lunes, 21 de marzo de 2016

John Barrymore, "El gran perfil"




No son pocas las sagas familiares que en el mundo del cine han cincelado en mármol la máxima "de tal palo tal astilla", así, son familias famosas de actores los Fonda, los Coppola, los Huston, los Baldwyn, los Carradine, los Sheen, los Sutherland, los Douglas y alguna que otra más, pero sin duda una de las sagas más prolíficas es la de los Barrymore, que abarca además prácticamente toda la historia del cine y con justicia podrían considerarse la familia Bach del séptimo arte.

Lionel Barrymore, Ethel Barrymore y John Barrymore eran hermanos e hijos de actores de teatro, y marcaron con su calidad interpretativa los inicios del cine. La saga familiar crecería a través de John, cuyos hijos Diana Barrymonre y John Drew Barrymore Jr. siguieron manteniendo alto el pabellón familiar en Hollywood, y a traves de este último todavía nos presentarían a un nuevo eslabón de la saga, la conocida Drew Barrymore. 

John Barrymore, que como hemos visto es la rama del árbol por la que la saga sigue creciendo, y seguramente fue el mejor actor de toda la saga. Era conocido en su tiempo como "El gran perfil", un perfil perfecto que dejó impreso junto a sus manos y pies en el cemento del Teatro Chino de Hollywood tal y como se puede ver en la imagen que dejamos al final de la entrada. Era un actor de gran calidad y una voz maravillosa que le vinieron de perlas una vez llegada la época del cine sonoro. Grandioso actor de teatro, nos regaló ya como interprete de cine, estupendos papeles en "Gran Hotel", "La comedia de la vida" o "Cena a las ocho", en los que a veces se reflejaba su singular vida personal y que fue finalmente motivo de parodia. Desgraciadamente su estrella se fue apagando debido a una fuerte adicción al alcohol que provocó que a veces, en su época postrera, ni tan siquiera fuera capaz de recordar sus parlamentos, problema que de hecho hizo dejar inconclusa una versión en color de su "Hamlet". Y es que mucho antes de que Paco Arrabal hiciera famosas las apariciones televisivas y su milenarismo etílico ya hacía décadas que John Barrymore había inventado aquel esperpento de las borracheras televisivas.  Murió en 1942, con sesenta años, evidentemente de una cirrosis complicada con una neumonía. Al enterarse de su muerte, Harpo Marx diría: "La muerte de un gran hombre es algo trágico y doblemente trágico es que la grandeza muera antes que el hombre"

Pero mientras ese triste ocaso no llegó, John Barrymore llevó un estilo de vida donjuanesco y algo "crápula" en el que su "Gran perfil" y fama le facilitaban todas las mujeres que pudiera desear. A este respecto hay una buena anécdota contada por Raoul Walsh, director de cine y amigo de juergas de John:

"Una dama se acercó a nuestra mesa y John le sonrió.
-¡Es usted John Barrymore! -exclamó en un perfecto y londinense inglés-. Le vi en Hamlet el año pasado. Estuvo maravilloso. Soy una gran admiradora de Shakespeare y debo felicitarle por su interpretación, nunca he visto un príncipe danés mejor representado.

   Halagado, John inclinó la cabeza y le ofreció una silla, pero la dama continuó:

- Gracias, pero voy con un grupo que me está esperando. No obstante... -parecía querer preguntar algo-. Ya sé que es algo poco delicado pero, verá, he visto Hamlet varias veces y nunca me ha quedado claro si tuvo o no relaciones sexuales con Ofelia. ¿Usted que opina, Mr. Barrymore?

 Su semblante adquirió un gesto de meditación y, tras un pequeño silencio, le dió su experimentada opinión:

- Sólo en la compañía de Chicago, señora"

Genio y figura hasta la sepultura... y por cierto, hablando de sepulturas, en otra ocasión contaremos la esperpéntica y divertida historia ocurrida con su cadáver y sus amigos de juergas.

John Barrymore dejando su perfil sobre el cemento del Teatro Chino de Hollywood



Para los curiosos, dejamos este pequeño documental sobre John: