Charleville, el 2 de noviembre de 1870
Señor:
A únicamente usted.
(...) ¡he mantenido mi promesa! Muero, me descompongo en la banalidad, la maldad, la monotonía. Qué quiere, me obceco horriblemente en adorar la libertad libre y... un montón de cosas que producen piedad ¿No es así?
Podría volver a marcharme hoy mismo, debería hacerlo: me he vestido, he vendido mi reloj ¡y viva la libertad! ¡Pero me he quedado!, ¡me he quedado!
Y me gustaría poder marcharme, todas las veces que haga falta. Vayámonos, gorro, capota, las manos en los bolsillos ¡y salgamos! Pero me quedaré, me quedaré. No lo he prometido,
pero lo haré para merecer su afecto. Usted me lo pidió... lo mereceré.
La admiración que tengo por usted, no soy capaz de expresarla hoy más de lo que lo hice el otro día. Se lo probaré, si puedo hacer algo por usted, moriré por hacerlo, doy mi palabra, tengo
tantas cosas que decirle...
Este descorazonado de:
A. Rimbaud
Guerra: no hay sitio en Mézières. Pero ¿para cuándo? Hice vuestro pedido al Sr. Deverriére y si hay algo mas que hacer, lo haré. Por aquí y por allá, francotiradores. Abominable prurito del idiotismo, ese es el espíritu de la población. Se oyen las bellas. Id.
Es disolvente.
Imagen: Jean Louis Forain.- Retrato de Rimbaud
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