"Los ángeles de las despedidas nunca lloran. Ni duermen. Me voy a quedar
ahí afuera, cosiendo con tus sueños viejos una silueta de sombra para
que te acompañe en tu viaje a Itaca. Te la coseré a los pies. Y así el
cuento acabará bien. Un remiendo que tal vez dure poco, porque nada en
este mundo dura mucho, pero también se puede disfrutar de lo efímero,
¿no te parece?"
Imagen: Waterhouse.- Miranda, la tempestad