domingo, 13 de diciembre de 2015

"El grito" de Munch y la máscara de "Scream"



“Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve; me apoyé en la barandilla, preso de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad. Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza.”

A pesar de estas palabras del pintor noruego Edvard Munch (1863-1944), no está clara cuál es la fuente de inspiración de este turbador cuadro expresionista, aunque es seguro que su atormentada vida tiene su reflejo en el. Munch había sido educado por un padre extremadamente severo y rígido, de pequeño vio morir a su madre y a una de sus hermanas de tuberculosis y por si fuera poco, uno de los pocos sostenes que le quedaban. su hermana Laura terminó enfermando y fue internada en un psiquiátrico por un trastorno bipolar. No es de extrañar que Munch terminara sintiendo deseos de gritar ante una realidad que le era tan poco propicia. Ya antes había efectuado un cuadro titulado "La desesperación". No falta quien atribuye el color rojo que se observa en el cielo a una puesta de sol muy intensa debida a las partículas en suspensión arrojadas a la atmósfera por la erupción del volcán Krakatoa, aunque esta fue 10 años antes de la ejecución del cuadro. 

Existen cuatro versiones de "El grito". La más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Noruega y data de 1893, hay otras dos versiones en el Museo Munch de Oslo y una cuarta que pertence a una colección particular.

El cuadro ha sido reproducido hasta la saciedad y ha sido inspiración para multitud de artistas al estilo de una siniestra Gioconda. Una de las inspiraciones más curiosas que se han producido en los últimos años ha sido la máscara de Ghostface creada por Wes Craven, con la que se cubren el rostro  los asesinos de la saga "Scream", llegando a convertirla en un icono popular, no ya de angustia o desesperación, sino de miedo y terror. No me quiero ni imaginar que diría Munch si supiera de esta perversión de su obra y de los sentimientos que dieron origen a la misma. Dejamos un repaso a su obra a modo de desagravio:






A partir de una entrada de "Alma Libre" en nuestra página de facebook. ¡Gracias Alma!


2 comentarios:

  1. Pasó por las dos guerras mundiales. Murió cuando la segunda estaba en su apogeo, no es de extrañar que haya vivido abrumado por tanto. Siempre me he preguntado cuánta adversidad puede soportar un ser humano. Hasta setenta veces siete me parece una respuesta asombrosa e injusta.

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  2. Se convirtió en un ícono tan fuerte que pierde su sentido original , por ejemplo, cuando lo vemos estampado en una remera de marca. Pero claro, ese nuevo grito cobra un sentido diferente: el grito ante las corporaciones multinacionales.
    Así que no estoy tan seguro de que Munch se desilusione demasiado al ver la perversión de su obra. Al menos creó algo que pareciera ser inmortal o renacer cada tanto, cosa que él pareciera no poder hacer.
    Muy buena entrada!
    Saludos!

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