domingo, 1 de septiembre de 2013

Alexandre Dumas (padre) por él mismo (Citas):

 
 
"Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre; estrecho es el cerebro y cobija el pensamiento; no es el ojo más que un punto y abarca leguas."

"Una persona que duda de sí misma es como un hombre que se alista en las filas de sus enemigos y blande sus armas contra sí mismo. Hace de su fracaso una certeza porque él mismo es la primera persona en estar convencida de ello."
 
"El orgullo de quienes no pueden edificar es destruir."

"El tiempo solo se calcula por la felicidad o por el dolor."

"¡Aquel tiempo feliz en que éramos tan desgraciados!"

"Buscad la mujer. "Cherchez la feme" (Les mohicans de París).

"Creemos, sobre todo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad."

"Cuando el amor desenfrenado entra en el corazón, va royendo todos los demás sentimientos; vive a expensas del honor, de la fe y de la palabra dada."

"Cuando el diablo se mezcla en los asuntos humanos para arruinar una existencia o trastornar un Imperio, es muy extraño que no se halle inmediatamente a su alcance algún miserable al que no hay más que soplarle una palabra al oído para que se ponga seguidamente a la tarea."

"Dios ha querido que la mirada del hombre fuese la única cosa que no se puede ocultar."

"El amor es física, el matrimonio, química."

"El amor inspira las más grandes hazañas e impide realizarlas."

"El bien es lento porque va cuesta arriba. El mal es rápido porque va cuesta abajo."

"El hombre nace sin dientes, sin cabello y sin ilusiones. Y muere lo mismo: sin dientes, sin cabellos y sin ilusiones."

"El mayor delito es el suicidio, porque es el único que no da lugar al arrepentimiento."

"En los negocios no existen los amigos: no hay más que clientes."

"Es deber aquello que exigimos de los demás."

"La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir."

"La vejez no podría soportarse sin un ideal o un vicio."

"La vida es fascinante: sólo hay que mirarla a través de las gafas correctas."

"Nada consigue tantos triunfos como el éxito."

"No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo."

"No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor."

"Por bien que se hable, cuando se habla demasiado, siempre se acaban diciendo tonterías."

"Que los elefantes sean tan inteligentes y los hombres tan bestias debe ser debido a una cuestión de educación."

"Si dais la impresión de necesitar cualquier cosa no os darán nada; para hacer fortuna es preciso aparentar ser rico."

"Todas las generalizaciones son peligrosas, incluso ésta."


Alexandre Dumas fue un novelista y dramaturgo francés del periodo romántico, conocido como Dumas padre. Dumas, uno de los escritores franceses más leídos, es conocido ante todo por sus novelas históricas "Los tres mosqueteros" (1844) y "El conde de Montecristo"(1844).

Dumas nació en Villers-Cotterêts, Aisne, el 24 de julio de 1802. Era hijo de un general y nieto de un noble afincado en Santo Domingo. Había recibido una escasa educación formal, pero mientras trabajaba para el duque de Orleans, en París, leía con voracidad, sobre todo historias de aventuras de los siglos XVI y XVII, asistía a las representaciones de una compañía inglesa shakesperiana y comenzó a escribir obras de teatro. La Comédie Française produjo su obra "Enrique III y su corte" en 1829 y el drama romántico "Cristina" en 1830; ambas obtuvieron un éxito rotundo. Dumas fue un escritor muy prolífico, con cerca de 1.200 volúmenes publicados bajo su nombre. Aunque muchas de estas obras son fruto de colaboraciones o del trabajo de otros escritores a quienes contrataba, la mayoría de ellas llevan la impronta inconfundible de su genio personal y su inventiva.
 
Sus ingresos eran enormes, pero apenas suficientes para sufragar su extravagante modo de vida en los últimos años: gastaba enormes sumas de dinero en mantener su finca en los alrededores de París (Montecristo), mantenía a numerosas amantes (una de las cuales era la madre de su hijo Alejandro), compraba obras de arte y hacía frente a las pérdidas derivadas de sus muchas aventuras empresariales. Cuando murió, el 5 de diciembre de 1870, estaba prácticamente en bancarrota. Además de novelas históricas, la obra de Dumas incluye las obras de teatro Antonio (1831), La torre de Nesle (1832), Catherine Howard (1834), Kean, o desorden y genio (1838) y El alquimista (1839), así como numerosas dramatizaciones de su propia ficción. También escribió memorias en las que ofrece un vivo retrato de su tiempo.

La mejor oferta (Giuseppe Tornatore, 2013)





"Todo puede falsificarse. La alegría, el dolor, el odio, la enfermedad, la recuperación... hasta el amor."


"El amor por el arte y saber sujetar un pincel no te convierten en artista. Necesitas un misterio interior y eso, mi querido Billy, tú no lo has poseído nunca."


" Siempre hay algo auténtico oculto en toda falsificación."


"Cuando piensas que ya la has conquistado es cuando descuidas la estrategia."


"Los artistas siempre odian lo que crean."


"Supongo que el sentir cierto interés por una persona engendra necesariamente la convicción de que es hermosa."


"Las emociones son como las obras de arte, pueden falsificarse. Parecen idénticas al original, pero son falsas."

Georg Trakl.- Salmo



Hay una luz que el viento ha extinguido.
Hay una taberna que en la tarde un ebrio abandona.
Hay una viña quemada y negra.
con agujeros llenos de arañas.
Hay un cuarto que han blanqueado con leche.
El demente ha muerto.
Hay una isla de los mares del sur
para recibir al dios del sol. Tocan los tambores.
Los hombres ejecutan danzas de guerra.
Las mujeres contonean las caderas
entre enredaderas y flores de fuego,
cuando el mar canta. Oh nuestro paraíso perdido.

Las ninfas han abandonado los bosques de oro.
Sepultan al extranjero.
Comienza entonces una lluvia ígnea.
El hijo de Pan surge
bajo la apariencia de un peón caminero,
que duerme al mediodía sobre la tierra ardiente.
Hay niñas en un patio con vestiditos
de una pobreza desgarradora.
Hay salas colmadas de acordes y sonatas.
Hay sombras que se abrazan ante un espejo ciego.
En las ventanas del hospital
se calientan los convalecientes.
Un barco blanco remonta el canal
cargado con epidemias sangrientas.

La hermana extranjera surge de nuevo
en los malos sueños de alguien.

Mario Vargas Llosa.- Conversación en la Catedral



"Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Los canillitas merodean entre los vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando los diarios de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia la Colmena. Las manos en los bolsillos, cabizbajo, va escoltado por transeúntes que avanzan, también, hacia la Plaza San Martín. El era como el Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento. Piensa: ¿en cuál? Frente al Hotel Crillón un perro viene a lamerle los pies: no vayas a estar rabioso, fuera de aquí. El Perú jodido, piensa, Carlitos jodido, todos jodidos. Piensa: no hay solución. Ve una larga cola en el paradero de los colectivos a Miraflores, cruza la Plaza y ahí está Norwin, hola hermano, en una mesa del Bar Zela, siéntate Zavalita, manoseando un chilcano y haciéndose lustrar los zapatos, le invitaba un trago. No parece borracho todavía y Santiago se sienta, indica al lustrabotas que también le lustre los zapatos a él. Listo jefe, ahoritita jefe, se los dejaría como espejos, jefe." (pág.1)


"Huele a sudor, ají y cebolla, a orines y basura acumulada, y la música de la radiola se mezcla a la voz plural, a rugidos de motores y bocinazos, y llega a los oídos deformada y espesa. Rostros chamuscados, pómulos salientes, ojos adormecidos por la rutina o la indolencia vagabundean entre las mesas, forman racimos junto al mostrador, obstruyen la entrada. Ambrosio acepta el cigarrillo que Santiago le ofrece, fuma, arroja el pucho al suelo y lo entierra con el pie.

Sorbe la sopa ruidosamente, mordisquea los trozos de pescado, coge los huesos y los chupa y deja brillantes escuchando o respondiendo o preguntando, y engulle pedacitos de pan, apura largos tragos de cerveza y se limpia con la mano el sudor: el tiempo se lo tragaba a uno sin darse cuenta, niño. Piensa: ¿por qué no me voy? Piensa: tengo que irme y pide más cerveza: Llena los vasos, atrapa el suyo y mientras habla, recuerda, sueña ó piensa, observa el círculo de espuma salpicado de cráteres, bocas que silenciosamente se abren vomitando burbujas rubias y desaparecen en el líquido amarillo que su mano calienta."

“El corpulento río de olores parece fragmentarse en ramales de tabaco, cerveza, piel humana y restos de comida que circulan tibiamente por el aire macizo de la Catedral, y de pronto son absorbidos por una invencible pestilencia superior: ni tú ni yo teníamos razón, papá, es el olor de la derrota, papá.” (pág. 30).

Imagen: Mario Vargas Llosa, en la terraza del bar La Catedral junto a su segunda esposa, Patricia, en 1969. Foto: Félix Nakamura.