viernes, 3 de agosto de 2018

Las manías de Berlanga



"Yo, cuando me siento demagogo, digo que erotismo es cuando lo hacen los ricos y pornografía cuando lo hacen los pobres. El erotismo es la pornografía vestida de Dior"

De no ser por la genialidad de la frase, que me recuerda aquella otra de Woody Allen en la que afirmaba que "El sexo solo es sucio si se hace bien" no traería esta manía del director por aquí, pero, sí, esa era una de las aficiones, o fijaciones si ustedes quieren, del gran Luis García-Berlanga, su pasión por el erotismo, algo que prácticamente no aparece en su cine y si acaso en "Tamaño natural", aquella película en la que Michel Piccoli aparece enamorado de una muñeca hinchable de apariencia casi real y más sumisa y dócil que su esposa o su joven amante, o en "La escopeta nacional" con aquella colección de vellos púbicos que tenía el Marqués al que daba vida Luis Escobar. Berlanga era un ser singular, sufridor de los avatares de la Segunda Guerra Mundial en el frente ruso como miembro de la División Azul, una aventura en la que se metió voluntario para evitar represalias sobre su padre que había sido Gobernador Civil de Valencia con la República. Después de tanto frió y calamidades le quedó el suficiente buen humor y talento para entregarnos un buen ramillete de películas deliciosas como "Placido" (posiblemente la mejor película del cine español), o "Bienvenido Mister Marshall", "Calabuch", "Los jueves milagro", "El verdugo", "La escopeta nacional" o "La vaquilla"... obras en las que milagrosamente  lograba sortear la censura e  introducir una buena dosis de crítica al régimen.  De hecho la manía más reconocible de Berlanga era la de incluir en todas sus películas, sin venir a cuento, la palabra "austrohúngaro".... lo que provocaba que ante cualquier nuevo estreno de una película suya todo el mundo estuviera atento a ver en qué momento y de qué forma aparecía nuevamente la palabreja. 

Así podemos ver como en "El verdugo", durante la boda, el organista pregunta al cantante si esa noche estrenaban "El idilio austrohúngaro", o en "La vaquilla", al comienzo, se anuncia por el altavoz de las fiestas del pueblo que durante el baile se podría disfrutar del pasodoble “Suspiros austrohúngaros” en clara alusión a "Suspiros de España". En "La boutique" dos hombres se disponen a comprar un barco y uno le dice al otro “¡Éste cacharro está hecho un trasto, debió pertenecer al imperio austrohúngaro!”. En la deliciosa "Bienvenido Mister Marshall" se dice “Es un mapa tan antiguo que todavía existe el imperio austro-húngaro”... y así en todas ellas, de una manera u otra salía la palabrita.

Era una manía más, un fetiche que el pensaba que le traía suerte además de una manera de reírse de si mismo y de su arte. Recordemos que Berlanga, cuando le preguntaron si se reía de todo contestó que el solo se reía de lo importante, y evidentemente para él nada más importante que sus películas. Me gustaría saber como se ponía de acuerdo con Rafael Azcona, el genial guionista con el que tantas colaboraciones hizo, para incluir estos juegos en la trama.

El gran actor Luis Ciges, compañero en la División Azul de Berlanga comentaba así estas manías y su participación en "Plácido" (en la foto de la izquierda en su papel de pobre):

"Berlanga no va de director. Va de no decirte nunca que has estado bien. Te partes un pie, pasa a tu lado y ni te pregunta. Pero te deja improvisar. Siempre que sepas las palabras clave berlanguianas, astrolabio, austrohúngaro y rotoprint, puedes meter tu chorrada. Austrohúngaro la pone en todas. Hitchcock sale, Berlanga mete austrohúngaro”.”Para Plácido me dijo que no daba el tipo de pobre (en esa época me llamaban maricón de playa, era un hombre de gimnasio, me llevaba a las chicas de calle y daba unas hostias…). Yo le dije: “Lo daré”. Me fui al ilustre Iranzo, peluquero de Barcelona, y le pedí que me hiciera un corte bueno para pasear, pero que con un golpe se escoñara. Me compré una gabardina, la llevé un mes, me metí bocadillos de chorizo y de tortilla en los bolsillos para que chorrearan bien, y me presenté a él.

-¿Qué pobre hago? ¿El que engaña, el que se guarda la comida o el vago?

-No me des el coñazo, Luis, que tú eres el actor.

-Ah, bueno. Hacemos el pobre que salga, entonces."

Jugando con el misterio de la palabreja, en el siguiente vídeo se hace un simpático homenaje al cine de Berlanga:

En la foto pequeña de la derecha se puede ver a Berlanga junto a dos de los grandes actores  del cine español José Luis López Vázquez  disfrazado de Groucho y al piano Pepe Isbert.

Las imágenes han sido tomadas de las siguientes páginas:
https://www.pinterest.es/pin/93942342213128880/
http://mondo-berlanga.blogspot.com/2014/01/luis-garcia-berlanga-en-imagenes.html
http://zinefilaz.blogspot.com/2016/12/cine-navideno-placido-1961.html