lunes, 11 de febrero de 2013

Eugenio Trías.- Reflexiones sobre la muerte



 “Es posible preguntarse: ¿es esta vida presagio de una vida diferente? ¿Son nuestras vidas 'preludios de una desconocida canción que tendría en la muerte su primera y solemne nota', como decía Franz Liszt?”. Pero la muerte “nos aguarda siempre detrás, a nuestras espaldas; en el peor de los casos, esperando una estocada a traición; en el mejor, asistiendo por anticipado al moribundo. Espera nuestro último suspiro para enterrarnos, o para disolvernos en el fuego, en el humo, en ceniza”. “Se muere varias veces en el argumento de la vida”

“Nada, no pasa nada, te estás muriendo”. (cita de un film de David Lynch)
 “Acto seguido se ve la cámara en la parte superior de la pantalla, y el director ordena; ‘corten”.

Mario Benedetti.- Locura




"Cuentan que una vez se reunieron en algún lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura como siempre tan loca les propuso: ¿vamos a jugar a las escondidas?

La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse le preguntó: "¿A las escondidas? y... ¿Cómo es eso?"
"Es un juego", explicó la Locura, "en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón... y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupara mi lugar para continuar el juego.
El Entusiasmo bailó entusiasmado secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó convenciendo a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba hacer nada. Pero no todos querían participar.La Verdad prefirió no esconderse...
¿Para qué?... si al final siempre la hallaban. Y la Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en realidad lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella)... y la Cobardía prefirió no arriesgarse.


Uno, dos tres... comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Pereza, como siempre tan perezosa se dejó caer tras la primera piedra del camino.
La Fé subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La Generosidad casi no alcanzó a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos... Que si un lago cristalino... para la Belleza ... Que si una hendida en un árbol...perfecto para la Timidez.... Que si el vuelo de una mariposa... lo mejor para la Voluptuosidad.... Que si una ráfaga de viento... magnífico para la Libertad. Así terminó por acurrucarse en un rayito de sol.
El Egoísmo, en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio: aireado, cómodo... pero sólo para él.
La Mentira se escondió en el fondo de los océanos...(mentira, se escondió detrás del arco iris).
La Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes.
El Olvido... se me olvidó dónde se escondió el Olvido, pero eso no es lo más importante.

La Locura contaba ya novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve... y el Amor no había aún encontrado sitio para esconderse entre sus flores. Un millón contó la Locura y comenzó a buscar.
La primera en encontrar fue la Pereza... a sólo tres pasos detrás de unas piedras.
Después se escuchó la Fé discutiendo con Dios sobre Teología y a la Pasión y el Deseo los sintió vibrar en los volcanes.
En un descuido encontró a la Envidia y claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo.
Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solo salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas.

De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza, y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidir aún dónde esconderse. Así fue encontrando a todos.
Al Talento entre la hierba fresca... A la Angustia en una oscura cueva... A la Mentira, detrás del arco iris, (mentira... en el fondo del mar). Hasta el Olvido... ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas.
Pero... sólo el Amor... no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y pensó: "El Amor siempre tan cursi, seguro se escondió entre las rosas."
Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del Amor, la Locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró... rogó... pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó en la Tierra a las escondidas, el Amor es ciego... y la Locura siempre lo acompaña."

Imagen: Linda Butler.- Máscaras

Fragmento de "Escribir" - Marguerite Duras


 
"Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido, es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza hacia su propio destino y el de su autor, anonadado por su publicación: su separación, la separación del libro, como el último hijo, siempre al más amado. Un libro abierto también es la noche."

Esta entrada está tomada de la página del escritor José Manuel Pérez Padilla, que os recomiendo sin reservas que visitéis. Os dejo el enlace: http://www.facebook.com/PerezPadilla.Novelas?ref=ts&fref=ts