Hoy en día las medidas de los trajes de baño son más fuente de intranquilidad para los hombres que para las mujeres, pero hubo un tiempo y un lugar en el que las mujeres no las tenían todas consigo para conseguir un relajado día de baño. Es lo que ocurrió a las bañistas de la playa Tidal Basin en Washington (al fondo de la foto puede apreciarse el obelisco que adorna la ciudad), desde que el Superintendente Col. Sherrrill, gran vigía de la moralidad, lanzó una orden por la cual los trajes de baño no podían dejar sin cubrir más de seis pulgadas de muslo desde la rodilla hasta el borde del bañador, y claro, como las ordenes están para cumplirlas, alguien tiene que vigilarlas y ahí podemos ver, rodilla en tierra, con su placa al cinto al agente Bill Norton, aparentemente meticuloso al milímetro, en plena faena. Y es que los locos años veinte eran locos en muchos sentidos.
No tenemos constancia del autor de la fotografía.