sábado, 27 de abril de 2013
Astérix y Obélix.- cómic e historia
"¡Por Tutatis! ¡Están locos estos romanos!"
En 1959, el guionista francés René Goscinny (1926-1977) ideó un héroe que tuviera aspecto de antihéroe: bajito, enclenque y sin ningún atractivo, pero dotado de una inteligencia excepcional y una sensatez que le permite salir airoso de cualquier circunstancia adversa. El lápiz del dibujante Albert Uderzo (1927) dio forma a ese héroe, y así nació 'Astérix el galo', la primera de una larga serie de divertidas y entrañables aventuras.
Astérix y sus amigos viven felices en una aldea situada en la provincia romana de Armórica -en lo que actualmente es la Normandía francesa- de la que nunca se ha sabido el nombre. Los romanos la llaman "la aldea de los locos". ¿Por qué? Porque esos "locos" repletos de poción mágica suelen hacer la vida imposible a los legionarios que acampan en los campamentos que rodean el pueblecito.
Convencidos de la imposibilidad de someter la aldea al poder de Roma, los legionarios sólo aspiran a no encontrarse fortuitamente en el bosque cercano al pueblo con Astérix y, sobre todo, con Obélix, gran amante de las peleas, sobre todo si se trata de aporrear romanos. Esos encuentros se suelen dar con frecuencia, ya que tanto Astérix como Obélix -principalmente este último- necesitan acudir al bosque en busca de su principal fuente de alimentación: los jabalíes.
Pero ¿Por qué los nombres de todos los personajes galos terminan en -ix? La terminación se debe a un personaje histórico real, Vercingetorix, que era el líder supremo de las tribus galas a las que Julio César venció en la Guerra de las Galias (58-51 a. de J.C.). Aunque César es el villano por excelencia de estas historietas, la pluma de Uderzo lo ha tratado con sumo respeto, pues es de los pocos personajes cuya imagen no está caricaturizada.
Y pese a que los romanos son los 'malos' de la película y casi siempre se ven envueltos en situaciones ridículas que provocan la carcajada del lector, en el trasfondo de las aventuras de Astérix se aprecia el respeto y la admiración por la cultura romana: son muy frecuentes las menciones a la literatura latina, la mitología, las frases célebres de César y otros personajes históricos romanos...
Entre los moradores de la aldea de Astérix y Obélix destacan el jefe Abraracúrcix, un valiente que sólo teme "que el cielo le caiga sobre la cabeza"; el bardo Asurancetúrix, cuyo talento musical deja mucho que desear, y, por supuesto, el druida Panorámix, cuya magia permite a sus amigos permanecer ajenos a la dominación romana.
En el pueblo y sus alrededores tienen lugar buena parte de las aventuras de Astérix, pero la mayoría de ellas transcurren durante largos viajes por el mundo: 'La vuelta a la Galia' -un homenaje al Tour de Francia-, 'Astérix en los Juegos Olímpicos', 'Astérix en Hispania', 'Astérix en la India'... Por supuesto, el héroe galo y su inseparable Obélix han viajado a Roma. Ocurrió en 'Astérix Gladiador' y en 'Los laureles del César'.
La gran amistad que une a Astérix y Obélix puede ser un reflejo de la que mantenían sus creadores. Tras la muerte de Goscinny en 1977, Uderzo decidió continuar la saga en solitario, y siempre ha aprovechado cualquier oportunidad para homenajear a su amigo. Y por Tutatis -una de las deidades galas- que estas palabras son ciertas: en 'La odisea de Astérix', uno de los primeros cómics realizados con guión de Uderzo, el rostro de uno de los personajes es la caricatura de Goscinny.
Desvelar el final de una aventura de Astérix no es un problema, porque todas ellas terminan igual: con un banquete bajo la luz de las estrellas en esa aldea sin nombre. Es cierto que en alguna ocasión -'El hijo de Astérix', por ejemplo- el lugar de celebración del festín ha sido otro, pero lo que importa es que asistan todos los habitantes de la aldea y, sobre todo, que el menú incluya muchos jabalíes asados. ¡Por Tutatis!
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