No cabe duda de que a Luis Buñuel y Salvador Dalí, no les gustó para nada el "Platero y yo" (1914) de Juan Ramón Jiménez, al que habían conocido en la Residencia de Estudiantes madrileña. En aquellos locos años 20, Buñuel y Dalí eran dos verdaderos transgresores y aquel "Platero y yo"  les resultaba demasiado melifluo, así que en 1928, ambos artistas se decidieron a enviar una carta a la revista parisina "Cahiers d'Art" en la que se pronunciaban -desinteresadamente- muy críticos con la obra en general de Juan Ramón Jiménez y en particular con "Platero y Yo". La carta reza así:

Sr. don Juan Ramón Jiménez

Nuestro distinguido amigo:

Nos creemos en el deber de decirle -sí, desinteresadamente- que su obra nos repugna profundamente, por inmoral, por histérica, por cadavérica, por arbitraria. Especialmente: ¡¡Merde!! para su "Platero y yo", para su fácil y malintencionado "Platero y yo", el burro menos burro, el burro más odioso con que hemos tropezado.

Y para Vd., para su funesta actuación también:

¡¡¡¡Mierda!!!!

Sinceramente:

Luis Buñuel - Salvador Dalí

Cualquiera sabe la cara que pondría Juan Ramón Jiménez después de aquella andanada. Cuando ganó el Nóbel de literatura en 1956 lo hizo por el conjunto de su obra, pero se citaba muy especialmente "Platero y yo". Buñuel y Dalí filmarían un año después "Un perro andaluz" en la que curiosamente aparecen un par de burros en descomposición sobre unos pianos ¿Platero? Hay quien dice que esa imagen se inspira en la manía de Pepin Bello, amigo de ambos, de ir a los barrancos a las afueras de su pueblo para ver los cadáveres de los burros en descomposición. Cualquier cosa que pareciera contravenir la realidad, lo establecido, lo convencional les valía y atacar al establishment cultural, personificado en Falla o Juan Ramón Jiménez formaba parte del asalto al castillo. Sobre la carta contaba Salvador Dali


"En aquel momento queríamos mandar, para crear una especie de subversión moral, una carta a la persona más prestigiosa de España, únicamente para provocar una reacción y que la gente dijera: ¿Por qué lo han hecho?, y tal y cual. Entonces habíamos escogido dos o tres, y habíamos pensado en Falla, que tenía un gran prestigio, para decirle que era un hijo de puta, etc.: lo más que se puede decir; los pusimos en un sombrero (los nombres), y salió Juan Ramón Jiménez. Justamente acabábamos de visitar a Juan Ramón el día anterior, que nos había recibido sentimentalmente: "A ver, esa juventud maravillosa...", y dijo haber encontrado unos chicos magníficos en nuestro grupo. Entonces, sale en el sombrero y escribimos la carta, que era una carta terrible contra Platero, que el asno de Platero era un asno podrido, aquello de las estrellas era un sentimentalismo...; además, es verdad, a mí nunca me ha gustado Juan Ramón Jiménez, encuentro que es un poeta pésimo. En aquel momento de echar la carta, Buñuel tuvo una duda, pero la echó, la echamos, y al día siguiente Juan Ramón estuvo enfermo, diciendo: "No comprendo, un día antes recibo a estos chicos; me parecen... Y al día siguiente me insultan de la manera más grosera...".

¿Recuerdan el inicio de "Platero y yo"?

"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: '¿Platero?', y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal... Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel... Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra... Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo: - Tiene acero... Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo"


Fuente: http://olahjl.blogspot.com.es/2006/01/contra-juan-ramn.html

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martes, 6 de febrero de 2018

El español que inspiró "La bella y la bestia"



Todos nos hemos emocionado con la película de "La bella y la bestia" y hemos sufrido por aquel ser que se encontraba atrapado por una maldición en un cuerpo de animal. La historia nos fue contada por Gabrielle-Suzanne Barbot de Villenueve en su cuento de hadas titulado "La belle et la bëte" (1720), cuya versión más larga fue luego reescrita y publicada en 1756 por Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, convirtiéndose esta en la versión más conocida. Hay quien dice que la historia podría encontrar inspiración en el cuento "Cupido y Psique" recogido en "El asno de oro" de Apuleyo, pero no son pocos los que mantienen que la historia tiene como inspiración a un ser real, Pedro Gonzalez, un tinerfeño que llegó a ser conocido como el "Salvaje Gentilhombre de Tenerife" o "El Hombre Lobo Canario"


En 1537, poco despues de ser ocupadas las Islas Canarias por la Corona Española, nacía en Tenerife, Pedro González (con el tiempo conocido como Petrus Gonsalvus), hijo de menceyes guanches y afectado por una rara enfermedad llamada hipertricosis que hacía que su cuerpo estuviera recubierto de pelo, incluido su rostro. En aquel tiempo aquello constituía toda una atracción y pronto, cuando tan solo contaba con 10 años se le dio el destino de servir como presente regio y así por orden de Carlos V fue trasladado de Canarias a Bruselas para que sirviera de regalo a su tía, por entonces gobernadora de los Países Bajos. Parece que en el camino, el barco pudo ser atacado por corsarios franceses y el pobre niño fue llevado entonces a la corte de Enrique II, Rey de Francia.

"La bella" Catherine
En Francia, donde estaba de moda el mito del "Hombre salvaje", causó sensación y el Rey lo tenía por un presente extraordinariamente valioso en aquella época en que a los poderosos les gustaba alardear de aquello que era sumamente extraño. El rey que sabía español pudo comunicarse con Petrus Gonsalvus  y al saber de su talante afable e instruido, lo tomó bajo su directa protección, le instruyó en humanidades y le enseñó idiomas reservados a las clases altas como el latín, le concedió el honor de usar el Don ante su nombre dado su origen noble entre los guanches y además le  otorgó el puesto de "sommelier de panneterie bouche du roy" (servicio de boca del rey), puesto reservado para los nobles de mayor rango y con un sueldo de 240 libras anuales. Creando todavía más contraste entre los exquisitos modales y conversación del joven y su perturbadora presencia.


Para las personalidades que se acercaban a la corte parisina era toda una atracción y asi Giulo Alvarotto enviado diplomático del rey de Italia en la corte francesa en esas fechas, lo describía así:

"Su cara y su cuerpo esta recubierta por una fina capa de pelo, de unos cinco dedos de largo (9 cm.) y de color rubio oscuro, mas fina que la de una "marta cibellina" y de olor bueno, si bien la cubierta de pelo no es muy espesa, pudiéndose apreciar bien los rasgos de su cara".

Al fallecer en un torneo Enrique II, Pedro González paso a depender de su esposa, la reina Catalina de Medicis, supongo que pensando que no es bueno que un hombre esté solo lo caso con una joven y bellísima parisina, al parecer dama de la Reina, Catherine (La bella) con la que tuvo nada menos que seis hijos, cuatro de los cuales heredaron la enfermedad de su padre.

Pedro González murió en Capodimonte en 1618 a la muy avanzada edad para aquella época de 80 años, no sin antes haber pasado el y toda su familia por la corte de Flandes, al ser regalados a Margarita de Austria, gobernadora de Flandes y duquesa de Parma, y posteriormente fueron heredados por el hijo de ésta, Alejandro Farnesio


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