jueves, 25 de febrero de 2016

Louis Calhern visto por Marlon Brando




Louis Calhern era un estupendo actor de carácter, ideal para dar consistencia a cualquier historia. Era un sensacional actor de teatro y sus cualidades declamando perfectamente sus papeles pronto fueron apreciadas por los chicos de Hollywood que necesitaban de buenas voces cuando llegó la época del sonoro. No fue Calhern un actor con una nómina amplísima de grandiosas películas, pero si que dejó su sello en un ramillete de ellas ciertamente excepcionales. 

Casi siempre sus papeles correspondían a grandes señores, caballeros o aristócratas, por lo que no es extraño que sus papeles más recordados entren dentro de ese rol. Resultan inolvidables sus actuaciones en películas como "La jungla de asfalto" en la que acorralado por las circunstancias se convierte en el socio capitalista de un grupo de ladrones, o su corto pero intenso papel como jefe del clan de espías en "Encadenados", como acaudalado aristócrata en "El Conde de Montecristo" o la sensacional "Julio Cesar" en la que compartía cartel con toda una pléyade de grandes actores entre los que se encontraba Marlon Brando, recordándonos entre todos cual es el significado de la palabra "actuar" y que es una película de verdad. Fue precisamente Marlon Brando el que contaba esta curiosa anécdota acerca del atildado Calhern  de quien decía que era: 

"Un borracho alegre, risueño y divertido, pero era un hombre solitario y desdichado", añadía "un actor viejo, impotente y gran bebedor, con una trayectoria clásica: conocía todos los trucos, había interpretado todos los papeles de Broadway". y completaba diciendo: "Me contó que en una ocasión estaban a punto de estrenar una obra nueva, y que los productores tenían tanto miedo de que estuviera borracho la noche del estreno que lo encerraron en una habitación del cuarto piso del Lambs Club, el club que los actores frecuentaban en New York. Cuando se marcharon, él miro por la ventana y vio un camarero del Lambs que pasaba por abajo. Lo llamó, dejo caer un billete de veinte dólares al suelo y le pidió que le subiera una botella de whisky y una paja. Cuando el camarero llamó a la puerta cerrada con llave, Louis le dijo: " Mete la paja en la cerradura y el otro extremo en la botella ". Vació la botella con la paja y pronto quedó como una cuba. Cuando los productores -que lo habían cacheado y habían registrado la habitación en busca de bebidas alcohólicas  antes de encerrarlo- fueron a buscarlo, no salían de su asombro y Louis me contó que nunca descubrieron cómo había cogido la borrachera. Pero la noche del estreno, Louis recibió reseñas maravillosas por su actuación ".  





Una foto deliciosa esta de Calhern junto a Marilyn para recordar una sensacional frase suya en "La jungla de asfalto", película a la que precisamente pertenece la fotografía.

"El crimen es solo una forma primitiva de la violencia humana"

miércoles, 24 de febrero de 2016

Richard Burton y Liz Taylor: Crónicas etílicas



Que Richard Burton era un portento como actor nadie lo duda; que era un prodigio elevando vasos de vodka forma parte también de su leyenda. 

Su biografo Melvyn Bragg contaba que en 1960, encontrándose Burton realizando el papel de Arturo junto a Julie Andrews en el rol de Ginebra en un musical de Broadway titulado "Camelot", se apostó que sería capaz de beberse dos botellas enteritas de vodka, una en cada una de las dos representaciones que daban ese día, sin que se le notasen los efectos encima de las tablas. Como árbitro de esta singular apuesta eligieron a Julie Andrews que por supuesto estaba ajena a todo aquel desafío. Una vez finalizadas las dos funciones, Burton se dirigió a la Andrews y le preguntó:

- ¿Qué te ha parecido hoy mi actuación, preciosa?
- Un poco mejor que de costumbre - fue la respuesta de la actriz.

No cabe duda de que Richard Burton era un titan en cuanto a trasegar vodka, incluso hay quien eleva su techo y dice que durante el rodaje de "El espía que surgió del frio" era capaz de liquidar tres botellas de vodka al día, tal y como se recoge en el libro "El amor y la furia, la verdadera historia de Elizabeth Taylor y Richard Burton". Esta desmedida tendencia al alcohol le provocó durante esa época los típicos temblores de un alcohólico cuando le falta la bebida e incluso tuvieron que llevarlo al médico al final del rodaje de la mentada película, manifestando el médico que había estado a punto de morir a causa de sus excesos con la bebida. Parece que una vez que le vio las orejas al lobo logró reconducirse y poner coto a sus desmanes etílicos. A pesar de ello murió joven, con tan solo 58 años, con siete merecidas nominaciones a los premios Oscar y sin ninguna estatuilla para adornar su cuarto de baño.

Sus peleas y borracheras con Liz Taylor fueron "homéricas". Al parecer la Taylor, durante su relación con Burton era también una consumada experta en escrutar ávidamente el final de la botella en busca de una última gota de licor, al menos así lo contaba Burton en su autobiografía:

"Quien iba a pensar que un hombre famoso en su día por romper cristales, o enfrentarse a cualquier cosa bajo los efectos del alcohol, se horrorizaría viendo eso mismo en los demás? Al menos en quienes le rodean. ¿Y quién me rodea más estrechamente que E. (Elizabeth Taylor)? Desde hace un mes, con escasas excepciones, se ha ido a dormir no meramente achispada, sino borracha perdida. Y quiero decir borracha, ida, incapaz de caminar derecha y diciendo insensateces con una vocecita de niña en delirio febril (...) ¡Lo más espantoso es que me ha hecho aborrecer el alcohol!"

Unos grandiosos actores, y si los quieren ver haciendo de si mismos, y mereciéndose ambos a la vez un Oscar, que injustamente les fue negado, véanlos en "¿Quién teme a Virginia Woolf?" (Mike Nichols - 1966)








"El que vive según las prescripciones del médico, vive miserablemente"

A saber si esta frase la dijo Richard Burton antes o después de dejar de beber