viernes, 25 de octubre de 2013

El travieso Alfred Hitchcock






En nuestra historia, Alfred Hitchcock tenía tan sólo 5 años, allá por 1904, conviviendo en su hogar familiar londinense con un padre aficionado a la disciplina más exacerbada que uno pueda imaginar. Un buen día el niño cometió una pequeña travesura; no está registrado qué fue exactamente pero según todos los indicios se trató de una tontería sin ninguna importancia, propia de un niño tan pequeño. El padre de Alfred Joseph, que además profesaba una religiosidad radical, temeroso de que su niño anduviera camino del fuego eterno, se fue a su despacho y escribió una carta. A continuación llamó al pequeño Alfred y le ordenó que se acercara a la comisaría de policía que estaba cerca de casa y le diera al responsable que era amigo del padre la carta. Alfred se fue a la comisaría y le doy la carta al comisario.

En la carta el padre había cometido la salvajada de pedir al comisario que encerrara a su hijo de tan sólo cinco años aquella noche en la cárcel para que mientras le encerraba le dijera que "así terminan los chicos malos" y aprendiera la lección. Está claro que en realidad al que debían haber llevado al Juzgado de Guardia y haber encerrado urgentemente es al padre, pero el caso es que el pequeño Alfred fue llevado a una celda hasta la mañana siguiente. Aquello marcó a ese niño para siempre como él mismo reconoció, causándole una fobia a la cárcel. Según muchos de sus biógrafos aquella experiencia infantil le marcó tanto que las fobias creadas salieron a relucir en el comportamiento de muchos de aquellos criminales que poblaron su filmografía




Imagen: el pequeño Alfred Joseph Hitchcock

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