Franz Liszt era un auténtico prodigio tocando el piano y por su habilidad técnica y por su propia apariencia llegó a inspirar los mismos rumores que Paganini acerca de un posible pacto con el diablo para conseguir tales habilidades. La verdad es que tenía unas manos inmensas al igual que el violinista lo que le permitía conseguir registros al piano imposibles para otros intérpretes. Además de esta faceta suya de gran estrella de la interpretación era un portentoso compositor y una de las personalidades más singulares de la historia de la música, motivo por el cual Liszt era continuamente reclamado en todos los rincones de Europa. En una de estas giras ofreció un concierto para el Zar Nicolas I de Rusia y en el transcurso del mismo el Zar se puso a hablar con su secretario y como quiera que aquello paso de ser algo más que un simple comentario y se prolongaba en el tiempo, Liszt se sintió ofendido en su orgullo de artista y paro de tocar. El Zar dejó de hablarle a su secretario y le preguntó al artista el motivo de su pausa a lo que Liszt contestó inclinándose cortésmente ante Don Nicolás:
-"Cuando su majestad habla, todos los demás debemos callar".
Según se cuenta, en aquel momento el Zar salvó el trance con una amable sonrisa y le indicó con un ademán que podía continuar, cosa que el músico hizo de inmediato. Pero aquello fue sólo una escenificación de cara al público. La realidad era otra y es que la osadía de Liszt le salió bastante cara al suponerle la inmediata expulsión de Rusia y la declarada enemistad del Zar, algo determinante, toda vez que fue este Zar el que negó el divorció a Carolina Ivanovska, Princesa de Sayn-Wittgenstein, mujer con la que Liszt mantenía una muy sería relación sentimental y que no pudo acabar en matrimonio por el rencor imperial. "Como artista, no recoges un millón de marcos sin hacer algún sacrificio sobre el altar del Arte." Son palabras del propio Liszt que quién sabe si fueron inspiradas por aquel costoso arrebato de orgullo ante el Zar de todas las Rusias.
Abajo, en los vídeos, podemos ver en primer lugar a Vladimir Horowitz, posiblemente el mejor de los pianistas de los que se tiene registro sonoro (hago esta apostilla, por que si queremos decir de la historia posiblemente deberíamos contar con Liszt también), interpretando una de las piezas de Liszt, en concreto la delicada "Consolacion nº 3". Le sigue el pianista de moda Lang Lang con otra amorosa pieza "Sueño de amor" y por ultimo veremos al espectacular Evgeny Kissin (ganador del premio Chopin) tocando la impresionante "Campanella", pieza en la que se dan la mano Paganini autor original y Liszt que la adapta al piano, resultando esta una de las piezas más difíciles del repertorio pianístico y habitual encore-bis de muchos conciertos.
"Consolación nº 3" por Vladimir Horowitz
"Sueño de amor" por Lang Lang
"La Campanella" por Evgeny Kissin