miércoles, 5 de diciembre de 2012

Albert Camus.- Cartas a un amigo alemán (fragmentos)



… Pero hoy, mis respuestas serían más seguras. “¿Qué es la verdad?”, decía usted. Sin duda, pero al menos sabemos lo que es la mentira: es precisamente lo que nos han enseñado ustedes. ¿Qué es el espíritu? Conocemos lo contrario, que es el asesinato. ¿Qué es el hombre? Pero ahí, alto, porque lo sabemos. El hombre es esa fuerza que acaba siempre expulsando a los tiranos y a los dioses. Es la fuerza de la evidencia …

(Segunda carta)

… Yo, por el contrario, he elegido la justicia para permanecer fiel a la tierra. Sigo creyendo que este mundo no tiene un sentido superior. Pero sé que algo en él tiene sentido y es el hombre, porque es el único ser que exige tener uno. Este mundo tiene al menos la verdad del hombre y es misión nuestra dotarle de razones contra el propio destino …

...Cómo es posible que hayamos sido tan semejantes y hoy seamos enemigos, cómo he podido estar a vuestro lado y por qué ahora todo se ha acabado entre nosotros…

(Cuarta carta)


…Hemos necesitado todo este tiempo para ver si teníamos derecho a matar hombres, si nos estaba permitido incrementar la atroz miseria de este mundo

(Primera carta)

Wittgenstein.- citas



"Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo."

"Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente. Todo lo que sé es aquello para lo que tengo palabras."

Imagen: Magritte.- El ojo

Miguel de Unamuno.- 'La utopía vital quijotesca''




No crees, mi amigo, que hay por ahí muchas almas solitarias a las que el corazón les pide alguna barbaridad, algo de que revienten? Ve, pues, a ver si logras juntarlas y formar escuadrón con ellas y ponernos todos en marcha -porque yo iré con ellas y tras de ti- a rescatar el sepulcro de don Quijote, que, gracias a Dios, no sabemos dónde está. Ya nos lo dirá la estrella refulgente y sonora. (...)
En marcha, pues, y ten en cuenta no se te metan en el sagrado escuadrón de los cruzados, en el sagrado escuadrón de los cruzados, bachilleres, barberos, curas, canónigos o duques disfrazados de Sanchos. No importa que te pidan ínsulas; lo que debes hacer es expulsarlos en cuanto te pidan el itinerario de la marcha, en cuanto te hablen del programa, en cuanto te pregunten al oído, maliciosamente, que les digas hacia dónde cae el sepulcro.
Sigue a la estrella. Y haz como el caballero: endereza el entuerto que se te ponga delante. Ahora lo de ahora y aquílo de aquí.
¡Poneos en marcha ¿Qué adónde vais? La estrella os lo dirá: Al sepulcro! ¿Qué vamos a hacer en el caminomientras marchamos? ¿Qué? ¡Luchar! ¡Luchar!, y ¿cómo?
¿Cómo? ¿Tropezáis con uno que miente?, gritarle a la cara: ¡mentira!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que roba?, gritarle: ¡ladrón!, y ¡adelante!
¿Tropezáis con uno que dice tonterías, a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta?, gritarles: ¡estúpido!, y ¡adelante! ¡Adelante siempre!

Imagen.- Gustavo Doré.- Ilustración para El Quijote

F. Nitezsche.- Humano demasiado humano




" Quien ha alcanzado la libertad de la razón, aunque sólo sea en cierta medida, no puede menos que sentirse en la tierra como un caminante, pero un caminante que no se dirige hacia un punto de destino pues no lo hay. Mirará, sin embargo, con ojos bien abiertos todo lo que pase realmente en el mundo; asimismo, no deberá atar a nada en particular el corazón con demasiada fuerza: es preciso que tenga también algo del vagabundo al que agrada cambiar de paisaje. Sin duda ese hombre pasará malas noches, en las que, cansado como estará, hallará cerrada la puerta de la ciudad que había de darle cobijo; tal vez incluso como en oriente, el desierto llegue hasta esa puerta, los animales de presa dejen oír sus aullidos tan pronto lejos como cerca, se levante un fuerte viento, y unos ladrones le roben sus acémilas. Quizá entonces la terrible noche será para él otro desierto cayendo en el desierto y su corazón se sentirá cansado de viajar. Y cuando se eleve el sol de la mañana, ardiente como un airado dios, y se abra la ciudad, puede que vea en los ojos de sus habitantes más desierto, más suciedad, mas bellaquería y más inseguridad aún que ante su puerta, por lo que el día será para él casi peor que la noche. Es posible que a veces sea así la suerte de este caminante. Pero pronto llegan, en compensación, las deliciosas mañanas de otras comarcas y de otras jornadas, en las que desde los primeros resplandores del alba, ve pasar entre la niebla de la montaña a los coros de las musas que le rozan al danzar; más tarde sereno, en el equilibrio del alma de la mañana antes del mediodía y mientras se pasee bajo los árboles, verá caer a sus pies desde sus copas y desde los verdes escondrijos de sus ramas una lluvia de cosas buenas y claras, como regalo de todos los espíritus libres que frecuentan el monte, el bosque y la soledad, y que son como él, con su forma de ser unas veces gozosa y otra meditabunda, caminantes y filósofos. Nacidos de los misterios de la mañana temprana, piensan qué es lo que puede dar al día, entre la décima y la duodécima campanadas del reloj, una faz tan pura, tan llena de luz y de claridad serena y transfiguradora: buscan la filosofía de la mañana. "

Imagen: Caspar Friedrich.- Caminante sobre un mar de nubes

Platón,. El mito de la caverna




"(…) compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.

Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos …¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
…Entonces no hay duda -dije yo- de que no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras…

…qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, …¿qué crees que contestaría si le hablaran de alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera,..? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?”

Poema de Manuel Altolaguirre



MANUEL ALTOLAGUIRRE (1905-1959) - España
Solo sé que estoy en mí.



Sólo sé que estoy en mí
Y nunca sabré quién soy,
Tampoco sé a dónde voy
Ni hasta cuándo estaré aquí.

Vestido con vida o muerte
O desnudo sin morir,
En los muros de este fuerte
Castillo de mi vivir,

O libre por los confines
Sepulcrales de los cielos,
Desgarrando grises velos,
Ignorante de mis fines,

No sé qué cárcel espera
Ni la libertad que ansío,
Ni a qué sueño dará el río
De mi vida cuando muera.

Cabeza de la escultura "Pierre de Wissant" obra de Auguste Rodin.