Ya no creo que haya cafés como los de antes, de esos en los que se reunía la intelectualidad para intercambiar genialidades, lugares ya míticos como el Café Gijón, el de Pombo o el Nuevo Café Levante. En este último instaló su tertulia el singular Valle Inclán y fue tal la pléyade de celebridades que eran asiduos del lugar que este llegaría a afirmar: "El cafe de Levante ha ejercido más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y que muchas consagradas academias".
Uno de aquellos fabulosos personajes que constituían la fauna habitual del Nuevo Café Levante era el sensacional escritor Pío Baroja, quién supongo que allí conocería a personas de toda clase y condición, resultando ciertamente valiosa su forma de valorar a los demás:
"Realmente, no sé si con justicia o no, a mi no me admira el ingenio, porque se ve que hay muchos hombres ingeniosos en el mundo. Tampoco me asombra que haya gente con memoria, por grande y portentosa que sea, ni que haya calculadores; lo que más me asombra es la bondad, y esto lo digo sin el menor asomo de hipocresía"
Visto el prisma desde el que veía la realidad Don Pío, creo que resulta interesante leer como veía el escritor a los españoles. Se cuenta que en el citado Café, un 13 de mayo de 1904, Don Pío logró el aplauso de los presentes, entre ellos Miguel de Unamuno y Benito Pérez Galdós, cuando encontrándose los tertulianos discutiendo sobre los españoles y sus singularidades, sentenció:
Visto el prisma desde el que veía la realidad Don Pío, creo que resulta interesante leer como veía el escritor a los españoles. Se cuenta que en el citado Café, un 13 de mayo de 1904, Don Pío logró el aplauso de los presentes, entre ellos Miguel de Unamuno y Benito Pérez Galdós, cuando encontrándose los tertulianos discutiendo sobre los españoles y sus singularidades, sentenció:
“La verdad es que en España hay siete clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A saber:
Una: los que no saben;
dos: los que no quieren saber;
tres: los que odian el saber;
cuatro: los que sufren por no saber;
cinco: los que aparentan que saben;
seis: los que triunfan sin saber, y
siete: los que viven gracias a que los demás no saben.
Estos últimos se llaman a sí mismos “políticos” y a veces hasta “intelectuales”.
Como todas las buenas cosas, su descripción resulta intemporal y de plena actualidad. ¿Y vosotros a que tipo pertenecéis?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.