viernes, 26 de octubre de 2012

Duelos con humor




Hace tiempo los modos de resolver conflictos o afrentas eran muy diferentes  a los que utilizamos en la actualidad.
Cuando un hombre se sentía ofendido, se lo hacía saber al ofensor educadamente y se citaban en un determinado lugar y hora, convenido por ambos, para un duelo como Dios manda. En Francia, a caballo entre el XIX y el XX, los agravios se resolvían con cita y para conocerse los contrincantes, llegaban a intercambiar su tarjeta de visita.

Esto le permitió algunas bromas a un escritor, periodista y humorista francés llamado Charles-Alphonse Allais, que después de provocar la riña entregaba al agraviado una tarjeta que no era la suya, supongo que con unas palabras similares a: “le espero en mi casa para batirnos en duelo, cuando le venga bien, por supuesto. Buenas tardes y que pase un buen día”. Algún novelista famoso e incluso algún crítico literario célebre fueron víctimas de esta broma. Debía ser digno de verse, abrir la puerta y encontrarse con un tipo vestido de negro y dispuesto a batirse en duelo.
 ⎯Buenas tardes, venía a batirme en duelo con el señor de la casa. ¿Pistola o espada?
 ⎯No, verá. Debe haber un error. Yo soy el señor de la casa y no sé de qué me habla. Pero si hay que sacar el acero a pasear, se saca, no vaya a quedar yo como el más cobarde de París.
 ⎯Sea pues.



La imagen pertenece a la película de Ridley Scott, "Los duelistas"

La anécdota está tomada de la página "Curistoria"

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