miércoles, 24 de abril de 2013

Fragmento de "El árbol de la ciencia" - Pío Baroja


PIO BAROJA (1872-1956)
EL ÁRBOL DE LA CIENCIA -1911- (Fragmento)

«-¿Hay que indignarse porque una araña mate a una mosca? –siguió diciendo Iturrioz-. Bueno. Indignémonos. ¿Qué vamos a hacer? ¿Matarla? Matémosla. Eso no impedirá que sigan las arañas comiéndose a las moscas. ¿Vamos a quitarle al hombre esos instintos fieros que te repugnan? ¿Vamos a borrar esa sentencia del poeta latino: “Homo, homini lupus”, el hombre es un lobo para el hombre? Está bien. En cuatro o cinco mil años lo podremos conseguir. El hombre ha hecho de un carnívoro como el chacal, un omnívoro como el perro; pero se necesitan muchos siglos para eso. No sé si habrás leído que Spallanzani había acostumbrado a una paloma a comer carne, y a un águila a comer y digerir pan. Ahí tienes el caso de esos grandes apóstoles religiosos y laicos; son águilas que se alimentan de pan en vez de alimentarse de carnes palpitantes; son lobos vegetarianos. Ahí tienes el caso del hermano Juan…

-Ése no creo que sea un águila, ni un lobo.

-Será un mochuelo o una garduña; pero de instintos perturbados.

-Sí, es muy posible –repuso Andrés-; pero creo que nos hemos desviado de la cuestión; no veo la consecuencia.

-La consecuencia a la que yo iba era ésta: que ante la vida no hay más que dos soluciones prácticas para el hombre sereno: o la abstención y la contemplación indiferente de todo, o la acción limitándose a un círculo pequeño. Es decir, que se puede tener el quijotismo contra una anomalía; pero tenerlo contra una regla general es absurdo.

-De manera que, según usted, el que quiera hacer algo tiene que restringir su acción justiciera a un medio pequeño.

-Claro, a un medio pequeño; tú puedes abarcar en tu contemplación la casa, el pueblo, el país, la sociedad, el mundo, todo lo vivo y todo lo muerto; pero si intentas realizar una acción, y una acción justiciera, tendrás que restringirte hasta el punto de que todo te vendrá ancho, quizá hasta la misma conciencia.

-Es lo que tiene de bueno la filosofía –dijo Andrés con amargura-; le convence a uno de que lo mejor es no hacer nada.»

Sophía Loren y su actuación en "Dos mujeres"



Con su desgarradora interpretación en "Dos Mujeres" (La Ciociara - 1960 - Vittorio de Sica) Sophía Loren demostró que era mucho más que una belleza exótica en el mundillo de Hollywood y fue la primera que consiguió un Oscar a la mejor actriz interviniendo en una película no hablada en inglés, lo que tiene su merito, toda vez que los Oscar son un premio para promocionar la propia industria del cine estadounidense, algo que antes ocurría incluso más que ahora. Sobre el reto que le suponía a Sophía Loren, de orígenes muy humildes, el enfrentarse a dicho papel, contaba en una entrevista:
 
"En el rodaje de "Dos mujeres" yo tenía 25 años y debía interpretar el papel de madre de una chica de 14. ¿Qué sabía yo de la maternidad? Entonces pensé en mi madre, que luchaba como una leona para darnos de comer a mí y a mi hermana. Un tesoro interior que sacas a la luz, si tienes temperamento. Rodamos las escenas más dolorosas a la primera. Tras una mañana intensísima, De Sica decía: "¿Repetir escena? Nunca me la harías tan bien". Eso es lo que ha significado nacer pobre.


De cuando Valle-Inclán por no dar su brazo a torcer... lo perdió

En el Madrid bohemio de la llamada "Generación del 98", era habitual la asistencia de la intelectualidad de la época, a los numerosos cafés de la ciudad para disfrutar de las meriendas y posteriores tertulias que en ellos se organizaban. Entre estos "templos" de las tertulias, aderezadas con cafeína, ocupaba un lugar de honor el "Café Gijón" del que ya hablamos hace tiempo, pero otro de gran renombre era el famoso "Café de la Montaña" también conocido como "Café Imperial" que estuvo abierto a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Se encontraba en la planta baja del famoso "Grand Hôtel de París" (denominado "Hotel París") edificio en la Puerta del Sol que tuvo hasta hace poco el famoso anuncio de "Tío Pepe".

Se trataba de un café amplio, de elevado techo y se encontraba abierto de día y noche. Cuentan que poseía dieciséis puertas de salida; algunas daban a la Puerta del Sol, otras a la calle de Alcalá y otras a la carrera de San Jerónimo, razón por la cual se le denominaba también por aquel entonces "café pulmonía". Y precisamente en este Café de la Montaña tuvo lugar uno de los grandes lances de la literatura:

Uno de estos asiduos tertulianos era el dramaturgo, poeta y novelista gallego Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936), que desde su llegada a Madrid, solía acudir a las tertulias que se daban cita en el referido Café. Y como veremos a continuación, fue en este lugar donde el escritor perdió su brazo en una batalla, y no en una contra los turcos como le ocurrió a Cervantes donde perdió también su mano izquierda, sino que, conociendo el carácter irreductible de Valle-Inclán en sus opiniones, fue en una contienda dialéctica que tuvo lugar el 24 de julio de 1899. 

 Encontrándose Valle-Inclán tomando el "té español", es decir, un humilde café con leche, se desató una acalorada e insignificante porfía con otro de los contertulios, el cronista Manuel Bueno. Un tertulia sin que existiera apasionamiento en la discusión no respondía a las expectativas de aquellas reuniones, pero este día la cosa se pasó de rosca. Ambos se enzarzaron en una disputa sobre la legalidad de un duelo que se iba a celebrar entre un aristócrata español y un caricaturista portugués, un tema que estaba en boca de todos ya que uno de los duelistas era menor de edad. En el acaloramiento, Valle-Inclán llamó "majadero" a su contrincante, que por aquel entonces, era uno de los mayores insultos que se podían propinar (hoy en día hasta el arte del insulto ha caído en lo burdo y en un catálogo siempre limitado y altamente soez de palabrejas). El asunto acabó con amenazas, por un lado Ramón María llevaba por arma una botella de agua y Manuel Bueno lo acosaba con su bastón, llegándole a dar definitivamente un fuerte golpe en el brazo izquierdo a Valle-Inclán, con tan mala fortuna que fue a parar a uno de los gemelos de la manga de la camisa a la altura de la muñeca, clavándoselo y provocándole diversas fracturas que astillaron los huesos.

La herida fue mal curada, y al no echarle mucha cuenta, acabó gangrenándose. De manera que tres semanas después, tuvo que someterse a la amputación del brazo izquierdo.

Tiempo después, Valle-Inclán se reunía de nuevo con Manuel Bueno en el mismo lugar de la desgracia: el "Café de la Montaña", pero con la única intención de hacer las paces, el escritor le dijo que lo pasado, pasado estaba y que aún conservaba el brazo derecho para estrecharle la mano. Y es que entre personas realmente valiosas no cabe la sinrazón de un rencor eterno.

Con esta entrada continúa su andadura "Un mundo en la cocina" una página fantástica sobre todo lo relacionado con el mundo de la cocina, su historia, sus grandes chefs, trucos, recetas y todo aquello que hace de este mundo un verdadero arte. Os recomiendo que paséis por ella. El link:
http://www.facebook.com/UnMundoEnLaCocina

Groucho Marx dixit:

 
"Hace tiempo conviví casi dos años con una mujer hasta descubrir que sus gustos eran exactamente como los míos: los dos estábamos locos por las chicas."

Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense.

Spielberg y Truffaut: Un encuentro en la tercera fase




El genial director francés François Truffaut tuvo alguna que otra aparición como actor resultando las más recordadas las que hizo en "El pequeño salvaje" (1970) dirigida por él mismo y posteriormente su papel en "Encuentros en la tercera fase" (1977) dirigida por Steven Speilberg. Al respecto de esta última aparición contaba el director norteamericano:

"Yo admiraba a François Truffaut. Había visto todas sus películas, y en "El pequeño salvaje" le admire también como actor. Y cuando me di cuenta de que sabía actuar, y de que poseía las mismas cualidades que el personaje que yo había escrito en mi guión de "Encuentros en la tercera fase", le llamé por teléfono (…) Le comenté cómo me había gustado su interpretación en "El pequeño salvaje" y me contó la historia de que no le había quedado más remedio que interpretarlo porque se había quedado sin actor en el último minuto y no tenía ninguna opción. Le mandé el guión, y su manera de decir que sí fue mediante un telegrama una semana después. "¿Qué tengo que hacer para tener mi vestuario preparado?" Nunca he recibido una respuesta tan maravillosa."

Arriba en la foto se les puede ver en la foto, supongo que durante un descanso del rodaje de "Encuentros en la tercera fase"