domingo, 15 de septiembre de 2013

"La condesa descalza" - 1954 - Joseph L. Mankiewicz

 
 
"La condesa descalza" (The barefoot contessa - 1954)  es una versión acida y llena de grises del cuento de la Cenicienta, de la pobre bailarina que salta de los tablaos flamencos de Madrid, a los platos de cine y el estrellato al ser descubierta por unos cineastas estadounidenses, lugar desde el que todavía subirá (o bajará) un escalón más al casarse con un miembro de la aristocracia que la introduce en el mundo de los grandes salones. A pesar de todo ello y de tener a todos rendidos a sus pies, solo cuando descalza estos para sentirse como la bailaora que fue puede sentir un atisbo de la felicidad que se le resiste en el falso mundo en el que vive. 
 
 

El propio director, Joseph L. Mankiewicz reconoció reiteradamente las similitudes que la protagonista tenía con Rita Hayworth, hija de bailarines hispanos y que tras triunfar en el cine se casó con el príncipe Aga Khan, pero después ha resultado imposible no identificar a la Condesa Torlatto Favrini, antes María D'Amata (como actriz) o simplemente María Vargas como "bailaora" con la vida de Ava Gardner, la actriz que le dio vida en la pantalla. Ava era de orígenes campesinos, fue descubierta por casualidad y moldeada hasta el milímetro para conseguir hacer de ella una estrella, pero nunca supo adaptarse a las ataduras de la industria cinematográfica y siempre luchó intensamente por su independencia, así, esa irrenunciable búsqueda de la libertad que muestra la protagonista, de no olvidar sus orígenes, de librarse de corsés e intentar vivir a su propio ritmo, cuadran como un guante con el sentir de Ava y así creo que lo vemos y sentimos todos los que admiramos a la Gardner. Es posiblemente su mejor papel cinematográfico y a pesar de ello el director se quejaba de no haberle podido sacar todo su potencial:

"Ava Gardner es una mujer muy impulsiva, muy natural, pero no fui capaz de sacar de ella una buena interpretación. No la ayudé demasiado y no me di cuenta de lo nerviosa y sensible que era. Estaba muy insegura al hacer un personaje tan difícil, y le fallé al no darle la seguridad que necesitaba. En cierta ocasión, la insulte delante de todo el equipo -medio en serio, medio en broma-, y no me lo perdonó nunca, se encerró en una cáscara que no pude romper. Lo sentí mucho. Un comentario que creí que le iba a relajar surtió un efecto completamente opuesto y nunca volvió a confiar en mi"
 
 
También hablaba Mankiewicz de las difíciles relaciones entre Ava Gardner y Humphrey Bogart:
"La detestaba. Decía que no le sugería nada y como actriz le parecía negada. Sus escenas juntos se repitieron infinidad de veces"

Y de las que también existieron entre el propio director y Bogart: "…. Presumía de no aprenderse nunca el dialogo. Conmigo lo aprendió. Era un ser imprevisible, grosero y mal educado". A pesar de ello el actor siempre tuvo la película como uno de sus mejores tres trabajos.
 
 

No podemos olvidar al actor Edmond O'Brian que se llevo el Oscar al mejor actor secundario por su papel del sudoroso relaciones publicas Oscar Mulldon.

Pero la película más que un retrato de simples personajes es sobre todo un retrato de Hollywood, de sus entrañas, de lo que ocurría en sus fiestas y alcobas, de la mentira adornada de oropel. Hollywood no lo vio con buenos ojos y sometió el montaje final a sus propios intereses. Sin el apoyo necesario la película fue un relativo fracaso, a pesar de lo cual hoy es una obra ampliamente valorada y reconocida. Mankiewicz quería contar su propia versión de todo lo que ve a su alrededor y el personaje de Harry Dawes, al que da vida vida Bogart, se convierte en su alter ego: "Yo hablo a través de él. Todo lo que dice son cosas que he dicho alguna vez"… "Muchas cosas que le concernían fueron cortadas durante el montaje, en particular cuando él hablaba de su oficio. Me inspiré en varios directores que he conocido, verdaderos hollywoodienses, como Gregory La Cava, Howard Hawks, Eddy Sutherland, William Wellman… Harry Dawes, desde el punto de vista de la verdad, es quizás mi personaje favorito"
 
 

Con el tiempo, Mankiewicz, criticaba su propia obra y se arrepentía de no haber logrado la versión que tenía en mente por presiones de la industria:

"Quisiera escribir "La condesa descalza" ahora. La concebí en una época en la que no estaba permitido escribir el tema como era necesario. Fue la historia de una cenicienta hollywoodiense que se casa con un príncipe y descubre que es homosexual. Pero esto no podía ser tratado en la pantalla. No podía incluso decir que era impotente sin pasar por esa mala literatura de las heridas de guerra… Fue necesario poner mucha atención en las palabras que se empleaban"
 
 

La película avanza a base de continuos flashbacks que van poco a poco definiendo el puzzle del personaje, tal y como ocurría en "Ciudadano Kane". Allí empezaba con la muerte de Kane y su famoso "Rosebud", aquí con un travelling sobre el cementerio en el que se acaba de enterrar el cuerpo de la que nunca renunció a ser María Vargas y a caminar descalza (algo que también le gustaba a Ava Gardner y ponía de los nervios a su marido Artie Shaw). Una voz en off nos cuenta:
"Me llamo Harry Dawes. Soy guionista y director de cine desde hace tanto tiempo que ya ni me acuerdo. Se remonta a la época en que el cine no tenía más que dos dimensiones, o una sola dimensión o, en ocasiones, ni siquiera una…"
 
Ahora es momento de que le den al play en sus casas y sigan aventurándose en la vida de María Vargas
 
 

FICHA DE LA PELÍCULA:
TÍTULO: La condesa descalza - The barefoot contessa
1954 - EEUU - 128 minutos
DIRECTOR: Joseph L. Mankiewicz
REPARTO: Humphrey Bogart, Ava Gardner, Edmond O'Brien, Marius Goring, Valentina Cortese, Rossano Brazzi, Elizabeth Sellars, Warren Stevens, Franco Interlenghi, Mari Aldon, Bessie Love
PRODUCTORA: United Artists
PREMIOS:
1954: Oscar: Mejor actor secundario (Edmond O'Brien). 2 nominaciones
1954: Globos de Oro: Mejor actor de reparto (Edmond O'Brien)


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