jueves, 27 de junio de 2013

Francisco Bejarano - Poemas



Francisco Bejarano, nacido en 1945 en Jerez de la Frontera, es un gran poeta y escritor, reconocido como una de las voces fundamentales de la generación del 70. Para muchos, su obra viene determinada por la musicalidad de su verso y un justo equilibrio entre la belleza poética y la emoción. La desilusión del amor, la infancia, el marchar del tiempo, la melancolía y el "yo" mismo forman parte de los temas abordados en sus versos por los que recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1989, en concreto por su obra "Las Tardes", una obra que si bien es definida como un libro crepuscular y elegíaco o lo que es lo mismo un libro de amor a la vida, el propio autor declararía sobre la misma: "Las tardes está escrito con ironía y humor. Antes escribía seriamente y tomarse las cosas en serio no es serio, no es creíble".

Francisco Bejarano desarrolla también una solida e interesante labor como articulista lo que le vale la consecución de los premios "Julio Camba" y el "José María Pemán". Él mismo definió su obra hace tiempo como "Un conjunto de grandes silencios y grandes charlatanerías", y al que el ejercicio de escribir le resulta una válvula de escape a sus propias inquietudes: "He intentado siempre que la vida y la literatura en mí no se entremezclen, aunque inevitablemente tengan que ver". Como podremos ver en los poemas que añadimos al final de esta pequeña semblanza hay una veta personal de gran calado que habla a flor de piel del propio autor.

Acabo de leer su obra "Manual del lector y del escritor modernos" (Editorial Renacimiento -1999), un libro que aborda con fino humor todo lo concerniente al mundo del libro y en el que abundan las frases e ideas luminosas, aderezadas con una visión muy particular del universo literario que sin duda conoce a la perfección, resultando un verdadero deleite su atenta lectura. Como el mismo dice: "leer es una fiesta, con sus riesgos, o no es nada". En cualquier momento pondremos algunos fragmentos realmente interesantes.

Para terminar os dejo unas líneas que aparecen en la contraportada de "Las tardes": "Si es cierto que las cosas que le ocurren a un hombre les ocurren a todos los hombres, no es menos cierto que son muy pocos los hombres que alcanzan a comunicarnos con belleza esas cosas. Francisco Bejarano es uno de ellos".


ARIA DE BRAVURA
Yo no quise la turbia
soledad de los versos,
sino la vida clara
sin reflejarla en ellos.
Conocer las desdichas
por los libros ajenos
en la plaza y el retiro
de mis días benévolos.
No pude. Aparecía
un pájaro siniestro
y yo le hacía frente
con las armas que tengo.

(Del libro "Las tardes" 1988)


ME DICEN QUE NO ESCRIBO VERSOS. CREEN…
Me dicen que no escribo versos. Creen
que abandonado por la Poesía
en las noches estériles persigo
un fantasma que es una sombra mía.

¿Quién se atreve al dolor de hablar con alguien
si es uno mismo, tras la luna fría
de un espejo pulido al que se asoma
la imagen fiel de la melancolía?

Toda la soledad de la existencia
con los versos entró en mi casa un día.
Siempre que pude le cerré las puertas
a una visita que me malhería.

(Del libro "El regreso" 2002)

VIDA RETIRADA
Nada tengo para vosotros, nada.
¿Estos versos, quizá? No son ya míos
y no se puede dar lo que no es propio.
Qué son los versos sino la manera
de engañarnos a solas, de decirnos
que fuimos inmortales como dioses
en un reino guardado en la memoria.
No quise escribir versos porque oigo
en cada uno el nombre de una lágrima,
el nombre de una pérdida, el sonido
de una voz que deseo, como un eco
que juega con nosotros y responde
desde lejos, desde el lugar contrario
donde estuve seguro de encontrarla.
Pero una tarde me dejaron solo
con el dolor oscuro de una herida
que no podía restañar. No estaba
visible en parte alguna de mi carne,
pero sé dónde están las cicatrices:
en estos versos sin deseo escritos
en suaves palabras que no curan.

(Del libro "El regreso" 2002)


DECÍA MI PADRE
Este niño, tan triste, que se pasa los días
en silencio mirando el mar al sol poniente.
¿qué piensa, solitario, mientras van sus hermanos
-risas entre los pámpanos- a sus juegos y burlas?

Este niños si ahora la soledad conoce
y tiene esa mirada para los que lo quieren,
¿qué hará cuando esté solo, de verdad, y sin nadie
a quien pidan auxilio sus infantiles ojos?

Este niño que ha visto la vida tan temprano
-mi dolor y mi gloria-, que se aísla en los atlas
y hace listas inútiles de ciudades remotas
o árboles genealógicos de dioses y de reyes;

¿cuál será su destino, mujer, si piensa ajeno
el mundo nuestro y mira como a seres extraños
a los que somos suyos, y causa pesadumbre,
y pretende encontrar su origen en los libros?

(Del libro "El regreso" 2002)


UN JUEGO PELIGROSO
Para curarme de melancolía
escribí versos: no sirvió de nada.
Quien sufre de nostalgia se acomoda
a convivir con ella y no la vence
aunque mienta inventándome la vida.

Perdí la juventud por desdeñoso,
Despilfarré mi paz para ser sabio
Y malgasté mi ingenio en lides vanas.
Mas nada conseguí, sólo el espejo
Que guarda y que sostiene mi demonio.

Me lo acerca cruel de madrugada.
Me despierta de un sueño en el que un niño
ríe en su eternidad despreocupado.
"Mira, pues me llamaste, hasta qué extremos
de soledades te llevó tu orgullo"

(Del libro "El regreso" 2002)

CIUDAD
CUANDO un hombre maduro, con las primeras lluvias,
recorre esta ciudad que en otro tiempo viera
pasar su juventud, y reconoce en ella
-perfumada y astuta- sus eternos encantos,
puede reconciliarse con su visión hermosa.
Pero cuando comprende las sombras que en alma
le dejó su belleza, por las húmedas calles
que abrillantan la pálida luz de las farolas
-y sin dejar de amarla porque ya no es posible-,
advertido y cansado retorna a su retiro

(Del libro "Las tardes" 1988)


Esta entrada está tomada de la página del escritor José Manuel Pérez Padilla, que os recomendamos sin reservas que visitéis. Os dejo el enlace: http://www.facebook.com/PerezPadilla.Novelas?ref=ts&fref=ts

2 comentarios:

  1. Cómo la música,la poesía es y será siempre ese último refugio al que se acude buscando paz, belleza, tal vez algo de sosiego.También en estos versos, tan hermosos como desasosegados

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